Esta es la millonada que gastan los colombianos en sus mascotas

Dentro de los países de la región, Colombia está de cuarto lugar en los que más dinero invierte en sus perros y gatos, luego de Brasil, México y Chile

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(Getty Images)
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Desde hace un tiempo atrás en Colombia, la conformación del núcleo familiar incluye, en su mayoría, la tenencia de una mascota, las razones son varias: compañía, terapia, entre otros. Incluso, el aumento de perros y gatos en los hogares colombianos es tal que, de acuerdo con el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE), en el país el 67 % de los hogares cuentan con al menos una mascota, en concreto son 4,4 millones las familias.

Una situación que responde al comportamiento mundial de la decisión de tener una mascota, pues si se mira en detalles, en un país como Estados Unidos ahora hay más perros y gatos que niños, y en España, 2021 cerró con una cifra también sorprendente: las mascotas duplicaron el número de niños (13 millones contra 6.2 millones de nacimientos).

“El concepto tradicional de la familia humana ha cambiado (…) Teniendo en cuenta que también se establecen vínculos afectivos con otras especies, se viene reconociendo a los animales de compañía como parte de la denominada familia multiespecie”, mencionó la doctora Myriam Acero Aguilar, profesora de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) hace un tiempo.

Entre las zonas del país que más tenencia de mascotas hay se encuentran las ciudades principales: en Bogotá se calcula que el 25 % de las personas tiene mascotas, en Cali, el 18 %; y Medellín, en 17%; sumado, hay más hogares con perros que con gatos, el porcentaje es de 60 % a 22,3 %. Es importante mencionar que la decisión de que un animal haga parte de la familia trae consigo un costo significativo, pues mensualmente se debe pensar en la manutención de estos, entre los gastos se encuentra: la alimentación, los utensilios de aseo, la ida al médico y demás.

Basándose en la hipótesis de que en los últimos años Colombia se ha convertido en uno de los mercados de mascotas más grandes de América Latina, la firma Kantar Ibope Media, reveló que en una de sus encuestas encontró que, mensualmente, el 28 % de los dueños de animales de compañía gasta en promedio entre $190.000 a $374.000, mientras que un 17 % de los encuestados indicó que invierte entre $560.000 y $745.000.

Además, ha esto se le suma que la Euromonitor proyecta que para el 2026, el gasto que hacen los hogares colombianos en las mascotas alcanzaría los $6,1 billones, esto por debajo de países de la región como Brasil, México y Chile.

La delgada línea entre seres humanos y criaturas humanizadas

Las mascotas proporcionan compañía, afecto y protección. Pueden llegar a ser compañeros de juego y dar pie a vínculos únicos que para muchos terminan siendo esenciales en sus vidas.

Por lo anterior, es común escuchar que los animales son mejores que las personas. Pero tal premisa se convierte en un arma de doble filo cuando las mascotas entran a suplantar el rol de un ser humano. Ante esto, cuenta la experta, los perros y gatos no pueden verse como otro miembro más de la familia pues estos merecen un trato diferencial que reconozca las características y necesidades de cada especie.

“Es por esto que el concepto de familia multiespecie puede ser interesante, ya que hace énfasis en el reconocimiento de la naturaleza animal”, explica.

En ese sentido, si bien es importante amar a un perro o un gato, existe una gran diferencia con el hecho de humanizarlo. Cuando esto sucede, no solo se pierden las nociones de disciplina, sino que se interviene en la esencia natural del animal, irrespetando la autonomía y las necesidades propias de su raza. Ejemplos de estos son comunes. Vestir a una mascota con ropa, hacer que el perro haga sus necesidades en el baño, llevarlo en coche y tratarlo como un bebé o incluso, pintar sus uñas o perfumarlo son acciones que atentan contra su naturaleza.

En consecuencia, esto puede desencadenar trastornos de conducta que no solo harán que el animal presente confusión a la hora de comportarse con otros, sino que implica nuevos problemas al dueño, pues al final, todo lo que la mascota haga o no deje de hacer, será una cuestión que asumirá el responsable.

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