Nordeste antioqueño: una región que vive una cruda guerra mientras clama por la paz

La organización social Cahucopana organiza la Acción Humanitaria por la Vida y el Diálogo Regional por la Paz Total del Nordeste Antioqueño, en la que hará presencia el alto comisionado para la Paz, Danilo Rueda

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Acción Humanitaria por la Vida
Acción Humanitaria por la Vida y el Diálogo Regional por la Paz Total del Nordeste Antioqueño. Foto Enrique Gamboa

En el Nordeste antioqueño la violencia se vive en su máxima expresión. Los grupos armados abundan y llenan de zozobra y miedo a sus habitantes. La región que subsiste, básicamente, de la explotación legal e ilegal del oro ,es un foco de guerra que ha sido ignorada por el Estado colombiano. La ley y el orden son temas de los hombres armados.

Las inmensas e interminables montañas de esta zona de Antioquia son un punto estratégico de Colombia, pues de acá se comunican departamentos y regiones claves como: Cesar, Bolívar, el Bajo Cauca Antioqueño y el Magdalena Medio. Durante tres días, la Corporación Acción Humanitaria por la Convivencia y la Paz del Nordeste Antioqueño (Cahucopana) organizó una acción humanitaria, cansada ya del olvido estatal del que son víctimas desde hace años.

Comisiones de la Gobernación de Antioquia, la Alcaldía de Remedios, misiones humanitarias y de salud, Defensoría del Pueblo y Unidad para las Víctimas llegaron desde el 1 hasta el 3 de noviembre a la vereda El Carmen para atender las necesidades básicas de cerca de 3.000 habitantes que se ubican en esta zona del Nordeste antioqueño.

En esta vereda la muerte está a la orden del día. Durante 2022, diez de sus habitantes han sido víctimas de las balas de los grupos armados. El 29 de enero cayó José Aldemar Carrillo. Un día después murió otra persona que todavía no han podido identificar. El 30 de mayo fue asesinado Jaider Jaramillo. El 7 de junio fue asesinada una mujer del que no se sabe su nombre. El 7 de julio fueron asesinados dos personas de nacionalidad ecuatoriana, Franklin Armando Tocagon y Miguel Quilumbaqui Sanchela.

Mural en proceso de construcción
Mural en proceso de construcción de líderes sociales asesinados del Nordeste Antiqueño: Foto Cahucopana

Un día antes de la posesión presidencial de Gustavo Petro, es decir, el 6 de agosto, fue asesinado Luis Leído. El 19 de agosto la víctima fue Elmer Lenin Guerra. El 9 de octubre José Raúl Espinoza fue el nuevo muerto que vio caer esta zona del Nordeste antioqueño. El 17 de octubre se presentó el homicidio de Jonny Stiven Londoño. En esta zona las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), ELN, Los Caparros y el frente 36 de las disidencias de las Farc hacen de sus armas la voz de sus intereses.

El último muerto de esta vereda recibió el disparo cerca de las 5 de la tarde del pasado 31 de octubre, cuando la chiva que transportaba la misión humanitaria de la que hace parte Infobae Colombia pudo ver al hombre que recibió el disparo en su frente. Muchos de los habitantes dicen que se trató de una acción intimidatoria para asustar a los funcionarios y sobre todo, para que las personas de la comunidad no se acerquen a la acción humanitaria a denunciar sus necesidades.

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Desde este territorio marcado por las acciones bélicas, Infobae Colombia habló con Carlos Morales representante de Cahucopana, que recordó que la corporación nació en 2004 a raíz de un crisis humanitaria que se repite 18 años después. “Los paramilitares tenían bloqueada económicamente nuestra región”, recuerda Morales. Bloqueos que se siguen presentando.

Cahucopana es una organización de base campesina, minera e indígena que se ubica en las zonas rurales de los municipios de Remedios y Segovia y beneficia a cerca de 14.000 miembros de estas comunidades.

Una de las acciones de autocuidado que realiza Cahucopana son los campamentos de refugios humanitarios.

“Cuando nos encontramos en riesgo colectivo de desplazamiento por los combates y por el alto nivel de violaciones de derechos humanos, las comunidades decidimos no desplazarnos sino refugiarnos y ahí hacemos una resistencia pacífica dentro del marco del derecho internacional humanitario”, dice Morales.

Carlos Morales y Cahucopana fueron finalistas de los Premios Nacionales de Derechos Humanos en su versión 2022. En esas casas construidas por ellos mismos la idea es salvar vidas. “Los actores armados han respetado esta figura humanitaria, entonces las comunidades ya saben esa ruta de autoprotección”.

Carlos Morales, representante de Cahucopana.
Carlos Morales, representante de Cahucopana. Foto Cahucopana

Sin embargo, esta no es la única acción de autoprotección que hace Cahucopana, pues han sido reconocidos como un interlocutor con los actores armados, “cuando un miembro de la comunidad es detenido por los actores, interlocutamos con ellos pidiéndole o exigiéndole el respeto a la vida. Si esta persona tiene algún antecedente, nosotros como comunidad miramos cómo solucionamos. Nuestro problema es como comunidad”.

El asesinato de Elmer Lenin Guerra causó un pérdida irreparable para la comunidad y dejó a un esposa sin marido y a una hija sin padre. En cuanto al homicidio de Elmer Lenin Guerra Castro, la Gobernación de Antioquia confirmó que el cadáver fue recuperado por miembros de la comunidad cuando se inició su búsqueda, luego de ser reportado su secuestro. En la retención también cayó su esposa, Yuliana Galeano, quien apareció con vida luego de estar retenida por más de 24 horas por miembros de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia.

En el primer día de la Acción Humanitaria por la Vida y el Diálogo Regional por la Paz Total del Nordeste antioqueño han sido atendidas cerca de 270 personas. Una cifra que pudo ser mayor, sino se hubiera presentado el asesinato del día de ayer, el cual intimidó a la población.

Sin embargo, el próximo miércoles hará presencia en el territorio el alto comisionado para la Paz, Danilo Rueda. Un suceso inédito en la vereda y del cual se espera sea un aliciente para que más personas de la zona lleguen al punto ubicado en la vereda El Carmen y así, ser atendidas para las diferentes instituciones del Estado.

Finalmente, Morales reconoce el riesgo que significa ser líder social en Colombia. Su trabajo nace con el deseo de que sus hijos puedan vivir en paz en su territorio. “Tenemos un compromiso con las comunidades. Lo más bonito es ver la sonrisa de los niños y niñas cuando ven llegar a un líder, ese recibimiento es el que nos permite seguir trabajando con confianza. Ese amor que nos rodea nos dan ganas de seguir luchando en medio de tanta oscuridad. Hoy lo que hacemos en homenajear la vida”.

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