Simona Sánchez, reconocida periodista de Radiónica, denunció inseguridad en Bogotá y fue atacada en redes sociales

Se trató de un caso más de los conocidos “pincha llantas” que dejaron a la mujer y a su hijo con la falla mecánica a mitad de la noche

Guardar
Llantas en el centro de
Llantas en el centro de Bogotá

Ya es bien conocida en Bogotá una técnica de hurto por delincuentes que pinchan las llantas de los vehículos para hacer bajar a los pasajeros u ofrecer costosas reparaciones en talleres cómplices. De esa modalidad criminal fue víctima una periodista de Radiónica que denunció los hechos a través de sus redes sociales.

Simona Sánchez, quien fue presentadora de Mucha Música Citytv o Rock al Parque y ahora trabaja en la emisora musical de la radio pública, fue la víctima del caso. Según dijo, sucedió en la noche del pasado 28 de octubre en la localidad de Chapinero.

“Bajando la calle 63, llegando a la 24, hay unos manes que se lanzan al carro para “avisar” que una llanta está pinchada. Incluso, diagonal, hay un señor de un montallantas que en la distancia mira la llanta “reaccionando”. No paren. Sigan derecho. O los roban o chuzan la llanta”, escribió la periodista.

Ella no se habría detenido previendo la situación. Según dijo en otra publicación, alcanzó a llegar hasta una bomba de gasolina cercana y allí solicitó ayuda para cambiar la llanta pinchada, pero la respuesta es que no podrían colaborar por orden administrativa.

La situación dejó a Sánchez en una situación de vulnerabilidad. “Gracias a los hampones que me chuzaron la llanta hoy en Bogotá estoy sola con mi hijo pinchada casi a media noche viendo cómo lograr cambiar una llanta”, escribió la periodista sobre las 11:36 del viernes.

Sánchez informó dos horas después que había logrado llegar a su casa por la solidaridad de una persona que la auxilio y se encontraba ya en un lugar seguro junto a su hijo. Sin embargo, su queja por la situación de inseguridad en la ciudad despertó más ataques por los usuarios de redes sociales, que solidaridad.

Muchos usuarios la cuestionaron por escribir en uno de sus trinos “Gracias Bogotá. Tú y tu hostilidad”, por lo que las respuestas se centraron en señalar que no era solamente en la capital del país, sino también en otras, e incluso algunos culparon a las migraciones internas de la situación.

Otros también la cuestionaron porque, según ellos, en el curso de conducción debió aprender a cambiar una llanta. Comentarios que para la comunicadores fueron el reflejo de la hostilidad que había cuestionado en los trinos de su denuncia.

“Hoy más de una persona me ha dado un consejo muy triste pero real que voy a compartir acá. Si se pinchan en Bogotá (y además es de noche y además van con niñxs pequeñxs) sigan manejando hasta la casa así se tiren el rin. Primero la vida que exponerse”, señaló la periodista después.

“Y hablo de Bogotá porque vivo acá. Porque me sucedió acá. Y porque estoy contando una experiencia y NO un análisis sociológico comparativo regional del nivel de riesgo, delincuencia y falta de solidaridad que tiene el país. Aclaración para haters (agitadores de redes sociales)”, sostuvo.

Los pinchallantas, como han sido conocido por los medios de comunicación los delincuentes que se dedican a esta modalidad de hurto y estafa, suelen instalar tubos metálicos cortados en punta y tornillos para instalarlos en las calles, cerca de montallantas, y esperar a las víctimas que resulten pinchadas.

Incluso, Carlos López, otro ciudadano, contó a Semana que el pasado 17 de octubre fue víctima de esa modalidad cuando circulaba por el puente de la calle 80 sobre la avenida 68, sentido occidente-oriente. En ese momento se pinchó y rápidamente apareció un motociclista que le ofreció indicaciones para un montallantas a la bajada del puente que cobra 200 o 300 mil pesos.

Él mismo fue testigo de otros carros a los que les pasó lo mismo y llegaron al montallantas para reparar los neumáticos. El denunciante, como otros que conocieron el caso de Sánchez, señalaron que este tipo delincuentes suelen atacar principalmente a mujeres.

SEGUIR LEYENDO:

Guardar