A Vallecas, en el sur de Madrid (España), le llaman el barrio rebelde por su tradición dentro de los movimientos de izquierda en el país ibérico, que fueron brutalmente reprimidos por cuatro décadas en la dictadura de Francisco Franco. Allí el viento sopla muy fuerte porque hay insumisión y porque se emplaza en una colina que permite tener una panorámica privilegiada de esta ciudad europea.
Uno de sus lugares emblemáticos es el estadio del Rayo Vallecano, donde juega el goleador histórico de la Selección Colombia, Radamel Falcao García. A una cuadra de distancia de allí, funciona Primera Línea, un bar que en medio de los embates de la pandemia del nuevo coronavirus lograron fundar dos colombianos: Shein Benavides y su compañera Sandra de la Alegría Rojas, bajista de Polikarpa y sus Viciosas, una agrupación bogotana de punk que lleva este nombre en honor a la prócer de la Independencia que fusilaron hace 205 años y por la que se conmemora cada 14 de noviembre el Día de la Mujer Colombiana.
“Llegué en mayo del 2019 porque viajé a Europa por temas personales. Vine, además, con Paola y con Andrea, las otras integrantes de la banda, y estuvimos en una gira de más o menos dos meses, y ellas se regresaron”, contó la artista en medio de la acelerada música del lugar.
Se considera que Polikarpa fue el primer grupo de punk en Colombia conformado solo por mujeres. Desde 1995 están componiendo canciones donde predominan la temática feminista, pero también hacen activismo político, bajo la bandera de la defensa de sus derechos y en contra la violencia de género.
“Era entre chistoso y curioso porque a veces había gente que te iba a ver, no porque les interesara lo que estabas tocando, o lo que estuvieras proponiendo musical o políticamente, sino porque era una banda de chicas. Eso ya ha cambiado porque afortunadamente tenemos más espacios en lo público”, recordó.
Algunos de sus temas más famosos son Policía de Mierda, una crítica a los abusos de autoridad; La Heroína, en honor a Policarpa Salavarrieta; Libertad, un llamado a la protesta social, y Botín de Guerra, un crudo recordatorio sobre la violencia sexual que se ha perpetrado dentro del conflicto armado colombiano.
A su vez han sido testigo de cómo con el paso del tiempo se le dan golpes más certeros a la discriminación por género, y a su vez las nuevas generaciones adquieren más consciencia para luchar por sus derechos.
“Me pone muy feliz ver a jóvenes tan fuertes, tan empoderadas, con cosas tan claras desde los 15 y 16 años. A nosotras nos costó y fue muy difícil porque cuando empezamos a tocar llegamos a un espacio supuestamente muy libertario y era una vaina supermachista”, sostuvo.
Se han presentado en diversos lugares pasando de los bares undreground de la violenta Bogotá de los 90, llegando a Rock al Parque, el emblemático festival de la capital colombiana, para pasar a escenarios de América Latina y de Europa, donde han llegado a compartir con bandas legendarias del género, como Dead Kennedys.
“Era entre chistoso y curioso porque a veces había gente que te iba a ver, no porque les interesara lo que estabas tocando, o lo que estuvieras proponiendo musical o políticamente, sino porque era una banda de chicas. Eso ya ha cambiado porque afortunadamente tenemos más espacios en lo público”
“Estábamos acostumbradas a los pogos impresionantes en Latinoamérica, que es muy bonito porque en un concierto de punk los protagonistas no son las personas que están en la tarima. Es como una retroalimentación, te emocionas y tocas con más fuerza. En Europa la gente pone mucha atención, les gusta mucho más escuchar. Bailan, pero es diferente”, describió sobre los públicos ante los que han tocado.
Tras la mencionada gira en 2019, Sandra tenía planeado sacar adelante el proyecto del bar, sin embargo, al año siguiente el nuevo coronavirus se diseminó por el mundo, lo que cambió todo, porque la crisis social que padece históricamente el país empeoró y era muy difícil verla desde el otro lado del Atlántico.
“Cuando frenó todo por la pandemia, nos quedamos como muy a la expectativa de cosas y nosotros acá nos quedamos sin trabajo y sin dinero -Narró- Pero aquí, mal que bien, el Estado de Bienestar funciona, no como en Colombia y eso era muy angustiante: pensar en cómo fueron esos confinamientos allá”.
En el primer año en que la covid-19 cobraba cientos de miles de vidas en el planeta, Suramérica a su vez se agitaba por las protestas que desembocaron en los estallidos sociales en contra de los gobiernos de Sebastián Piñera en Chile, y el de Iván Duque en el territorio nacional.
“Cuando empezamos a tocar llegamos a un espacio supuestamente muy libertario y era una vaina supermachista”
“Pasa entonces todo lo de las primeras líneas y estaba que me moría de la angustia porque a mí me tocó viajar por situaciones personales, pero mi vida está allá. -Relató Sandra- A mí me encanta Colombia y políticamente siempre he estado muy activa con los movimientos de mujeres, de organizaciones sociales. Y con todo lo que se movía en las redes sociales queríamos estar allá echando una mano”.
Y es que Polikarpa y sus Viciosas ha colaborado con causas como la de visibilizar los mal llamados ‘Falsos Positivos’, donde militares de Colombia asesinaron a civiles para reportarlos como bajas de guerrilleros en combates que nunca ocurrieron y así obtener beneficios monetarios o vacaciones. Se tiene un registro de 6.402 de estos casos, de acuerdo con la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).
Los primeros crímenes que se conocieron de esta macabra práctica ocurrieron en Soacha, un municipio al sur de Bogotá, donde las madres de las víctimas han dado una lucha para que no haya impunidad. Ellas fueron invitadas a conciertos de la banda, para que sus voces fueran escuchadas.
Por este bagaje, Sandra inició nuevamente con su activismo político, esta vez en tierra madrileña y con amigos de los dos países, para dar a conocer lo que estaba ocurriendo en medio del paro nacional.
“Estábamos entre la esperanza por un cambio, pero también con la tristeza de ver cómo esos jóvenes, sin más alternativas, resultaron muertos por buscar una vida digna. Entonces organizamos un colectivo en el que hacíamos conversatorios sobre la historia colombiana contextualizando todo lo que ha sido la violencia y las luchas sociales desde 1900″.
Poco a poco la asistencia se fue haciendo mayor, lo que a su vez les permitió recaudar y enviar recursos a Colombia para apoyar a los manifestantes.
“Mandamos para el Portal de la Resistencia, a Cali y a otras ciudades. Nos aseguramos de que casi todo llegara a las ollas comunitarias y a los comedores populares. Ya que no podíamos estar allá dando la pelea, por lo menos apurar desde acá con lo que con lo que se podía”.
Pero si había algo que no dejaba de atormentar a la bajista de Polikarpa eran las denuncias de atropellos de todo tipo en medio de las protestas, en especial contra estas nuevas generaciones.
“La información que todo el tiempo llegaba acá era sobre muertes de chicos y de chicas. Hubo violaciones, como siempre, porque tener un cuerpo de mujer no es fácil, más en contextos violentos. Esa ha sido también la denuncia por parte de Polikarpa, de todos los años de guerra que han pasado por los cuerpos de esas mujeres que se vuelven doble o triplemente violentadas”.
Así como el estallido social poco a poco se fue calmando, en especial con las elecciones presidenciales, donde resultó elegido Gustavo Petro, el colectivo que conformaron en España se fue desintegrando en cierta medida.
“Necesitábamos una alternativa de vida para poder trabajar y solventarnos económicamente. Salió esta oportunidad de abrir un bar, acá en Vallecas, un barrio antifascista y obrero muy bonito con una tradición del punk muy fuerte”.
Lograron dar con un local que se ubica en el mercado de Numancia, un lugar estratégico vecino al estadio y a la estación del metro.
“Decidimos ponerle Primera Línea como homenaje de todo esto que ha pasado en Colombia con el estallido social y ha sido bonito porque es un lugar de encuentro donde más que visibilizar la violencia, también enseñamos cosas interesantes de nuestra sociedad y de nuestra cultura, que no solo es narcotráfico y guerra, sino que también hay gente superluchadora, superamorosa, superamable y que quiere tener una vida digna”.
Sandra afirmó que esperan lograr más adelante implementar un espacio adicional que sería un restaurante musical para hacer conciertos y difundir a las nuevas bandas que pasan por esa zona de Madrid.
“La información que todo el tiempo llegaba acá era sobre muertes de chicos y de chicas. Hubo violaciones, como siempre, porque tener un cuerpo de mujer no es fácil, más en contextos violentos”.
Pero también tiene el anhelo de regresar a una Colombia más justa, sobre todo ahora con el cambio de Gobierno, donde, resaltó, que fue también elegida como vicepresidenta Francia Márquez, afrodescendiente y otrora líder social en una zona del país donde se padece por la miseria y la guerra.
“Me encanta y la admiro mucho. Me parece impresionante que una mujer afro y lideresa llegara a ese cargo. ¡Es una berraca! Me siento orgullosa de ella y me parece bien que no se lanzara como presidenta de la República porque creo que tiene muchas cosas que aprender, pero más adelante será una gran opción. ¡Me emociona!”.
Aunque no deja de sentir recelo sobre el futuro, porque los cambios en el país siempre han implicado muertes, la bajista de Polikarpa y sus Viciosas destaca que las nuevas generaciones llegan con un relevo en lo político con ideas nuevas.
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