En el municipio de Titiribí, Antioquia, hay preocupación por la desaparición de Salomé Pérez Cataño, una niña de seis años de edad, que según denunció su tía, Rocío Pérez, habría sido raptada por su propia madre en la vereda La Peña.
“El lunes 31 llegó la mamá de la niña y yo les di amanecida y de madrugada se volaron con la niña y no me di cuenta (...) una vecina me llamó y me dijo que estaban en Albania montándose en un Coonorte y en La Lechería se intercambiaron de bus y se montaron en uno para Medellín”, contó la tía para TeleAntioquia.
Este caso causa especial preocupación, pues la madre biológica de Salomé no tiene derecho a su custodia por sus problemas de drogadicción, denuncias por maltrato infantil y su inestabilidad mental, según comentó Alexander Gómez, comisario de familia de Titiribí.
“Ella consume sustancias psicoactivas, marihuana, perico; mantiene depresiva, tiene intentos de suicidio, ha tenido autolesiones; no lleva un proceso psiquiátrico, es decir que tiene una afectación en salud mental. Además, genera la actividad del lenocinio: no tiene una estabilidad laboral ni residencial, entonces la niña estaría en riesgo con ella”, explicó el funcionario.
La ausencia de Salomé preocupó a sus compañeros y a sus profesores del colegio de básica primaria, sede La Peña Titiribí. Marco Aurelio Vélez, uno de los tutores, dijo para Teleantioquia: “sus compañeros están muy tristes y a la persona que la tenga que por favor que nos la haga llegar o que nos dé noticias de la niña porque de verdad que nos duele”.
Por el momento, la Policía de Antioquia inició el operativo de búsqueda de la menor, aunque no se sabe si su madre tomó rumbo hacia Medellín o hacia el departamento de Chocó.
Este caso se conoce el mismo día en que Medicina Legal confirmara que los restos de un menor enterrados en zona rural del municipio de Segovia (Antioquia) corresponden a los del niño de seis años de edad Maximiliano Tabares, quien habría fallecido en un macabro rito con el que supuestamente su propia familia pretendía ubicar guacas de oro.
En el informativo de televisión Noticias RCN obtuvieron el documento en el que se establece que tras la prueba de ADN, el cuerpo que ubicaron los miembros del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía General de la Nación coincide con el de la progenitora del pequeño, Sandra Patricia Caro Pérez, quien está privada de la libertad al estar también implicada en el crimen.
Los investigadores llegaron el pasado jueves 27 de octubre al punto en que enterraron al niño el pasado gracias a la información que entregaron tanto la madre como Robinson Esmit Arboleda Ramírez alias Orejas, quien también está respondiendo por este caso.
Aunque los indicios de que se trataba del menor eran muy importantes y se tenían pocas dudas al respecto, por la información que proporcionó el mismo ‘Orejas’, se estaba a la espera de la confirmación de las pruebas genéticas.
“Nosotros estábamos en este trabajo de búsqueda. En la investigación con Fiscalía estaba también el CTI. Ellos lograron movilizar un guía y están en este momento en el proceso de exhumación”, informó en aquel momento en la emisora RCN Radio el coronel Daniel Mazo.
De esta manera, se tendría el principal material probatorio para demostrar que el niño fue víctima de un rito que practicó su propia familia que conformaban una secta que se denominó como Los Carneros y que a través de ritos, supuestamente, hallaban guacas de oro.
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