La avioneta Piper Bimotor, con matrícula HK5121 cayó sobre el techo de algunas viviendas del barrió Belén Rosales, de la ciudad de Medellín. El siniestro aéreo ocurrió el pasado lunes 21 de noviembre, en el que murieron los ocho ocupantes de la aeronave. Desde ese mismo día, las autoridades dieron control al incendio que se provocó y a evaluar las fallas estructurales que tuvieron las casas afectadas.
De igual forma, ese mismo día se hizo el levantamiento de los cuerpos y para el día siguiente, martes 22 de noviembre, continuaron los trabajos para retirar el fuselaje del avión, con los restos que quedaron esparcidos en las alturas de las casas. Sin embargo, luego de terminar estas operaciones, las autoridades y el servicio aeronáutico se retiraron del lugar, dejando los escombros de las viviendas afectadas.
Ante la petición de las familias del sector, el Departamento Administrativo de Gestión del Riesgo de Desastres (DAGRD) explicó a la comunidad que esta es una tarea que recae sobre la Aeronáutica Civil y la aerolínea.
Sin embargo, tanto la autoridad aeronáutica como San Germán, aerolínea para la que operaba la avioneta siniestrada, no han asumido esta responsabilidad. Así lo expresó Catalina Garcés, vecina afectada, quien habló con revista Semana.
“No entendemos qué es lo que está pasando, nos tienen en una total incertidumbre. Por ejemplo, en mi caso, me toca estar todo el tiempo pendiente de que no se me caiga un techo encima. Gran parte de la avioneta cayó sobre mi casa. Nadie nos responde, ni la Alcaldía, ni la aerolínea”, precisó Catalina.
Según informó el director técnico de investigaciones de accidentes de la Aeronáutica Civil, Miguel Camacho, en instantes anteriores a que se produjera el accidente en el barrio Belén Rosales reportó la falla en uno de sus motores, a través del llamado de emergencia internacional, mayday. De esta manera, el piloto identificado como Julián Andrés Aladino Valencia, inició su retorno al aeropuerto Olaya Herrera, mismo del que había despegado pocos minutos antes.
No obstante, la aeronave no pudo continuar su trayecto y terminó desplomándose a menos de 4 kilómetros de distancia de su destino.
En el análisis realizado por la Aerocivil, se pudo determinar que la tripulación, se encontraba en obediencia a los requisitos de aptitud psicofísica, de entrenamiento y de proeficiencia en la operación de la avioneta. Por lo que algunas hipótesis fueron descartas. Cabe resaltar que la entidad sostuvo que se están estudiando otros aspectos que pudieron incidir, como el peso y el balance.
Ante la eventualidad, que fue lamentada por los vecinos del sector y por el propio alcalde de Medellín, Daniel Quintero, una pesadilla se sumó para los habitantes del barrio, pues los días pasan sin que exista respuesta alguna por parte de las autoridades o la aerolínea para retirar los escombros de las casas afectadas.
“De yo haber sabido que me iban a dejar este chicharrón aquí, no les dejo sacar ni poner un solo pie más en mi casa para que sacaran ese avión”, añadió Catalina Garcés.
Por otra parte, en la mañana del jueves 24 de noviembre, los dos pilotos que perdieron la vida en este lamentable suceso fueron despedidos en el aeropuerto Olaya Herrera. Por medio de una calle de honor pasaron los dos féretros de color blanco. En el lugar, se ofreció una eucaristía en conmemoración de los aviadores para que después fueran embarcados en un avión con destino al departamento que los vio nacer, Valle del Cauca, donde se llevaran a cabo las exequias.
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