“Quiero estar segura en mi ciudad”: la necesidad de crear un espacio público pensado para la mujer

Infobae Colombia conversó con Marisol Dalmazzo, cofundadora de la Red Mujer y Hábitat de América Latina y el Caribe, acerca de las soluciones y estrategias para pensar en ciudades con enfoque de género

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La Red de Mujer y
La Red de Mujer y Hábitat ha destacado la importancia de pensar en ciudades con enfoque de género para que las mujeres se sientan seguras y las tareas del cuidado no recaigan solo en ellas. FOTO: Infobae (Jesús Avilés)

Hace un par de años, un grupo de mujeres se subían a los buses de Bogotá y realizaban escenas de teatro para concientizar sobre la violencia de género que existe en las ciudades. “Se disfrazaban unas de hombres y otras de mujeres, exagerando los rasgos, y se implementaron acciones de acoso ficticias”, explicó Marisol Dalmazzo, cofundadora de la Red Mujer y Hábitat de América Latina y el Caribe.

¡La gente lo ve! Ven que hay un hombre detrás de una mujer violentando, pero no se atreve nadie a decir nada”, detalló la arquitecta y activista feminista. Aunque después de la dramatización hacían foros en los que “había un rechazo manifiesto de las demás personas”, al momento de ver el acoso, nadie hizo nada.

Esas acciones se hicieron en el marco del programa Ciudades Seguras que ejecutó ONU Mujeres —en ese momento conocido como Unifem— que trabajó de la mano con la Red Mujer y Hábitat. Infobae Colombia conversó con una de sus voceras, Marisol Dalmazzo, sobre cómo hacer de las ciudades espacios pensados con enfoque de género, pues la situación actualmente no es muy diferente.

En las últimas semanas, una ola feminista mostró su indignación en las calles de la capital después de conocer la denuncia de abuso sexual contra Hilary Castro, una menor de 17 años que no encontró quien la protegiera en una estación de TransMilenio en la noche de Halloween. Días después, una mujer de 18 años manifestó que también fue agredida en un bus del Sistema Integrado de Transporte Público (SITP).

Ciudades seguras

El pasado 31 de octubre la Red M y H recordó la importancia de reflexionar sobre los derechos de todas las personas a vivir en un hábitat digno en el Día Mundial de las Ciudades. Para ello, es necesario trabajar en la seguridad ciudadana, la construcción de viviendas dignas, el cuidado de las personas dependientes y el trabajo no remunerado de las labores domésticas del hogar.

“Cuando se habla de la seguridad, normalmente se piensa en los robos de celulares, de dinero”, indicó Marisol Dalmazzo a este medio de comunicación; sin embargo, la violencia sexual a la que son sometidas las mujeres tanto en el transporte como en el espacio público no se tiene en cuenta debidamente.

“Una ciudad insegura es una ciudad violenta con las mujeres”, agregó.

En el caso de Bogotá, desde 2006 la Red M y H ha trabajado con TransMilenio y ha realizado campañas con distintas administraciones como las obras de teatro mencionadas. Aunque se han producido protocolos y la Secretaría de la Mujer ha tomado en cuenta las recomendaciones de la entidad, el problema del transporte público continúa por diferentes factores.

De acuerdo con la arquitecta, la transformación cultural es indispensable: “No se puede dejar de hacer campañas para que todas las personas que usan el transporte público condenen estos hechos de acoso y violencia sexual hacia las mujeres”. Esos llamados de atención no solo deben ser en los sistemas de transporte, sino también en sus alrededores, que motiven la solidaridad de las demás personas.

“Cuando tú le das herramientas de rechazo cultural a las personas, a las mujeres y hombres transeúntes, les estás dando una posibilidad de solidaridad con aquellas que están siendo acosadas”, aclaró la cofundadora de la Red M y H. También permitiría una mayor acción de las autoridades al momento de señalar al agresor, pues “si bien las mujeres están denunciando más, encontrar al agresor que se ha bajado —del bus— es difícil”.

Por otro lado, hay una cara legal que se interpone al avance, pues “la herramienta de controlar es con una sanción que no tiene ninguna efectividad y la persona sale libre a las pocas horas”. Por esa razón, Dalmazzo precisó que la Secretaría de la Mujer está desarrollando un documento de propuestas para abordar legalmente el tema. “Este instrumento yo creo que va a ser un avance importante en Bogotá”, puntualizó la vocera.

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El espacio público también es de las mujeres

En el trabajo que ha desarrollado la entidad en América Latina han identificado algunos factores que hacen la ciudad más insegura para las mujeres: los muros cerrados sin ventanas, los andenes rotos, la basura, la presencia de pandillas; “todo eso son factores que inciden en la violencia”, recalcó la activista feminista.

Otro de los componentes son los prejuicios que recaen en las mujeres, “como que somos provocadoras”. Para Marisol, el espacio público ha sido tradicionalmente de los hombres y, a pesar de que las mujeres ya tienen un papel en la sociedad desde hace varios años, “todavía lo sentimos ajeno, como que estamos invadiendo algo”. Por eso no sorprenden las expresiones de “dar papaya, como se dice vulgarmente”, como si buscaran el acoso.

Bogotá y la iniciativa del Sistema de Cuidado

Inauguración de la primera Manzana
Inauguración de la primera Manzana del Cuidado, ubicada en el nuevo SuperCADE Manitas de Ciudad Bolivar / (Twitter: @ClaudiaLopez).

Aunque Bogotá tenga una problemática respecto a la seguridad, sí ha realizado esfuerzos en pensar las ciudades con enfoque de género, como lo es el Sistema Distrital de Cuidado, que está incluido en el Plan de Ordenamiento Territorial (POT).

Dalmazzo explicó que uno de los factores que afectan a las mujeres en las ciudades son las distancias: los barrios periféricos tienen mayores dificultades de acceso a los servicios, a la localización del trabajo y los equipamientos o productos para el hogar. Con las manzanas de cuidado que ha instaurado el distrito se ha dado un paso gigante en la economía del cuidado.

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Las 12 manzanas que hay en Bogotá generaron “entornos con equipamientos existentes y servicios que aglutinen el cuidado en determinados territorios, sobre todo los más necesitados”, según la experta. De esta forma, se ha permitido que las mujeres —que tradicionalmente han tenido las labores del cuidado a sus hombros— “liberen tiempo, se puedan capacitar y también tengan ayudas en el cuidado de las personas que están dependiendo de ella”.

De acuerdo con cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), en Colombia 9 de cada 10 mujeres realizan trabajos no remunerados. Después de la pandemia empezaron a destinar 8 horas diarias a esas labores, mientras que los hombres solo utilizan 3:07 minutos.

La Alcaldía de Bogotá entendió esa problemática y lanzó el programa A cuidar se aprende, “una política que busca que realmente los hombres se incorporen al cuidado”, destacó la vocera y comentó que es necesario vincularlos en esos procesos para que haya una redistribución de la carga.

—Todavía en el grueso de la sociedad no lo han asumido y el trabajo no remunerado recae en las mujeres, las recarga y les quita oportunidades.

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