El 9 de septiembre de 2009 el excomandante de la Policía Nacional José Joaquín Enrique Aldana asesinó a su esposa, Érika Cecilia Yeneri. El cuerpo de la víctima apareció en el kilómetro 5 de la vía que conduce desde Ibagué hasta el municipio de Alvarado en el departamento del Tolima.
Por los hechos, el excomandante José Joaquín Enrique Aldana fue condenado a 33 años y nueve meses de prisión por el asesinato de su esposa.
Sin embargo, en 2020 el Juzgado Segundo de Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad de Bogotá le concedió una rebaja de cuatro meses y 23 días, por trabajo y estudio realizados en la cárcel La Picota de Bogotá, donde estaba detenido.
Cuando todavía le faltan varios años para salir de prisión, medios locales de Ibagué, como el Nuevo Día, la emisora Ondas de Ibagué y Coplrensa, denunciaron este miércoles que José Joaquín Enrique Aldana se encontraría libre en la ciudad.
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De acuerdo con lo conocido hasta el momento, el mismo juzgado que redimió su pena hace dos años le otorgó la casa por cárcel, decisión adoptada la semana pasada.
De acuerdo con las investigaciones, y los exámenes realizados por la Fiscalía General de la Nación, se comprobó que el agresor le causó 58 cortadas en el rostro a Érika Cecilia.
Una vez llegaron al lugar de los hechos, en 2009, los funcionarios encontraron tres bolsas negras. Cada una de ellas tenía, en su interior, las extremidades superiores de Érika Cecilia Yeneri, “con la característica de que a cada dedo de las manos se les había retirado las huellas dactilares, para hacer más difícil su identificación”, informaron las autoridades en su momento.
Según los hechos presentados por el magistrado que impuso su primera condena, para los días 12 y 25 de septiembre, en la hacienda Leticia, en la vía hacia Alvarado, “se hallaron el muslo izquierdo y derecho de un cuerpo humano: también en bolsas negras”.
Mientras esto sucedía, los padres de Érika Cecilia acudieron a los organismos de búsqueda para que iniciaran los operativos para encontrar a su hija. Al estudiar las partes del cuerpo encontradas en las bolsas plásticas, los forenses lograron determinar que estos coincidían con los de Érika Cecilia.
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Para octubre, investigadores del caso se trasladaron hasta la residencia del entonces comandante de la Policía Nacional, José Joaquín Enrique Aldana, y realizaron una inspección que les permitió dar con el paradero de unas bolsas con elementos de aseo y otras cosas que les causaron curiosidad.
Días más tardes, precisamente, el 10 de noviembre las pistas siguieron incriminando al oficial. En un allanamiento realizado en la casa de su madre se incautó un disco duro que tenía información de Internet.
De acuerdo con la información entregada por las autoridades nacionales:
“El aparato era utilizado a diario por Érika Cecilia y en este se detectó un programa espía, el cual permitía conocer los diálogos y correos que ella impartía a través de las redes. Aldana se enteró a través de este programa, instalado el 2 de septiembre, pero desinstalado el día de la muerte de la mujer, de conversaciones que Érika sostenía con una persona de nombre Carlos Aristizábal”.
Según las autoridades, ‘los celos’, sería el principal motivo por el que decidió quitarle la vida a su esposa. El terrible crimen de Érika Cecilia Yeneris, aún está en la memoria de los ibaguereños y tolimenses, es considerado uno de los asesinatos más violentos que han ocurrido en ciudad ‘Musical de Colombia’.
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