Desde el año pasado, Medellín ha sido el escenario de distintas muertes de extranjeros. En lo corrido del año, las autoridades han reportado 9 casos de turistas asesinados. Esa cifra fue mucho mayor en 2021: se registraron 27 víctimas que sufrieron hechos de violencia y de delincuencia en la capital de Antioquia.
De acuerdo con el diario El Colombiano, hay redes delincuenciales que se han fijado en los turistas extranjeros. Su modus operandi consiste en crear perfiles falsos en plataformas virtuales como Tinder, Bumble y Grindr para luego seducirlos, drogarlos, robarlos y, en los peores casos, matarlos.
El medio de comunicación detalló que cinco de las muertes están relacionadas con el consumo de licor y sustancias tóxicas, otros dos de los ciudadanos foráneos fallecieron bajo los efectos de la escopolamina y los casos restantes fueron víctimas de homicidios. “A esto se suma el asesinato de 45 venezolanos en Antioquia, de los cuales 26 fueron en Medellín”, precisó El Colombiano.
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El toxicólogo clínico de la Clínica CES, Julián Zapata Álvarez, precisó ante el diario por qué la escopolamina no es suficiente a la hora de cometer estos delitos. “Cuando se da sola, pura, el paciente se va a tornar rojo, caliente y agresivo, pero va a tener alteraciones de la memoria”, puntualizó el experto e indicó que para evitar que se ponga agresiva, “mezclan con otro tipo de sustancias o medicamentos”.
El experto también comentó que los casos de intoxicación suelen incrementarse en diciembre por las celebraciones navideñas. Al respecto, el coronel Henry Bello, subcomandante operativo de la Policía Metropolitana, afirmó ante El Colombiano que activaron un dispositivo de más de 1.000 hombres para garantizar la seguridad de los visitantes.
“Se dispuso, también, enviar volantes en distintos puntos de la ciudad para evitar que vayamos a ser víctimas de alguna conducta delictiva donde nos suministren estas sustancias”, agregó.
Los dos casos más recientes: Paul N’Guyen y Richard Even Clark
Una de las víctimas más recientes es Paul N’Guyen, un ciudadano estadounidense de origen tailandés que viajó a la capital antioqueña y conoció a una mujer a través de Tinder. En la noche del 10 de noviembre desapareció tras encontrarse con la usuaria de la red social para luego ser encontrado sin vida en una calle del barrio El Cucaracho.
Mientras los cercanos del tailandés lo reconocieron en Medicina Legal, los delincuentes estaban utilizando las tarjetas de crédito de N’Guyen. Las últimas dos compras registradas fueron en un almacén del barrio Los Colores.
Una de las primeras personas en pronunciarse sobre el crimen fue su hermana mayor, Amy N’Guyen. A través de la plataforma de financiación colectiva GoFundMe, escribió una carta con el fin de dar a conocer a más personas lo ocurrido con su hermano y recaudar 15.000 dólares que se destinarán a los costos de la repatriación del cuerpo y los gastos fúnebres.
“Estas personas eligieron el dinero y la codicia sobre un solo pensamiento de la vida de mi hermano”, puntualizó la hermana, que ya recaudó 35.000 dólares. “Con la ayuda de su amable amigo y nuestra comunidad, hicimos todo lo posible para encontrarlo. Pero no fue suficiente. Desearía haber podido hacer más. Ojalá lo hubiera protegido más”, añadió.
Por otro lado, el caso de Richard Even Clark es diferente, pues no era un turista, sino que residía en el barrio Laureles desde hace cuatro años. El 6 de noviembre falleció con 72 años, después de haber ingresado con dos mujeres. Un amigo fue testigo de lo que sucedió y aseguró ante El Colombiano que después de tomar unas bebidas embriagantes, “perdió la conciencia cuando les empezaron a echar aceite en todo el cuerpo, simulando un masaje”.
Al siguiente día despertó y encontró a su amigo desnudo y sin signos vitales. Las mujeres ya se habían ido junto con los objetos de valor y sus tarjetas de crédito.
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