El presidente de Colombia, Gustavo Petro, hizo presencia en el evento dedicado al reconocimiento de las víctimas de masacres perpetradas por grupos paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) en los corregimientos de El Aro y La Granja, municipio de Ituango (Antioquia).
Este miércoles 30 de noviembre, en medio del discurso de mea culpa, el mandatario aseguró que los sitios de las masacres deben no deben ser estandartes del abandono, sino lugares que conjuguen la memoria, el arte y la belleza.
La masacre de La Granja tuvo lugar el 11 de junio de 1996, por parte de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU), y en ella fueron asesinadas cinco personas, entre campesinos y líderes sindicales sin relación alguna con organizaciones guerrilleras. La masacre de El Aro ocurrió el 22 de octubre de 1997, fue ordenada por Salvatore Mancuso y en ella acribillaron a 17 personas en estado de indefensión.
Las masacres de Ituango fueron presentadas ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) entre 1998 y 2000. La sentencia del tribunal internacional fue emitida en 2006 y, entre otras acciones de reparación, ordenó que se instaurara una placa que explique lo sucedido —en la que se afirme la responsabilidad del Estado colombiano— y que el presidente de la República reconociera públicamente dicha responsabilidad.
En el evento conmemorativo, que tuvo lugar 16 años después de la sentencia, fue destapada la placa con la consigna “estos hechos fueron perpetrados por paramilitares con apoyo de agentes estatales”. Además, Petro hizo el reconocimiento oralmente desde su cargo de presidente.
“En nombre del Estado colombiano, le pido a las víctimas, perdón. El Estado colombiano reconoce que los muertos no eran enemigos de nadie. Era gente humilde y trabajadora que los mataron porque sí, por designio del poder y que, en sus muertes en La Granja y en El Aro estuvo el Estado presente. Fue cómplice del asesinato el Estado, a través de funcionarios públicos pagados con los impuestos de toda la sociedad colombiana. Ordenó matar y quiso ocultar los autores —dentro del Estado y fuera del Estado— de ese asesinato”, dijo el jefe de Estado.
El mandatario no se quedó en esta petición de perdón. También aseguró que los lugares donde ocurrieron las masacres han sido abandonados sistemáticamente y tienen que cambiar. “Cómo así que hasta este momento no se puede llegar al Aro en un carro, y entonces para llevar materiales de construcción toca usar helicópteros? Entonces, ¿qué pasa con el territorio?”, reclamó el presidente.
Según Petro, ni siquiera la reivindicación del territorio ha sido posible en la gran mayoría de lugares donde ocurrieron masacres. Para él, pareciera que la intención fuera dejarlos “tirados, como si se quisieran ocultar, como si se quisieran quitar de la historia nacional”. Por eso, dijo que “los lugares de las masacres deberían ser hoy lugares hermosos: no para ocultar, sino para mostrar”.
Acto seguido, el presidente manifestó que “se nos impone un pacto de reconciliación. En esos lugares, mi gobierno debe crear lugares hermosos y esa es una orden aquí para los funcionarios: lugares hermosos para, si se llega allí, reflexionar, pensar, saber que no se puede repetir. El arte y la belleza van de la mano de la luz y de la paz. Nunca han ido de la mano de la oscuridad”, dijo Petro, al comparar estos escenarios con los memoriales del Holocausto que ha visitado en Europa. “No es una gran inversión del Estado, es simplemente una decisión política”, concluyó.
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