Campo Elías Delgado cruzó la carrera séptima y entró al restaurante Pozzetto, el olor a las especias estaba acompañado del piano que sonaba de fondo. Los comensales disfrutaban de selectos platos de comida italiana, mientras Delgado avanzaba paso a paso, el mozo lo abordó y lo atendió de manera cordial, pues era cliente frecuente; reveló su antojo y pidió su plato favorito, el cual sería la última cena.
La década de los 80 estuvo marcada por diferentes hechos históricos, principalmente colmados de dolor y sangre, pues Colombia atravesaba la crudeza de la guerra del narcotráfico y el poderoso establecimiento de las guerrillas, las cuales venían consolidando su presencia desde hace varios años, en medio de las balas, el país avanzaba, no obstante, en diciembre de 1986 la capital de la República se paralizó.
El 4 de diciembre de 1986, una eterna secuencia de disparos sacudió el norte de Bogotá, cada una de las detonaciones tenía un objetivo claro, y es que la cena de esa noche en el restaurante Pozzetto, estaba escoltada por la muerte, producto del accionar de un hombre que masacró a los comensales y venía de asesinar a nueve mujeres de la forma más macabra.
El criminal
Las autoridades lo identificaron como Campo Elías Delgado de 52 años, era veterano de la guerra de Vietnam y se había enlistado como miembro del ejército de los Estados Unidos, situación que lo llevó a portar la boina verde en territorio asiático.
El haber compartido con tropas norteamericanas y militares de todo el mundo, le permitió a Delgado fortalecer su aspecto idiomático y fue así como aprendió inglés, idioma que le serviría a futuro tras su retiro, pues en territorio cafetero emprendió como profesor de dicha lengua.
A Campo Elías Delgado siempre se le describió como una persona impoluta en su higiene, incluso, se podría considerar que rozaba la obsesión o trastorno obsesivo-compulsivo, tal como lo evidencia la cinta Satanás de Andi Baiz, en donde retratan a este personaje en un marco de suprema limpieza, siempre limpiando sus manos y buscando preservar su pulcritud.
De igual forma, esta versión pudo confirmarse con el especialista en criminología y ciencia forense, Edwin Olaya, quien aseguró en diálogo con Infobae Colombia, que Delgado buscaba mantenerse limpio constantemente, incluso, surgieron comentarios acerca de la manera en que se secaba después de tomar una ducha, pues presuntamente, Campo Elías usaba papel higiénico en abundancia, para evitar usar una toalla.
Olaya destacó:
“Campo Elías era una persona muy ordenada, muy pulcra, no obstante esto está asociado a la obsesión, se ha mencionado mucho su tendencia a lavarse constantemente las manos, a limpiar profusamente los cubiertos que utilizaba cuando almorzaba fuera de su casa, incluso se llegó a filtrar que, después de bañarse se secaba con papel higiénico para no reutilizar una toalla”.
El aporte a esta investigación de Olaya fue fundamental, para establecer puntos que van más allá de los supuestos y mero plano cinematográfico y literario, teniendo en cuenta que, las evidencias del caso han sido conocidas por el investigador, quien logra determinar diferentes patrones de conducta del implicado y la situación en general.
La relación entre el personaje en cuestión y su madre estaba cubierta por la oscuridad, se basaba en una trama afectiva compuesta de rencores y aislamiento, llegando incluso al maltrato físico y psicológico por parte del hijo a su progenitora. Dicha situación se sumaba a su comportamiento ante el género femenino, pues el relacionamiento con este era casi nulo y se reducía el mínimo protocolo.
Odio en frenesí
De esta masacre han surgido diferentes versiones, pues la secuencia de asesinatos habría presentado alteraciones que, incluso, aún siguen sin esclarecerse. La versión de Olaya permite evidenciar un nuevo desarrollo de los hechos, pues la cronología permite denotar un patrón distinto al suministrado hasta el momento.
Cronología (basado en la versión del especialista)
3 de diciembre de 1986
Si bien, la masacre de Pozzetto se registró el 4 de diciembre de 1986, todo apunta a que el delirio de Campo Elías Delgado inició desde la noche del 3 de diciembre, dicho miércoles; el señalado habría discutido con su madre, incluso, una ventana resultó afectada en el apartamento.
El silencio se apoderó posteriormente de este lugar, pues todo apuntaría a que Campo Elías asesinó ese miércoles a Rita Elisa Morales de Delgado, su madre. Si bien, en algunos documentos y producciones se asegura que el excombatiente de Vietnam disparó en contra de la mujer, la evidencia demuestra que fue atacada a puñaladas por parte de su hijo.
“Esta fue la primera muerte, es decir, el miércoles 3 de diciembre en las horas de la noche, los medios de comunicación en su momento divulgaron que había sido por un disparo, pero en realidad, repito, la evidencia forense, la necropsia de doña Rita reporta que ella no tenía ningún tipo de disparo en el cuerpo, pero sí, unas heridas por arma blanca”, explicó Edwin Olaya.
Si se tienen en cuenta estos detalles, todo apunta a que Campo Elías reposó en su apartamento esa noche y el cuerpo de su madre permaneció en el mismo.
4 de diciembre de 1986
Al día siguiente, el criminal despertó para continuar con su propósito, aunque estaba en Bogotá, ese día sería una secuencia de Vietnam. Campo Elías partió hacia el norte de Bogotá y arribó a la casa de su alumna, Claudia Marcela Becerra de 15 años, quien según la versión del semanario Voz, estaba acompañada de su madre, Nohora Becerra de Rincón.
La menor vivía en el barrio La Alhambra y Campo Elías le brindaba clases de inglés, sin embargo, dicho día la sesión académica estuvo bañada de sangre, pues el asesino desenfundó un cuchillo de combate y atacó a Nohora de Rincón, para posteriormente ir al cuarto y arremeter contra la estudiante.
Luego fue a buscar al escritor Mario Mendoza, con quien en su momento compartía ideas sobre diferentes conceptos, teniendo cuenta que fueron unidos por la literatura y la academia, no obstante, en esa oportunidad no coincidió con el literato, demostrando su clara molestia. Siempre será una incógnita el propósito de dicho encuentro, pues no se sabe si Mendoza hubiese sido una víctima más o incluso, hubiera podido evitar este hecho.
“Al día siguiente, en horas de la tarde, Campo Elías va hasta a La Alhambra, mata estas dos mujeres, madre e hija, quienes además habían sido sus vecinas en el edificio de chapinero, y después de esto, regresa a chapinero, a la universidad Javeriana a buscar a Mario para despedirse seguramente”, explicó el especialista en criminología.
Luego de pasar por dicho campus universitario, el asesino retornó al edificio en donde moraba, ahí, arroja diferentes objetos en el suelo de su apartamento y lanza una pequeña llama, llama que se convertiría en la herramienta para el sádico sucedo de incinerar el cuerpo inerte de su madre.
Campo Elías Delgado salió del apartamento y algunos vecinos se alertaron, varias mujeres intentaron intervenir, pero la muerte tocó su puerta; el criminal pasó por varios apartamentos con su revolver calibre 32 en la mano, levantó el brazo y haló el gatillo, arrasando con la vida de 5 mujeres.
El investigador aclaró:
“Regresa a su edificio, incinera el cuerpo de su mamá, después de esto, él mata a las mujeres, a sus vecinas que están en ese momento en el edificio y después, es cuando se traslada al sector de Galerías, se despide de esta familia y posteriormente sale para el restaurante”.
Hasta su salida del edificio, la suma de víctimas era de ocho personas, incluyendo la madre de Delgado.
Caía la noche en Bogotá y se respiraba un ambiente decembrino, el cual se iba a mezclar con el olor a pólvora, que precisamente no era proveniente de los juegos pirotécnicos, sino, de la locura de un exmilitar.
Delgado arribó a la carrera séptima de la capital, ingresó al restaurante Pozzetto, lugar que frecuentaba los domingos, pues siempre solicitaba un plato de pasta y un refresco de gaseosa. Para los meseros era inusual que este personaje llegara un jueves y aún más, en la noche, no obstante se le atendió con la cordialidad de siempre.
Pidió su plato favorito y una botella de vino, disfrutó de cada bocado y divisaba lo que sería en pocos minutos uno de los momentos más dantescos de la historia del país, según el relato de uno de los meseros a Los Informantes, este excombatiente pidió varios tragos luego de acabar su cena.
Quizá el alcohol y la cólera fueron suficientes para que este sujeto emprendiera su odisea, pues luego de darle al mesero una importante propina, pagó la cuenta, y analizó todo el panorama. Las cintas fílmicas evidencian que Delgado habría abierto la escena como un atraco. Este hombre llevó varias balas a su bolsillo, cargó el revolver y pasó de mesa en mesa disparando, cada víctima caía en medio de una noche inundada por la sangre.
Fueron más de 20 personas las que perecieron ante las balas de este exmilitar, quien posteriormente habría sido abatido por las autoridades, que permanecían alerta en la zona, mientras que otros intentaban apagar el incendio en el edificio. Dicha noche es recordada por todo un país, como la jornada en que la locura se apoderó de un hombre y quiso revivir sus días de guerra en medio de una cena.