El 82 % de las familias en Colombia con al menos un desocupado están en condición de pobreza extrema, pobreza o vulnerabilidad

Si bien el 61 % de los empleadores en Colombia tienen dificultades para cubrir los puestos de trabajo, en el 2021 se registraron 3.329.746 personas desempleadas

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El desempleo es uno de los factores que más genera pobreza en Colombia. FOTO: EFE
El desempleo es uno de los factores que más genera pobreza en Colombia. FOTO: EFE

Sin haberse terminado de recuperar económicamente de la crisis derivada de la pandemia del covid-19, en medio de un cambio de Gobierno y de señales de una posible recesión internacional, Colombia enfrenta retos urgentes para retomar la senda de disminución de la pobreza y el cierre de brechas en materia de empleo.

Así lo manifiesta la tercera edición del Informe Nacional de Empleo Inclusivo - INEI 2021-2022, desarrollado por la Alianza por la Inclusión Laboral, conformada por Fundación Corona, Fundación Andi y Usaid.

Este año, uno de los principales hallazgos se dio en las situaciones de mayor vulnerabilidad que enfrenta la población que se encuentra en pobreza y pobreza extrema. Por un lado, en educación, las personas pobres se reconectaron menos con el sistema educativo y recuperaron menos aprendizajes. En empleo son aquellos en situación de pobreza quienes acceden a menos empleos formales y son poblaciones como las mujeres y los grupos étnicos quienes enfrentan más barreras.

“Para enfrentar los retos que tenemos como país se necesitan lecturas integrales de los datos que relacionen las problemáticas en educación, intermediación laboral y empleo para que se pueda dar una toma de decisiones basada en evidencias, de manera más ágil, constante y con desagregaciones poblacionales y territoriales” indicó la coordinadora de la Alianza para la Inclusión Laboral, Angela Sabogal

El círculo vicioso entre pobreza y brechas en educación

De acuerdo con el INEI, en 2021 la matrícula de la educación media tuvo la mayor tasa de crecimiento de los últimos años, lo que es positivo, pues significa que una parte de los jóvenes se reconectaron al sistema después de la crisis generada por la pandemia. Aun así, se debe trabajar en la tasa de cobertura neta, la cual es la más baja en comparación con los otros niveles escolares (48,7 %). Aún más grave, algunas poblaciones enfrentan retos adicionales.

El informe INEI reveló que el 70 % de los jóvenes entre 15 y 16 años que no asistió a establecimientos educativos pertenecían a una familia pobre. Se puede ver como en el 2021 el 54 % de los jóvenes que no asistieron al colegio, lo hizo por dedicarse a trabajar o a labores del hogar. Además, se muestran diferencias de hasta 25 puntos en el puntaje promedio de las Pruebas Saber 11 entre escuelas urbanas (252 puntos) y rurales (227 puntos).

“Es indispensable trabajar por la permanencia en la escuela de los jóvenes más vulnerables. A pesar de constantes llamados y múltiples esfuerzos para mejorar la calidad de la educación media, especialmente en aquellos territorios y grupos más rezagados, esto continúa siendo un desafío estructural del sistema educativo, especialmente después de los rezagos de aprendizaje ocasionados por el cierre de los establecimientos educativos durante la pandemia”, manifestó la directora de la Fundación ANDI, Catalina Martínez.

De acuerdo al informe, culminar la educación media influye en gran medida en la posibilidad que tendrá un joven de emplearse en el futuro y de tener mayores ingresos. Así las cosas, para 2021 las personas que se graduaron de la educación media estuvieron 9,8 puntos porcentuales más ocupados respecto a los que llegaron a graduarse de primaria. Además, influye en el tipo de empleo que consiguen, pues 8 de cada 10 personas que no terminan la primaria están en la informalidad.

El informe INEI también mostró que quienes tuvieron acceso a educación posmedia tuvieron un salario promedio doble con respecto a los graduados de media y casi tres veces mayor en relación con los graduados de básica primaria y básica secundaria.

Dificultad para cubrir vacantes con las altas tasas de desempleo

Al analizar la participación laboral, es decir, la población que está en el mercado del trabajo, el informe INEI evidenció que la emergencia sanitaria generó una marcada salida de personas hacia la inactividad que aún no se revirtió. Esto se representa mediante la tasa global de participación que en 2019 resultó de 63,3 %, en 2020 de 59,2 % y en 2021 de 60,6 %, en donde las mujeres terminaron como las más afectadas y se amplió la histórica brecha de género (20,8 puntos porcentuales. en 2019 a 23,0 puntos porcentuales en el 2021).

Si bien el 61 % de los empleadores en Colombia tienen dificultades para cubrir los puestos de trabajo, en el 2021, un total de 3.329.746 personas estaban desempleadas. Esto es especialmente preocupante cuando se considera que el 82 % de las familias con al menos un desocupado están en condición de pobreza extrema, pobreza o vulnerabilidad.

El informe recalcó que el tejido empresarial del país está conformado por unidades productivas pequeñas que representan el 92 % de las empresas (60 % son informales) y ambas características dificultan que el empleo en Colombia sea estable, cuente con protección social y remuneraciones adecuadas. Adicionalmente, hay una alta concentración de empresas en unos pocos territorios, en 2021 el 56 % del tejido empresarial se encontraba concentrado en Bogotá (33 %), Antioquia (14 %) y Valle del Cauca (9 %).

También, que aunque en 2021 se alcanzó un total de 21 millones de ocupados, el país aún estaba pendiente por recuperar 1,2 millones de puestos de trabajo. En este sentido, el informe INEI recomendó promover e impulsar la competitividad empresarial regional, por medio de la articulación de las apuestas productivas territoriales a las que propone el gobierno nacional.

De igual forma, precisó que Colombia tiene un reto en la agenda de juventud sobre la generación de acceso a oportunidades de educación y de ingresos. De los jóvenes en edad de trabajar se estima que uno de cada dos jóvenes no estudia ni trabaja o están en trabajos informales. Esto, sumado a otros factores de riesgo para acceder a oportunidades como condiciones económicas, barreras geográficas o factores culturales, especialmente pertenecer a subgrupos poblacionales como población joven con discapacidad, grupos étnicos, población joven LGTBI y mujeres,

“El INEI incluye recomendaciones como promover un enfoque integral para reconocer las diferentes barreras que se presentan a lo largo de las trayectorias de los jóvenes desde la etapa escolar, pasando por la formación posmedia, hasta el acceso al empleo y emprendimiento”, complementó el director de Jóvenes Resilientes de ACDI/VOCA, Ricardo Amaya.

A pesar del aumento entre 2020 y 2021, la mejoría en la tasa de ocupación nacional en 2021 se presentó de manera desigual en diferentes poblaciones mostrando una importante reducción en los niveles de ocupación de mujeres (-2,3 puntos porcentuales), migrantes venezolanos (-5,5 puntos porcentuales), población NARP – Negros, afros, raizales y palenqueros- (-4,7 puntos porcentuales.) e indígenas (-2,7 puntos porcentuales) frente al 2019.

El informe INEI propone estrategias de fortalecimiento de los procesos de gestión de talento humano de las empresas, con el fin de que la organización de cargos, selección, evaluación y desarrollo de trabajadores se haga de manera inclusiva y esté mediada por las habilidades, las competencias y el desempeño y evitar así sesgos y prejuicios en la contratación.

“Para que, a pesar de las crisis podamos alcanzar una movilidad social positiva, no solo es importante trabajar en acceso al empleo y a la educación, también es necesario pensar en la calidad del mercado laboral y de la oferta educativa. Para ello, es necesario que los esfuerzos se centren en políticas con enfoque territorial y poblacional que atiendan los retos para el cierre focalizado de brechas” concluyó el director ejecutivo de Fundación Corona, Daniel Uribe.

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