Andrés Durán, el blues y el reto de contar una historia del rock: “En cualquier parte se puede hacer blues y es bienvenido donde sea”

El reconocido periodista y locutor habló con Infobae Colombia sobre su libro ‘La Historia del Rock 1: El Blues’, el primero de una serie que tiene como objetivo repasar la historia de un género musical que todavía despierta pasiones

Guardar
Andrés Durán, autor de 'Historia del Rock 1: El Blues' y uno de los difusores más importantes de música rock en Colombia
Andrés Durán, autor de 'Historia del Rock 1: El Blues' y uno de los difusores más importantes de música rock en Colombia

Contar la historia del rock es un desafío enorme. Un género musical que se ha reinventado y expandido en tantas direcciones, explorado tantas formas, tecnologías y aprovechando lo que otros géneros musicales hacían para reinventarse a sí mismo convierte la tarea en una muy compleja. Si a eso se le suma la subjetividad inherente a esa clase de ejercicios, el resultado normal es que haya millones de formas de contarla.

Sin embargo, todas las historias parecen iniciar en un mismo punto: el blues. No hay un acuerdo total entre los historiadores sobre los orígenes de este movimiento musical, pero sí coinciden en que surgió como una vía de escape para la comunidad afroamericana, agobiada por la segregación en el sur de los Estados Unidos entre fines del siglo XIX e inicios del siglo XX.

Inicialmente fue una expresión rural, más espontánea y ligada a ferias ambulantes que fue tomando forma a través de la figura del cantautor y el gospel propio de las iglesias afroamericanas de los estados del sur. Durante los años veinte (y todavía en los años treinta), muchos de estos afroamericanos huían de la segregación y la Gran Depresión económica en lo que se conoció como la Gran Migración Afroamericana. En ese momento el blues perfiló sus maneras básicas gracias a cantautores rodeados de cierta mitología como Leadbelly o Robert Johnson, este último gracias a la leyenda de que le vendió el alma al diablo en el cruce de una autopista para ser el mejor guitarrista de blues.

Poco a poco la comunidad afroamericana optó por establecerse en las ciudades y, sobre todo, en Chicago. De esta manera lo que solía ser una expresión rural pasó a ser de carácter urbano a partir de los años cuarenta, gracias a exponentes como Muddy Waters o Howlin’ Wolf, quienes aprovecharon los avances tecnológicos (como la aparición de la guitarra eléctrica) y la aparición de sellos discográficos decididos a promover el blues como Chess Records para darle al blues la forma que finalmente alcanzó proyección internacional y motivó que cada país desarrollara con los años una relación particular con el género, incluso hasta hoy.

Esa es la historia general, a grandes rasgos. Pero lo que resulta tan interesante del blues es que tiene muchos recovecos en su relato. Por ejemplo, hubo una modalidad del blues en Nueva Orleans que no se tocaba con guitarra sino con acordeón, y en sus inicios fueron las mujeres quienes llevaban la voz cantante en las primeras grabaciones de blues exitosas.

Estos son algunos de los detalles en los que profundiza Andrés Durán con ‘La Historia del Rock 1: El Blues’, el primero de una serie planificada por el reconocido periodista y locutor de emisoras como La Superestación y Radiónica, quien a lo largo de 33 años ha contribuido al conocimiento y difusión entre el público colombiano de la música rock en todas sus modalidades. Incluso cuando se le vincula principalmente con el heavy metal por programas como Metal Detector, su participación en programas como Desayuno Con Los Beatles, Expreso Radiónica, Blues 99,1, Bluesonica, Mundo Zappa (dedicado únicamente a repasar la trayectoria de Frank Zappa) y sobre todo El Expreso Del Rock, ha demostrado que su compromiso es con el rock en el sentido más global del término.

Su labor de difusión se ha extendido a dictar conferencias y escribir libros, donde comparte los conocimientos acumulados durante años dedicados a coleccionar vinilos y extraer de ellos datos, sensaciones e historias que han servido para que su público se renueve con cada año que pasa.

Con motivo del lanzamiento de su libro el pasado 19 de octubre en Libreria Lerner, Infobae Colombia habló con el autor sobre los retos de contar una historia del rock, los capítulos que espera abordar en próximas entregas, la forma en que conoció el blues, y de cómo este género ha sobrevivido al paso de los años a pesar de inspirar tantas tendencias distintas. También nos adelantó que la próxima entrega va a vincular el blues con la aparición del rock and roll y su posterior expansión internacional durante los años sesenta.

- Infobae: El título del libro es La Historia del Rock 1: El Blues ¿Este marca el comienzo de una serie de lanzamientos de su parte, dedicados a repasar la historia del rock?

- Andrés Durán: Cuando llegó el momento de hacer un libro lo primero que vino a mi mente fue hacer una enciclopedia desde el blues hasta lo que se está desarrollando hasta nuestros días. Pero es un esfuerzo muy dispendioso, muy largo. Pensé que la mejor manera de hacerlo era fraccionándolo, y así fue como llevé a cabo esta primera entrega. Fue, digamos, el tester para darme cuenta si la cosa iba a ser fácil o difícil.

- Desde hace unos años viene realizando una serie de charlas y conferencias dirigidas a narrar esta historia del rock con un concepto similar, divididas en módulos o categorías donde abordaba todo ese bagaje del género. ¿Podría considerarse que esta serie de libros es una consecuencia lógica de ese primer esfuerzo?

- Hace muchos años comencé a dictar conferencias, y en la actualidad tengo un portafolio de unas 45 de ellas. Si hubo dos oportunidades donde he dictado un taller de historia del rock. Para llegar a ser un taller de la historia del rock tuvo que haber pasado anteriormente por charlas de blues, por ejemplo, para dar los orígenes de esta historia. Di charlas de los años sesenta, también de los ochenta por el gusto de la gente hacia el metal y esa transición del hard rock al heavy metal. Sumado a eso comencé a hacer radio en el 90, así que mi experticia comienza allí. Por supuesto, he tenido que dictar conferencias sobre los años noventa y el fenómeno alternativo, y posteriormente en el 2000 tuve que dar charlas sobre lo que era el nu metal o el industrial.

Entonces, a través de los años he tenido que dictar charlas según el interés de los que me han contratado. Bibliotecas, universidades, o de cualquier parte de donde venga la invitación. Lo que vengo haciendo a lo largo de los años es guardar los libretos de cada una de estas conferencias, que primero venían en CD, luego pasaron a DVD y ahora pues existen métodos nuevos. Ha sido todo un proceso de poder pensar en la historia del rock.

- ¿Qué retos representa en el 2022 contar o difundir una historia del rock?

- Con el primer volumen te puedo asegurar que no fueron suficientes mis charlas sobre blues, la investigación, los viajes o los conciertos, porque no viví ese tiempo y las fuentes son más difíciles de rastrear.

Eso es lo que veo que va a cambiar de aquí en adelante con los siguientes volúmenes. Tomemos el que viene, por ejemplo. Estoy seguro que en el próximo tendremos que tomar algo de los cincuenta para hacer el vínculo con los sesenta. He realizado charlas sobre los sesenta y no será nada para lo que me toque investigar. Yo nací en el 66 y por lo menos puedo decir que ya tenía vida, no estaba en edad para hablar del tema de forma certera y docta, pero al menos ya existía en los sesenta, así que eso me da cierta fiabilidad, cosa que fue más difícil con el blues porque es mucho más alejada y dispendiosa.

Con los ochenta será un ejercicio abordando la máxima experiencia en mi vida. Yo me fui a Los Ángeles en el año 83 y estuve allá hasta finales del 89. Prácticamente todos los ochenta estuve viviendo allá en lo que se denominaba la capital del metal. Para mi es superclave ver y vivir este momento por la edad que tenía, por lo que estaba absorbiendo, los conocimientos, las emisoras, los conciertos, los almacenes, las revistas, los bares, los clubes, los teatros, los estadios... todo lo asimilé de primera mano.

Para los noventa es otro reto, porque ya el tema se aborda de una manera más profesional. Yo en los ochenta nunca pensé que iba a trabajar en la radio. Es un desafío aportar y poner en la mesa mis conocimientos ya de adulto. Afortunadamente tuve la cautela de guardar todos mis libretos desde 1990 hasta nuestros días. Eso me sirvió para poner en línea la edición web de El Expreso Del Rock, pero también para darle forma a los próximos tomos. En los 2000 el reto vuelve a cambiar porque no es un momento muy grato para mí ver cómo se derrumba el gran edificio de la industria musical, mientras que en la segunda década de los 2000 veo una reivindicación de la industria que todavía está en proceso de cambio.

Portada del libro Historía del Rock 1: El Blues, de Andrés Durán. Editorial Planeta.
Portada del libro Historía del Rock 1: El Blues, de Andrés Durán. Editorial Planeta.

- La comunidad del rock en Colombia lo reconoce por su profundo conocimiento del heavy metal y del blues por igual. ¿Cómo surgió esa fascinación con el blues?

- Me he dado cuenta a través de los años que el blues estuvo conmigo siempre. Pero no fue sino hasta el año 96, a los treinta años de edad, que recibo una oferta laboral por parte de la Radiodifusora Nacional de Colombia para hacer un programa de blues diario, Blues 99.1. Se emitía de lunes a viernes, era de una hora y tenía repetición a la medianoche. Eso fue una sorpresa para mi, porque cuando recibí la llamada de la directora Sylvia Motta yo pensaba que me iba a hacer una oferta para un programa de metal como dices, o cualquier otro tópico. Pero no, fue de blues.

Recuerdo que cuando me hizo la oferta yo quedé como unos ocho segundos sin saber qué responder. Pero hice una retrospectiva en milésimas de segundo de mi vida, de mi colección musical, de los conciertos a los que asistí, ¡y ahí estaba el blues! Rápidamente me di cuenta que tenía muchos discos de blues. No muchos más de treinta pero sí cuarenta o cincuenta, y había visto cinco o seis conciertos de blues puntuales e importantes en mi vida. Acepté porque vi que realmente podía hacerlo.

De hecho cuando comencé a trabajar en la Superestación con el Expreso del Rock existía una sección de blues porque me di cuenta desde que comencé a trabajar en la radio que la gente no tenía muy claro lo que era el blues, el rock, el metal y el pop... todo lo echaban a la misma bolsa. Era prudente comenzar a hacerlo, pero de una manera discreta porque el programa era bien conocido por sonidos actuales tipo Guns N’ Roses o Metallica. Para mí involucrar blues era como poner música de viejitos, y así lo hacían ver los sellos disqueros en esa época.

- ¿Recuerda la primera canción de blues que escuchó? ¿O la que más le fascinó?

- Tendrían que ser necesariamente los Rolling Stones, porque ellos son el blues. Puntualmente hay muchas que me fascinan, pero yo diría que “Love In Vain” de Robert Johnson fue de las primeras que escuché.

- Habiendo tantos estilos de blues, ¿por qué el de Chicago en los años cuarenta fue entre todos el que alcanzó el reconocimiento? ¿Qué tenían ellos que no tuvieron otras regiones de los Estados Unidos?

- Tenían dos cosas. En primer lugar, un género propio, porque ya había un blues de Chicago antes de los años cuarenta. Y en segundo lugar, el deseo de surgir en una capital. Salir del sur de Estados Unidos, del delta del Mississippi hacia una capital, y la capital más cercana no era ni Nueva York ni Los Ángeles, sino Chicago.

También estaba la tecnología, porque comenzaron a circular en el mercado los instrumentos eléctricos como la guitarra, el bajo o los teclados, y todavía el rock and roll no existía como tal. Estos señores electrifican el blues, y fuera de que renuevan su fórmula de Chicago están dando la antesala a lo que conocemos como rock and roll. Eso es bastante importante.

Andrés Durán, durante el lanzamiento de Historia del Rock 1: El Blues el pasado mes de octubre
Andrés Durán, durante el lanzamiento de Historia del Rock 1: El Blues el pasado mes de octubre

- Un capítulo que yo como lector en particular ansiaba leer, y era el del blues británico. Fue un momento decisivo en la historia, podría decirse, de la música popular en Gran Bretaña. ¿Por qué al otro lado del Atlántico gustaban más de ese sonido en su día que en Estados Unidos?

- En Estados Unidos sobra decir que menospreciaban a los afroamericanos en toda su expresión, y eso incluía esta forma musical. En el Reino Unido cuando Cyril Davies y los primeros promotores de blues en Inglaterra llevan por primera vez a los bluesmen en un avión allá para que se presenten ante los jóvenes británicos, no fue producto de un capricho de Davies. Ya había una demanda, porque para que ellos trajeran en un avión a la banda de Muddy Waters ellos tenían que saber que habían muchachos en Gran Bretaña que habían accedido a esa música a través de los marines norteamericanos que iban en buques de guerra o viajes de placer. Ellos llevaban los acetatos de estos grandes autores y los ingleses encontraron en esta música algo exótico, que era deseado, casi que underground para ponerlo en términos más actuales.

Así surge esa demanda, se identifica un gusto y se dan dos viajes muy importantes. Uno a finales de los cincuenta y otro a finales de los sesenta, porque entre el público que asistió a esas presentaciones de blues americano, los que están al frente en las primeras filas son además de melómanos y personas adultas que gustaban de ese sonido, también había adolescentes como Eric Clapton, Jimmy Page, Jeff Beck, John Mayall, Mick Jagger, Keith Richards... un sinnúmero de muchachos que fueron a estas presentaciones. Se ha demostrado que a partir de este impacto visual y directo con los verdaderos forjadores del blues, es donde llegan a sus casas a hacer una reflexión, a tomar los instrumentos eléctricos y hacer una ponencia de lo que habían observado. Lógicamente no iban a hacerlo igual ¿no?. Iban a hacer los covers a su manera, a la manera inglesa. Es ahí donde tenemos a The Yardbirds, The Animals y muchas otras bandas pioneras del blues que comienzan con esto de manera experimental.

Que haya un blues británico es una anomalía, como lo señalo en el libro. ¿Qué tradición de blues iba a tener Gran Bretaña? Ninguna. Se forjó por los LPs que llegaron a través de los puertos y de esos primeros viajes de los grandes del blues que afectaron a la juventud. Pero fue tan fuerte el impacto, que se crea un género allí mismo, un blues británico que es la antesala de lo que hoy conocemos como rock. Ni más ni menos.

- Un fenómeno que llama la atención, particularmente en su expansión internacional, es el hecho de que como usted señala en el libro, primero llegó el rock and roll y luego el blues a la mayoría de los países. Es decir, México tuvo primero a Los Teen Tops y luego a Javier Bátiz. Argentina primero tuvo a Los Gatos y luego a Pappo. A Colombia llegó prácticamente todo primero que el blues de proyectos como los de Carlos Reyes. ¿Por qué el blues pudo despertar esa clase de fascinación incluso cuando ya sus evoluciones se encontraban plenamente consolidadas y ya no era un estilo tan popular?

- Yo lo viví en carne propia. Durante mis primeros viajes a Estados Unidos llegaron mis primeros discos de blues y vi que iban evolucionando estos músicos en esa fórmula primaria. En los ochenta cuando voy a vivir allá sigue evolucionando el blues y ya voy a verlos en concierto. Ya en los noventa trabajando en la radio en Colombia me doy cuenta que los sellos disqueros opacan al blues y lo opacan para realzar sus intereses de moda.

Pero a los músicos no les están poniendo un esparadrapo en la boca ni unas esposas en las manos. Ellos siguen haciendo música y el circuito se torna underground. Si al principio lo era por ser “música de negros”, “música de esclavos” o “música prohibida”, pues eso vuelve a suceder a mediados de los ochenta, los noventa y la primera mitad de los dos mil. Se le ve al blues como música de viejos o pasada de moda, pero los que estuvimos viviendo o viajando en un primer mundo nos damos cuenta que esto nunca dejó de existir. Nunca he dejado de ver que existan revistas o festivales de blues que se han mantenido durante muchos años.

El blues no se quedó en el sur en los Estados Unidos y en Chicago, y el éxito por el que preguntas se debe a la honestidad y el sufrimiento. Hoy en día las líricas han cambiado, entonces si uno escucha los músicos colombianos de blues, ellos están exponiendo el problema que ocurre con los campesinos que sembraban café y ahora les toca venirse a la ciudad a pedir limosna. Cosas tristes y dramáticas que se están exponiendo.

De igual forma los artistas de blues que están surgiendo en este momento en el mundo, como en África, caso de Mdou Moctar. Su último álbum se llama ‘Afrique Victime’, entonces es muy curioso porque los afroamericanos fueron exportados a Estados Unidos en calidad de esclavos, se acabó la esclavitud, dio la vuelta el circulo y ahora hay grupos desde África que nunca fueron esclavizados y ahora hacen el blues. En cualquier parte se puede hacer blues y es bienvenido donde sea.

Esa es una de las cosas buenas de los años que estamos viviendo, que la música ha vuelto a comenzar de cero, y ahora el que hacía blues en los años sesenta puede hacerlo en el 2022. Una persona que hizo blues en los años ochenta puede volver a hacerlo. Las nuevas generaciones que tengan 15 o 20 años pueden hacerlo. Hay listados de blues, festivales, revistas, libros como el que estoy lanzando.

Ahora, en un país como el nuestro donde no existe una emisora de música clásica, o de jazz, o de rock y mucho menos una de blues - y estamos hablando de Bogotá -, es para ponerle una medalla a las personas que lo escuchen, que lo aprecien, que lo toquen, que tengan bandas, que saquen discos, que saquen libros... eso es algo de destacar.

- Un blusero que recomiende a nuestros lectores en Infobae de los años dorados, y uno de la actualidad

- Son los de la portada. Tenemos abajo a Etta James, una de las grandes vocalistas de blues y un enlace clave entre el blues y el rock and roll. Cantaba R&B, blues, jazz y rock and roll. Arriba tenemos a este muchacho de 23 años que se llama Christone “Kingfish” Ingram. Es para mi el mejor ejemplo de lo que es el blues hoy en día. Compone, canta, toca la guitarra rítmica, puntea... es un fenómeno. Pude hacerlo con Carlos Reyes o Jorge Vanegas, colombianos que han aportado al blues de nuestro país, pero quise hacerlo con los que originaron todo esto. Creo que Kingfish es la representación de Muddy Waters, y Etta James es la representación de los clásicos, además de que representa un hecho curioso en el blues: las primeras grabaciones de blues las hicieron mujeres, contrario a lo que pasó en el rock donde ellas llegaron después. Gran respeto hacia las mujeres que comenzaron todo esto y a las que lo hacen hoy en día.

SEGUIR LEYENDO:

Guardar