El día de ayer, sábado 3 de diciembre, se dio a conocer un aterrador caso de violencia sexual y racismo del que serían víctimas dos menores de 5 y 9 años de edad y su madre, una docente afrodescendiente que logró establecerse laboralmente en una institución educativa en jurisdicción del municipio de Paya (Boyacá).
Ante el detalle de la grave denuncia que se hizo pública, la vicepresidenta Francia Márquez Mina rechazó desde sus redes sociales este acto de violencia y, a su vez, llamó a las autoridades por medio de sus redes sociales a investigar este caso.
“El racismo mata, daña familias y sociedades. Rechazo absoluto a todo tipo de violencia racista, es nuestro compromiso luchar contra este flagelo, que existe con fuerza en nuestro país y no nos permite vivir en paz y dignidad. Solicito a la Fiscalía General de la Nación investigar este caso”, precisó la vicepresidenta.
Los acontecimientos que referenció la vicepresidenta habrían ocurrido en el corregimiento de Morcote, perteneciente al municipio de Paya (Boyacá). Lugar donde, al parecer, la docente afrodescendiente y sus hijos, dos menores de 5 y 9 años de edad, habrían sido víctimas de discriminación y luego, los menores de aberrantes situaciones de violencia sexual.
De acuerdo con la denuncia de la madre, Kerlin Murillo Mena, mujer que se desempeñaba como profesora de inglés en la Institución Educativa El Rosario, la serie de ataques se originaron por el color de su piel, según relató a la Revista Semana, medio de comunicación por el que se hizo pública esta situación.
“Nos atacaron por pertenecer a la población negra y afrodescendiente. Por la pigmentación de nuestra piel fuimos agredidos de todas las formas, hasta el punto de que mis hijos fueron abusados sexualmente”, señaló Kerlin Murillo.
Además, la madre asegura que, desde que el colegio entró a la presencialidad, los actos de discriminación en contra de sus hijos se agudizaron mucho más. “Efectivamente no les caí bien simplemente por mi pigmentación de piel”, recuerda Kerlin que desde ese momento sintió cómo la comunidad la segregó racial y socialmente.
Luego, cuenta en detalle cómo algunas personas accedieron de manera cruel a Keiner Joel Córdoba, de 5 años y Keyler Yojackson Córdoba, de 9 años de edad, quienes se matricularon en la misma institución educativa en la que su madre ofrecía clases de inglés a los cursos de bachillerato.
“Comenzaron por echarle orín en la boca a Keiner, el de preescolar. A meterle el pene en la boca, lo accedían carnalmente metiéndole el pene en su ano y le golpeaban. En una de las agresiones, cuando el niño no quería dejarse, le amarran el pene con una cabuya y lo tiran. Aún dice que le duelen los testículos. Lo subían a la parte alta del tobogán para tirarlo al vacío, ocasionándole una fractura en el cráneo que hasta hoy persiste. Ha deteriorado el proceso cognitivo de mi hijo”, contó la mujer al medio citado.
Semana sostuvo que estableció haber tenido contacto con el rector del colegio, Jorge Humberto Cuy Niño, a quien la madre responsabiliza de ordenar los ataques que padecieron sus hijos.
Al respecto, el rector aseguró que las acusaciones de Kerlin Murillo son una “blasfemia”, contrario a perpetrar estos actos, dijo que, desde el desempeño del colegio, se procuró cumplir la ruta de atención en temas de racismo, siendo él, según menciona, alguien que recuerda con mucho aprecio a la docente.
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