Universitarios del centro de Bogotá están siendo acechados por criminales

Las autoridades de Bogotá le siguen la pista a las ollas de microtráfico dedicadas a la distribución en zonas universitarias de la capital, pues este tipo de negocios son de estructuras criminales que, no solo se dedican a vender alucinógenos, sino que nutren el negocio del hurto y la intimidación a jóvenes universitarios.

En el sector universitario que junta a instituciones como los Andes, el Externado, la Universidad Jorge Tadeo, el Rosario, la Central, y la Universidad de América; en la popular zona de la ciudad han estado constantemente amenazados por bandas criminales y por las que temen su seguridad.

De acuerdo con información del diario El Tiempo, los delincuentes que emergen de la calle 19 y a otros, los grupos que se esconden en los cerros orientales de Bogotá.

Por su parte, el exsubsecretario de Seguridad de Bogotá, Andrés Nieto, explicó que a pesar de que estas universidades que se ubican en los corredores del centro de Bogotá, y llevan más de 10 años creando un espacio con caminos seguros, con ayuda de empresas de vigilancia y Policía. “Los delincuentes rápidamente han identificado horas, puntos y días para sus ataques y rápidamente los cambian cuando hay algún dispositivo de vigilancia o permanencia”, resaltó.

De igual manera, el exfuncionario Nieto menciona tres elementos fundamentales para que los espacios universitarios sean propicios para el delito. En primera instancia, la alta afluencia hace que sea una zona ‘fija de botín’, esto quiere decir que, es un lugar más que seguro para que el ladrón adquiera un elemento.

Otro factor importante para los delincuentes es el perfil del joven universitario, pues se caracterizan por tener bajo su poder artefactos de valor como computador portátil o elementos de su carrera. Además, un último elemento que facilita la delincuencia es la presencia de establecimientos de rumba y ocio, las cuales se encuentran ubicadas aledañas a las instituciones universitarias.

Según Andrés Nieto estos aspectos son consecuencia a riesgos como el alcohol, la droga y la afluencia de jóvenes de diferentes universidades que son las posibles víctimas. “Las zonas de rumba que siempre se establecen cerca de universidades son el escenario perfecto para la venta de SPA (sustancias psicoactivas), que además ya sobrepasan marihuana y cocaína a más de 47 sustancias que incluyen las sintéticas”, relató.

Las cifras reveladas por la cartera de seguridad distrital durante los primeros 10 meses del año, en la localidad de La Candelaria, donde se ubica la zona universitaria, se presentaron 426 hurtos de celulares, de los cuales 110 fueron jóvenes entre los 20 y los 24 años, y un grupo de 73 casos, que oscilaban entre los 25 y los 30 años.

Vale mencionar que, la ciudadanía bogotana se siente más insegura en 2022, según los resultados de la Encuesta de Percepción y Victimización de Bogotá (EPV) llevada a cabo por la Cámara de Comercio de la ciudad.

En comparación con las cifras obtenidas un año atrás en el mismo estudio, la percepción ciudadana en materia de inseguridad disminuyó once puntos porcentuales, luego de que en el año pospandémico alcanzara un 88 % en esta misma encuesta y durante el año en que se llevó a cabo el estallido social por el paro nacional derivado de las protestas por la reforma tributaria impulsada por el exministro de Hacienda Alberto Carrasquilla en el gobierno de Iván Duque Márquez.

Si bien la ciudad atraviesa momentos de incertidumbre por cuenta del acoso a mujeres en TransMilenio, los motoladrones y supuestas casas de pique que estarían operando en la localidad de Chapinero, el estudio identificó los lugares de la capital más inseguros y las circunstancias en las que las personas no se sienten tranquilas en la calle.

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