Alertan del auge de casas webcam en zonas fronterizas entre Colombia y Venezuela

Entre 2021 y 2022 se entrevistaron a 500 ciudadanos venezolanos que ejercen como empleabilidad directa la actividad sexual como forma de subsistencia

Guardar
12.000 personas se dedican a
12.000 personas se dedican a esta actividad comercial. Foto: archivo

Un estudio realizado a la población inmigrante venezolana en Colombia evidenció un crecimiento en las conocidas ‘casas webcam’, por la participación directa de estas comunidades en las zonas fronterizas, donde cerca de 12.000 personas se dedican a esta actividad comercial.

‘Sexo por supervivencia’ es el estudio presentado, hoy 5 de diciembre de 2022, en Nueva York por parte de la organización Aid for Aids, la cual cumple con el acompañamiento y apoyo de comunidades vulnerables afectadas por el VIH y que efectúan campañas de auxilio a las personas que ejercen este tipo de trabajos sexuales.

Según el estudio realizado entre 2021 y 2022 por parte de la sección colombiana de la ONG, se entrevistaron a 500 ciudadanos venezolanos que ejercen como empleabilidad directa la actividad sexual como forma de subsistencia.

Las zonas fronterizas han sido las mayormente afectadas por el modelo de negocio, donde la población migrante se dedica a grabarse en actividades sexuales, con contenidos tanto heterosexual como homosexual, para luego venderlo a consumidores extranjeros que pagan por minuto de conectividad.

Por su parte, el fundador de Aid for Aids, Jesús Aguais, resaltó que parte del objetivo de presentar este estudio en Nueva York, es generar una alerta de lo que está ocurriendo en el territorio colombiano.

Asimismo, el aviso de prevención se presenta por el hecho que Nueva York ha recibido miles de refugiados venezolanos que buscan sus propias maneras de sobrevivir en suelo norteamericano.

Conforme al informe presentado, solo en las poblaciones fronterizas de Cúcuta y Villa del Rosario se pueden hallar entre 800 y 1.000 casas dedicadas al negocio denominado como: modelaje webcam, y en cada una de estas laboran grupos de 5 a 20 personas, entre los 16 y 25 años de edad.

Cabe resaltar que esta actividad no es considerada como ilícita, puesto que, sus participantes ejercen estas labores de manera voluntaria. La Policía Nacional ha intervenido especialmente cuando existe evidencia que en estos lugares se practica la trata o explotación a menores de edad.

De acuerdo con lo presentado por Aid for Aids, el gran impacto que ha tenido este tipo de contenido para adultos ha enmarcado toda una línea de tendencia que ha conllevado a que cada vez más existan nuevos espacios como este.

Además, según los testimonios recogidos por la organización, al existir tanta competencia los precios se han visto afectados, logrando una desvalorización de la misma, lo que ha provocado que las prácticas que allí se ejercen sean cada vez más extremas, siendo estás mejor pagadas por su fuerte contenido de masoquismo y fetichismo.

Otro de los puntos resaltados en el informe presentado por la organización es que las mujeres o los transexuales son las personas más vulnerables a practicar estas actividades como manera de supervivencia.

Tras recoger varios aspectos en los testimonios, la organización ha detallado que varias de las circunstancias están dadas por la ausencia de documentos, carencia de empleabilidad, falta de instituciones de inserción laboral y desinformación sobre medios de asistencia social.

Un 14 % de las entrevistas realizadas, en este caso mujeres, añaden cómo los distintos funcionarios de migración o del orden público les han forzado a mantener relaciones sexuales, o practicarles sexo oral, a cambio de ofrecer un servicio al que tienen derecho directo.

Del total de inmigrantes encuestados, la cantidad media de personas con las que han mantenido una relación sexual es de 16, y una cuarta parte de ellos reconocen haber practicado actividades sexuales sin preservativo, con el consiguiente peligro de adquirir algún tipo de enfermedad por transmisión sexual.

Finalmente, varios de los encuestados creen que carecen de los derechos más elementales solo por ser inmigrantes ilegales, y por esta razón, no se atreven a denunciar cuando sienten o se encuentran en situaciones de humillación, dominación, sometidos por mafias o maltratados por algún cliente.

Seguir leyendo:

Guardar