Colombiano condenado injustamente por homicidio en Estados Unidos recibirá una indemnización de más de 87 mil millones de pesos

De la indemnización que recibirá, a la ciudad de Nueva York le corresponde el pago de 12.8 millones y al Estado, por su parte, 4.8 millones

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Ahora, que se demostró que no tuvo nada que ver con ello, recibirá 18 millones de dólares, es decir, más de 87 mil millones de pesos
Ahora, que se demostró que no tuvo nada que ver con ello, recibirá 18 millones de dólares, es decir, más de 87 mil millones de pesos

Tras siete años de la anulación de su condena, el colombiano Johnny Hincapié recibirá una indemnización por parte de las autoridades estadounidenses. El hombre, es de recordar, fue acusado de haber asesinado a un turista en Nueva York cuando tenía 18 años. El homicidio de aquella persona, identificada como Brian Watkins, ocurrió durante el año 1990, sin embargo, el colombiano siempre defendió su inocencia. Ahora, que se demostró que no tuvo nada que ver con ello, recibirá 18 millones de dólares, es decir, más de 87 mil millones de pesos.

Hincapié estuvo preso en territorio norteamericano durante 25 años de su vida. Argumentó que fue privado de su libertad luego de que fuera golpeado y obligar a confesar que era culpable, aún y cuando no habían pruebas en su contra. En el 2015 un juez decidió dejarlo en libertad tras anular su condena. De la indemnización que recibirá, a la ciudad de Nueva York le corresponde el pago de 12.8 millones y al Estado, por su parte, 4.8 millones. En la actualidad, Johnny tiene 50 años de edad y vive con su familia en Florida.

“Nunca he olvidado la pérdida que sufrió su familia (...) Soy afortunado de que mi inocencia ha sido reconocida finalmente por mi ciudad y mi estado, y miro hacia adelante al nuevo capítulo de mi vida con mi familia”, comentó el colombiano. “Realmente él es la última víctima en este caso porque tomó mucho tiempo que finalmente reconocieran que era inocente”, destacó, por su lado, el abogado Gabriel P. Harvi a The Associated Press. Según su equipo de defensa, “sufrió intensa angustia y dolor emocional y mental a consecuencia de ser castigado por delitos que no cometió”.

 En el aeropuerto, dijo él, por ser colombiano, lo arrestaron por sospecha de ingresar sustancias ilegales a ese país
En el aeropuerto, dijo él, por ser colombiano, lo arrestaron por sospecha de ingresar sustancias ilegales a ese país

En un comunicado dirigido a la opinión pública, Nick Paolucci, portavoz del Departamento de Derecho de la Ciudad de Nueva York, puntualizó que el acuerdo al que se llegó “resuelve un añejo caso civil que involucra un crimen horrendo. Con base en los hallazgos del fiscal de distrito y nuestra revisión, este acuerdo es justo y es lo más conveniente para todas las partes”.

“Me siento aliviado, exaltado, estoy muy contento (…) Mis oraciones fueron escuchadas. Lo único que quiero ahora es reiniciar mi vida sin preocupaciones, trabajar y compartir mucho tiempo con mi familia (...) Yo no estaba allí, en el andén donde tuvo lugar el crimen, nunca debería haber pasado 25 años en la cárcel”, añadió Hincapié al salir de la corte de Manhattan. Los hechos ocurrieron, exactamente, el 2 de septiembre del año 1990.

La víctima de los hechos, dice el expediente, fue golpeada por un grupo de seis asaltantes. Él, proveniente de Provo, Utah, se encontraba en la ciudad, con sus padres, porque se dirigían a ver un partido de tenis. Los asaltantes le quitaron a aquella familia 200 dólares en efectivo. El ciudadano fallecido intentó defender a sus padres y terminó con una grave herida en el pecho.

El pasado mes de octubre, aterrizó en Bogotá Andrés Felipe Ballesteros, un ciudadano colombiano que estuvo privado de su libertad en una cárcel de Tanzania durante ocho años. Es de recordar que la vida de ese hombre cambió en agosto de 2014 cuando, de cumpleaños, se fue a conocer ese territorio de África. Quería conocer las islas paradisiacas de Tanzania, Zanzíbar y Mafia, en el océano Indico. En el aeropuerto, dijo él, por ser colombiano, lo arrestaron por sospecha de ingresar sustancias ilegales a ese país.

“Fue muy doloroso. He estado al frente de todo ocultando cosas porque mis padres no saben lo que está viviendo Andrés allá. Sufrió cinco veces de malaria, estuvo a punto de morir, pasó por martirios, golpes, el desarraigo total, es una cosa demencial. Andrés es una persona joven que hasta hace poco pensaba que solo un milagro podía sacarlo”, relató su hermano Juan Carlos Ballesteros.

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