Uno de los proyectos inmobiliarios más controvertidos de Colombia ha sido el Bogotá Downtown Bacatá (BD Bacatá), el edificio más alto de Colombia, ubicado en la calle 19 con carrera sexta, en el centro de la capital. Luego de que en 2011 iniciara su construcción, esta no se ha concluido tras once años. Aunque ha sido el escenario de diversas polémicas por parte de sus inversionistas, este viernes 2 de diciembre se hizo viral la experiencia de una residente por primera vez. Para ella, el edificio no es habitable y su estructura es inestable.
A través de su cuenta de Twitter, la usuaria Diana Gómez —cuyo nombre de usuario es @cosmicienta— narró la desagradable experiencia de vivir en el rascacielos, que en un principio sería un complejo hotelero pero ahora arrienda los espacios a particulares. En primer lugar, mencionó que algunas de las comodidades anunciadas a los posibles arrendatarios realmente no están disponibles: “el edificio dice que cuenta con gimnasio, terrazas, lavandería, salones comunales y NADA de eso existe”.
Por otro lado, es razonable que un edificio que cuenta con 67 pisos tenga ascensores. Si bien Gómez dijo que hay cuatro ascensores, añadió que “a veces sirven dos, se dañan cada dos días y para rematar se descuelgan, me ha pasado tantas veces que ya sé en qué piso paran”. Además, la usuaria contó que el ascensor se inundó en las últimas semanas por las fuertes lluvias. “El techo estaba lleno de agua y era el único que servía para 53 pisos”, contó.
“Esta mañana me quedé encerrada 20 minutos en el ascensor con el de mantenimiento, quien me dijo que todos los días está de 5 de la mañana a 1 de la mañana y que ellos le advirtieron a los propietarios de esos pisos que no podían arrendar”, dijo Gómez.
La usuaria Daniela Agudelo añadió: “cuando quieras te cuento como me tocó bajar 15 pisos con dolores de parto por falta de ascensores. El lugar está caído y desde ciertos apartamentos tiene una vista que parece la de una cárcel”.
Según la denuncia de Gómez, los apartamentos más grandes —cuyos cánones de arriendo oscilan entre los 2.5 y los 8 millones de pesos— acaparan la energía eléctrica del resto del edificio. Entonces, los arrendatarios de espacios más pequeños sufren cortes de luz más de diez veces al día. Dada la altura del edificio, es necesario contar con energía eléctrica para surtir agua y utilizar las estufas y calentadores; entonces, sin electricidad, toda la casa queda inutilizable.
En uno de esos cortes súbitos de electricidad se dañó su computador y la fuente de agua de sus gatos. “Los arrendadores saben de todos los problemas que hay y cuando uno se pasa a vivir acá es que se da cuenta que hasta la estufa sirve solo de adorno. Cuando recién me pase a este piso era la única, entonces no tenía tantos problemas como ahora que el edificio está casi lleno, al estar lleno se sobrecarga ese transformador de donde se roban la luz y entonces no hay luz ni agua ningún día”, mencionó la usuaria.
Al reclamar por los servicios deficientes y los daños de sus aparatos eléctricos, no recibió una respuesta del dueño del apartamento, la administración o la compañía aseguradora. “Todos se lavaron las manos. Yo no sé quién me tiene que responder, pero alguien tiene que pagar. Si yo no pago el arriendo a mi sí me van a poner problema, y ¿quién me responde por los daños de un apartamento por el que pago un montón de plata y es inhabitable?”, reclamó Gómez.
Además, la usuaria aseguró que el edificio es inestable y le preocupan sus grietas. “Yo digo que este edificio se va a caer, es normal que suenen los edificios, pero lo que pasa acá no es normal, hace unos días sonó tan feo que todo el techo del apartamento se agrietó, las paredes también, yo que soy bien chismosa me fui por las escaleras y se están cayendo”, recordó.
Luego de la denuncia, varios habitantes del edificio reclamaron que sufren los mismos inconvenientes y reconocieron que Gómez ha instalado en las áreas comunes varios letreros, con los que intenta disuadir a posibles arrendatarios, ya que los propietarios ocultan los problemas de la edificación para atrapar incautos. “Nunca hay luz, no sirve nada, nunca hay agua, este edificio es una estafa”, se lee en los carteles que, dice ella, son retirados por los vigilantes.
Hasta el momento, ni los administradores ni los inversionistas han hecho comentarios al respecto. Sin embargo, ya se conoce que estos últimos han instaurado recursos legales a la constructora por presunto fraude.
SEGUIR LEYENDO: