El Gobierno colombiano y la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) reinstalaron la mesa de diálogo este lunes 21 de noviembre en el Hotel Humboldt en Caracas, Venezuela. Durante el encuentro oficial, miembros de las delegaciones de paz de la administración de Gustavo Petro y del grupo al margen de la ley hablaron sobre el camino para frenar el conflicto armado en Colombia.
El primero en hablar fue Pablo Beltrán, el jefe de la delegación de paz del ELN: “Todo este apoyo y respaldo nos compromete”. Para el segundo hombre al mando de la guerrilla es evidente que ha llegado un momento de cambio en Colombia, “que se ha expresado de múltiples formas” como con el paro nacional en las calles y la elección de un líder progresista en las urnas.
“Nos hacemos responsables apuntando a que esta mesa sea parte de esa ola de cambio y esperamos no fallar a esa expectativa”. agregó.
Además, indicó que ese compromiso debe ser de la sociedad entera, pues tendrá que ser a largo plazo. “En ese sentido, nos hacemos presentes acá en un ideal: los colombianos no podemos vernos como enemigos —puntualizó el cabecilla del ELN—. La labor que tenemos en de reconciliación, de volver a encontrar los puntos comunes y de construir una nación en paz y equidad”.
Las palabras del alto comisionado de Paz
El alto comisionado de Paz, Danilo Rueda, habló en nombre del presidente Gustavo Petro y la vicepresidenta Francia Márquez —que han mostrado su interés por la resolución del conflicto desde antes de llegar al poder—. A su vez, recordó que la delegación del Gobierno nacional está encabezada por Otty Patiño, politólogo y exmilitante del M-19.
“Hoy estamos aquí honrando la vida”, empezó diciendo el funcionario en la mesa de diálogo. “La vida de tantos seres que ya no están porque las violencias han arrebatado”, explicó Rueda respecto aquellos asesinados, desaparecidos y secuestrados en el marco del conflicto armado en Colombia. “Estamos representando esas vidas para intentar resolver una serie de conflictividades”, añadió.
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Para la delegación de paz ha sido importante partir desde un ejercicio “de respeto de las diferencias y de reconocimiento de las historias de las cuales venimos y hemos participado”. Esas diferencias se sumarían en un propósito en común: “el respeto a la vida, el respeto a la libertad y el respeto a cambios necesarios para superar un conjunto de derechos y desigualdades que han sido negados para muchos sectores de la sociedad colombiana”.
El alto comisionado manifestó que el primer encuentro con la delegación de paz en la mañana de este 21 de noviembre “nos está dando certezas y la convicción profunda de que vamos a lograr el propósito que nos una: ser hijos e hijas de una misma patria, con cambios y transformaciones”. Esas palabras están enfocadas en la política de Gobierno de la paz total, que pretende iniciar el diálogo con distintos grupos armados en Colombia.
Rueda comentó que es necesario “construir una nación donde todas y todos quepamos, podamos vivir en dignidad, podamos expresarnos en libertad”. Asimismo, recordó que el centro del diálogo con la guerrilla será “la vida de los seres humanos y la vida de la dignidad” y destacó que habrá diferentes voces en las negociaciones como exmilitares y sectores de la economía, del medio ambiente, de los derechos humanos y de las mujeres.
“Este gobierno del diálogo pasa por el respeto de la vida que se expresa en el pensamiento (...) para empezar a construir consensos en el proyecto de nación y de país”, detalló el funcionario y aclaró que “aquí no hay un cierre para nadie”. Por último, recalcó que tienen fe y esperanza en el proceso que se va a adelantar porque “estamos en un momento histórico, casi único para el país”.
Otty Patiño, jefe de la delegación del Gobierno
El politólogo recordó que “hace 34 años Carlos Pizarro firmó con el gobierno de ese entonces una convocatoria a la paz con todos los colombianos”. En ese momento, las dificultades eran aún mayores, pero el jefe del M-19 “se arriesgó por una paz un poco precaria” que le abrió las puertas a distintos sectores sociales y a una “Constitución que proclamó el Estado social de derecho”.
Otty Patiño precisó que el actual gobierno tiene una promesa de cambio real en la cual él cree: “Articula la paz no solamente como un problema de dejación de las armas, sino articulado con las necesidades de cambio que beneficien a las comunidades”.
Para el exmilitante del M-19 es un “privilegio para mí haber vivido ese proceso que se inició ese 10 de enero de 1989″ y ve esta oportunidad para de “alguna manera culminar ese círculo” que involucra distintos sectores de la sociedad. También expuso —al igual que Rueda— que desde la delegación han encontrado una voluntad de cambio por parte del ELN.
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