La violenta muerte de Maximiliano en manos de su propia familia generó múltiples dudas dentro de la comunidad respecto a las razones por las cuales padres podrían llegar a asesinar a sus propios hijos. El caso del niño, que fue víctima, además, de un supuesto rito satánico, es tan solo uno de los que se han presentado este año en Colombia. Este tipo de acciones violentas son reconocidas, en palabras técnicas, como filicidios. El pasado octubre, de acuerdo con un informe del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, más de 15.000 menores fueron víctimas de violencia sexual en lo que iba del año, mientras que 1.400 fallecieron de manera violenta.
“Requiere diferenciarse en dos grupos: neonaticidio, cuando el homicidio ocurre en las primeras 24 horas de vida del neonato, e infanticidio, si la menor víctima tiene menos de un año, es decir, como máximo 11 meses”, explica la Policía Nacional al referirse a este tipo de crímenes. De acuerdo con información de las autoridades, las formas más comunes en que filicidas terminan con la vida de sus hijos son asfixia, apuñalamiento, estrangulación, envenenamiento y violencia física.
De acuerdo la ley 599 de 2000, “el filicidio es referido como homicidio a personas ascendientes o descendientes y se considera de mayor gravedad que el homicidio ordinario, castigándose penalmente con prisión de 40 años a 60 años”. De acuerdo con un comunicado publicado a principios del pasado mes de octubre, por parte de una red de organizaciones de la sociedad civil, los casos de “filicidio como venganza”, “vienen visibilizándose aún más los últimos años”.
Al filicidio se suma un nuevo concepto, el de la violencia vicaria. María Camila Correa Flórez, docente de Derecho Penal de la Universidad del Rosario, explicó, a través de un hilo de Twitter, que se trata de homicidios cometidos por venganza por parte de parejas o exparejas. “Hay que hablar de este tipo de violencia. No se trata solamente de homicidios agravados por motivos fútiles y por recaer sobre niños o niñas. Son también manifestaciones claras de violencia contra las mujeres”, comentó en su perfil dentro de esa red social. La explicación llegó luego del homicidio de Gabriel Esteban Cubillos Rodríguez, quien fue asesinado por su padre en un hotel del municipio de Melgar, en Tolima.
La violencia vicaria es “aquella forma de violencia contra las mujeres en la que se utiliza a los hijos e hijas y personas significativas para ellas, como un medio para dañarlas o producirles sufrimiento”, según la Comisión Nacional de Derechos Humanos de México. Katheryn Beltrán, directora del Consultorio Jurídico de la Universidad de Ibagué, detalló, en testimonios recogidos por Cambio, que esta conducta “no está dentro del ordenamiento jurídico y la conducta del agresor es tipificada como homicidio agravado”.
“Se estaría cometiendo un homicidio agravado desde el punto de vista penal, pero si lo miramos desde el punto de vista de los defensores de derechos humanos, basados en violencias de género, van a decir que lo que originó ese homicidio fue la violencia basada en género o, en este caso, la violencia vicaria desde lo social, porque esto no es una concepción jurídica”, destacó ante ese portal informativo.
El Ministerio de Igualdad de España, en su página web, expuso una lista de alertas para identificar a posibles homicidas de este tipo: utilizar a los hijos para hacer daño a la madre; el padre amenaza a la madre con quitárselos; amenaza con matarlos; interrumpe los tratamientos médicos de los hijos cuando están con él; utiliza los momentos de la recogida y retorno del régimen de visitas para insultar, amenazar o humillar a la madre y habla mal de la madre y de su familia en presencia de los hijos.
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