La transición energética es una de las principales políticas del Gobierno del ‘Cambio’ que ha propuesto Gustavo Petro y por tanto ocupa un espacio especial de su Plan Nacional de Desarrollo. En el borrador publicado se permiten conocer algunas pistas de lo que será la implementación de ese propósito en el país, aunque aún se contemplan modificaciones a raíz de los Diálogos Vinculantes y el debate político.
“Colombia potencia mundial de la vida”, es el título del PND de Petro que plantea la protección de los recursos naturales como una base necesaria en el propósito por salvaguardar la vida. En ese sentido, plantea una reorganización del territorio que debe girar alrededor del agua.
“Ha llegado el momento de ordenar el territorio alrededor del agua. Y ello significa repensar las dinámicas urbanas y la transformación energética teniendo como punto de partida el agua. El actual ordenamiento del territorio ha llevado a procesos ambientalmente insostenibles. El estrés hídrico de las ciudades obliga a repensar los métodos de producción y las lógicas de urbanización. Colombia es una potencia energética, y tiene que consolidar alternativas de desarrollo que sean limpias”, se lee en el primer borrador.
Junto con la lucha contra la deforestación y la minería ilegal, se plantea la transformación de la matriz energética hacia la reducción de la dependencia del petróleo y otras actividades extractivas contaminantes, para lograr unos medios de producción limpios, la reducción de emisiones de Gases de Efecto Invernadero y el cumplimiento de los acuerdos internacionales sobre el ambiente.
En el proyecto, se plantea que debe buscarse reducir la dependencia del petróleo, a través de la internacionalización de la economía y la diversificación de las actividades productivas. Pues las exportaciones de hidrocarburos y minería representaron el 71 % del total entre 2017 y 2021 y ese sector aporta el 7 % del PIB nacional, genera el 34 % de la inversión extranjera, el 56 % de las divisas, el 80 % del presupuesto de regalías y aporta más de 500.000 empleos formales.
Con la diversificación de la productividad en actividades de bioeconomía se buscará reducir la dependencia del petróleo. Sin embargo, serán los excedentes de la explotación de hidrocarburos y carbón con los que se financien, en parte, estas economías alternativas.
Sobre los contratos de explotación vigentes y futuros
En el borrador del PND se establece que, contrario a la dependencia extranjera energética, se priorizará “el uso de recursos energéticos locales, se garantizará la estabilidad y el respaldo del sistema eléctrico a través del abastecimiento de gas y los energéticos requeridos para tal fin, sistemas de almacenamiento energético e infraestructura de transporte y distribución del sistema”.
Respecto a los contratos de extracción que ya se ejecutan, se dice que serán evaluados en términos de oferta y demanda, con el fin de preservar la seguridad energética. “Se monitorearán los resultados de los contratos de exploración y producción vigentes con el fin de realizar una evaluación y balance oferta/demanda del gas y crudo que sea necesario para la toma de decisiones en pro de garantizar la soberanía energética de corto mediano y largo plazo”, dice el documento conocido. S
En cuando a nuevos contratos de exploración o explotación, aunque no aparecen textualmente y el anuncio de la ministra de Minas es que no se concederán más, en el PND se dice que podrían estudiarse alternativas para aumentar la eficiencia de la explotación. “Se realizará un inventario de campos susceptibles de desarrollar proyectos de recobro mejorado y un acompañamiento para ejecutar un programa de estudio e implementación de proyectos a partir de tecnologías de recobro avanzadas”.
La explotación de gas también es clave en el PND, pues se establecen políticas para aumentar su cobertura y contribuir al cierre de brechas energéticas, como la sustitución de leña que aún representa un 6 % en la matriz del país.
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