La Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (RAISG) y Mapbiomas publicó un informe sobre la situación de la Amazonía, el denominado pulmón del planeta tierra, que representa casi el 5 % del área continental mundial, y tiene injerencia en al menos 9 países, entre esos Colombia. El estudio compiló datos de las últimas 4 décadas, dando muestra del impacto que ha tenido el ser humano en este ecosistema, costándole afectaciones irreparables a la vegetación, por ende, a millones de especies, a glaciares que surten el agua para esta región, y como dichos espacios los han transformado para realizar actividades de agricultura y ganadería, que año tras año va en expansión, lo que podría tener serios impactos a nivel global.
Desde 1985 hasta el 2021, el Amazonas pasó de tener 490 mil kilómetros cuadrados de área deforestada a 1.250.000 Km², más del doble, siendo una destrucción sin precedentes, que a su vez le ha costado el 10 por ciento de su vegetación autóctona que representa el tamaño del estado de Texas en los Estados Unidos.
El dato no es menor, según la iniciativa Mapbiomas Amazonía, este ecosistema es prácticamente el 50 % de América del Sur, proporción similar de la que tiene en Colombia, siendo el cuarto país de la región con más participación en ese ecosistema, detrás de Brasil, Perú y Bolivia.
“Las pérdidas han sido enormes, prácticamente irreversibles y sin ninguna expectativa de cambio (...) Los datos son una luz amarilla y dan un sentido de urgencia a la necesidad de una acción internacional coordinada, decisiva y convincente”, señaló RAISG.
La trascendencia de este ecosistema es tal, que aporta agua gracias a los glaciares de los Andes amazónicos, que aportan agua no solo para la selva y demás organismos que habitan allí, también muchas comunidades humanas se ven beneficiadas por este preciado líquido, pero, el descongelamiento ya le ha costado el 46 % de su hielo, entre otras cosas, por el avance de la minería en este sector, que cual ha tenido un desbordado aumento de más del mil por ciento.
Estas son las afectaciones puntuales que se han visto en Colombia
Desde 1985 hasta el 2021, existe una pronunciada tendencia a la desaparición de la vegetación natural; de 48 millones de hectáreas, se han perdido 2,1 millones, cifra que corresponde al aumento del terreno para el uso antrópico, quiere decir, actividades que realiza el ser humano, principalmente las relacionadas a temas como la ganadería y la agricultura.
De 2,1 millones de hectáreas, se pasó a ocupar 4,8 millones; la mayor destinación de este terreno es para el pasto, cuyo incremento ha sido del 292 %, seguido por las actividades de agricultura, con el 39,9 %, pero el más desbordado, aunque no represente tanto en el espacio, es la minería, cuyo aumento ha sido del 1461 %.
“La Amazonía colombiana cubre 50.3 Mha, 89 % es vegetación natural y 9 % usos antrópicos, equivale al 44 % de la superficie total del país y al 6 % del límite RAISG; entre 1985 y 2021, perdió 5 % de bosques; el uso agropecuario y la silvicultura aumentó en 113 %. La minería al 2021 tuvo un incremento de 1461 % así como, la infraestructura urbana creció un 168% en los últimos 37 años”, detalla Mapbiomas.
Según Harlem Mariño, coordinadora de uno de los proyectos de RAISG, esto es una muestra clara de las repercusiones del uso de combustibles fósiles, que a su vez, tendrá serias implicaciones en el cambio climático:
“Esto significa que las emisiones de gases de efecto invernadero por el uso de combustibles fósiles continúan ejerciendo presión sobre los sumideros de carbono como la selva amazónica. Además, esta falta de acuerdos podría implicar la continuidad en la promoción de actividades de exploración de combustibles fósiles en la Amazonía, con la consecuente reducción en la disponibilidad de sumideros de carbono y el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas del cambio de uso del suelo y la posterior quema de estos combustibles fósiles”.
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