Mientras todavía permanecía pegada de la placenta de su madre, a Valentina Lopera Cuervo, una bebé de 37 semanas de gestación, se le realizó una cirugía a corazón abierto con éxito en la Clínica Cardio Vid de Medellín. Se trata del primer procedimiento de este tipo realizado en América Latina y el segundo en todo el mundo.
Valentina sufría una enfermedad letal en su corazón que no le permitiría oxigenar su cuerpo de forma correcta cuando naciera, ya que la sangre proveniente de sus pulmones no tenía una vía adecuada de salida por una afección llamada ventrículo izquierdo hipoplásico y septum interatrial íntegro. Si bien se formó normalmente durante el embarazo, estaba destinada a fallecer tan solo unos minutos después de su nacimiento.
Los expertos conocieron este caso y se contactaron con la familia de la menor para salvarle la vida. El procedimiento realizado se conoce como EXIT (Ex-Utero Intrapartum Treatment), que consistió en extraer al bebé del útero, abrir su cavidad torácica para perforar la membrana entre las dos aurículas de su corazón y colocar una malla stent que permitiera un correcto flujo de sangre; todo mientras permanecía conectada a la placenta, que le proporcionaba por tiempo limitado el oxígeno necesario para vivir.
En entrevista con INFOBAE COLOMBIA, Alejandro Quintero Gómez, especialista en cirugía cardiovascular, con formación en patologías congénitas y trasplante de corazón en adultos y niños, que estuvo encargado de operar a la pequeña, explicó que este tipo de procedimientos se realiza en bebés con enfermedades pulmonares, pero es la segunda vez a nivel mundial que se realiza para corregir un problema cardiaco.
“Nosotros extrapolamos eso a la vía cardíaca de la bebé. Nació en la clínica de nosotros (Cardio Vid), con un grupo multidisciplinario de la clínica Bolivariana y nuestra clínica. Nació por cesárea con ayuda de los ginecólogos. Ahí estuvo el neonatólogo, el anestesiólogo de ginecología. La bebé nació y nosotros entramos como grupo cardiovascular: anestesiólogos cardiovasculares, intensivistas, hemodinamistas, pediatras y nosotros los cirujanos pediátricos en la barriguita de la mamá conectada por la placenta”, detalló el cirujano.
A pesar de haber sido el artífice de la hazaña médica, que hoy le da una segunda oportunidad a Valentina, al ser quien operó directamente en su corazón, Quintero resalta que no hubiese logrado nada sin la ayuda de todo el equipo, que estuvo compuesto por más de 20 personas.
“Yo fui el cirujano, el que abrió el pecho de la paciente, el que canuló la aurícula, pero eso es una parte del procedimiento. Puede ser una parte muy importante, pero yo no hubiera logrado nada, si el ginecólogo no hubiera hecho la cesárea, los anestesiólogos su trabajo(...) Mejor dicho, es que si algo en la cadena falla no hubiéramos logrado hacer todo esto, entonces mi trabajo fue abrir a la paciente, pero no fue el trabajo más importante”.
Quintero explicó que el procedimiento tenía un altísimo riesgo, “hablemos de un 50 % de mortalidad. Más o menos entonces era tirar una moneda al aire”, porque si se lograba hacer el orificio a través de las aurículas, la bebé vivía, pero si no se lograba antes de que se desprendiera de la placenta, otra hubiera sido la historia.
“Era una carrera contra el tiempo, por eso es que es muy difícil hablar de porcentajes, porque la placenta puede durar media hora pegada después del nacimiento o se puede desprender en un par de minutos, entonces eso dependía también de lo que nos durara la placenta”.
Según estimaciones del especialista, al rededor de 15 bebés nacen con la enfermedad del ventrículo izquierdo hipoplásico al año en el país, y cinco más con septum interatrial íntegro. De estos últimos, todos mueren al nacer, pero la idea es que este tipo de pacientes tengan la oportunidad de vivir en un futuro, como la tuvo Valentina.
“Lo que nosotros hicimos con esta bebé no es el manejo de la enfermedad. Esto es asegurar que la niña viva cuando nazca, pero después de que se le realiza esto, lo que sigue es una serie intervenciones muy complejas que pueden durar hasta los 7 u 8 años”
A Valentina le pueden quedar alrededor de tres o cuatro cirugías antes de superar el problema en su corazón definitivamente. En este momento ya está en casa, al cuidado de sus padres, pero en unos cuatro a seis meses se le deberá realizar una nueva intervención.
“Estos pacientes de ventrículo izquierdo hipoplásico son restringidos, son pacientes que generalmente oxigenan mucho peor que un paciente que tenga los dos ventrículos (...) No van a ser deportistas de alto rendimiento, no van a poder pertenecer a un equipo deportivo en el que se puedan comparar con pacientes que tengan los dos ventrículos buenos. Pero, definitivamente, van a poder jugar, montar bicicleta, obviamente con limitaciones”.
SEGUIR LEYENDO: