Pocos deportistas podrían presumir con tanta seguridad de ser “el más grande” del deporte colombiano como lo hace Antonio Cervantes Reyes, conocido por Kid Pambelé. Y pocas fechas son tan especiales en la historia del deporte colombiano como la del 28 de octubre de 1972. Ese fue el día que el nacido en San Basilio de Palenque derribó en diez asaltos al panameño Alfonso Peppermint Frazer en Ciudad de Panamá.
Y eso que Pambelé no era favorito para arrebatarle el título a Frazer en la previa del combate. Primero, porque en ese momento la historia de Colombia no se caracterizaba por tener la vitrina llena de trofeos. Aún hoy el país debe pegarse a las victorias morales que tenga a la mano, de hecho, pero no tanto como en esos días. Apenas habían pasado diez años desde el célebre 4-4 de la Selección Colombia ante la Unión Soviética en la Copa del Mundo de Chile 1962, y eso era lo más grande del deporte colombiano en ese momento.
El boxeo, por otra parte, ya había dado amagos de que podía dar el campanazo. En 1964 Bernardo Caraballo fue el primer colombiano en pelear por un título mundial. En el Estadio El Campín, se enfrentó en calidad de retador al brasileño Eder Jofre, uno de los diez mejores boxeadores en la historia de Latinoamérica por el título de peso gallo. El brasileño defendió con éxito su título en ocho asaltos. Más tarde en 1967 se enfrentó por el peso gallo al japonés Masahiko Fighting Harada en Tokio, pero nuevamente perdió por decisión de los jueces, esta vez de manera bastante discutida. Mario Rossito y Enrique Higgins también tuvieron oportunidades para pelear el título mundial en superligero y pluma durante esos años, pero tampoco lo lograron
El mismo Pambelé, que había iniciado su carrera en el peso welter junior en Venezuela justo por los días que el Beny paralizaba al país con sus combates, fue el siguiente en tener un roce con la gloria mundial. El 11 de diciembre de 1971 le tocó enfrentar de visitante, en el Luna Park de Buenos Aires, Argentina, al ídolo local y campeón mundial de la categoría, Nicolino Locche. El Intocable hizo gala de su velocidad y su defensa durante toda la velada, evitando que el colombiano provocara el intercambio de golpes, lo que le dio la victoria en las tarjetas de los jueces por decisión unánime.
Tras la derrota de Locche con Alfonso Peppermint Frazer en marzo de 1972, llegó una nueva oportunidad para el colombiano de llenarse de gloria. Originalmente Frazer iba a enfrentar al español Domingo Barrera Corpas, pero el ibérico cayó en un combate previo con su compatriota Tony Ortiz. Este último fue nombrado como contendiente del panameño, pero no pudo subirse al ring. El siguiente en la lista era el brasileño Joao Henrique, y tampoco pudo presentarse por lesión. Eso le abrió la oportunidad a Pambelé, lo que daba a pensar que ante tantos pugilistas por encima suyo, este sería más un trámite para Frazer que una defensa propiamente dicha del título mundial.
Lo cierto es que esa noche del 28 de octubre Antonio Cervantes se jugaba su vida en el ring, pues sabía que era muy difícil que se le presentara otra chance para ser campeón del mundo.
Este viernes el pugilista recordó con lujo de detalles la previa de ese combate en una conversación con el diario El Universal de Cartagena, en el marco de un homenaje organizado por la Universidad de Cartagena, en la biblioteca Fernández de Madrid:
“Recuerdo que subí esa noche con ganas de quitarle la cabeza a mi amigo Peppermint Frazer (...) llegamos a Panamá siete días antes de la pelea y nos preparamos muy bien”
El pugilista recordó que casi todas sus combinaciones iniciaban con la mano izquierda, fuesen ‘ganchos’, ‘opens’ o ‘jabs’, para luego rematar con la mano derecha. De esta manera, el colombiano contrarrestó el perfil diestro del panameño durante todo el combate. También recalcó que su rival tenía un puño fuerte, pero que estaba bien parado para resistir sus ataques.
El gimnasio Nueva Panamá fue testigo de un combate que, tras dos rounds donde los contendientes se estudiaron mutuamente, se encendió en el tercero cuando Frazer conectó un derechazo que mandó al colombiano contra las cuerdas. A partir del cuarto round, el repertorio ofensivo de Pambelé comenzó a hacerse notar, conectando varios golpes en el cuerpo de Frazer para emparejar las acciones.
En el quinto round ambos pugilistas conectaron golpes en el rostro de su rival. La dinámica se mantuvo para el sexto, donde ya era evidente que los golpes de Frazer no era igual de sólidos que los del retador. En el séptimo round Pambelé llevó al campeón contra las cuerdas, e inició un intercambio de golpes en la corta distancia del que el panameño logró salir de forma desesperada cuando estaba por sonar la campana.
Para el octavo round volvieron los golpes al cuerpo y en el noveno, Frazer dio algún indicio de recuperación, pero en el décimo round Pambelé volvió a arrinconar a Frazer en las cuerdas y una combinación de golpes tumbó al campeón a la lona. Este se paró a la cuenta de ocho, pero en la postura del panameño se apreció que no se había recuperado de esa combinación izquierda-derecha que lo mandó al suelo. El colombiano arremetió de nuevo, lo arrinconó contra las cuerdas y con otra combinación mandó a Frazer nuevamente al suelo. Frazer nuevamente se puso de pie, Pambelé conectó con izquierda y derecha en su rostro y el campeón cae por tercera vez. El árbitro dio por finalizada la pelea y Pambelé se consagró como el nuevo campeón mundial de los welter junior.
A partir de ahí comenzó la merecida gira de la victoria por todo el país. El pugilista recordó con la fuente que en Barranquilla hizo el saque de honor en el estadio Romelio Martínez, previo a un partido entre el Atlético Junior y el América de Cali. El presidente de la época, Misael Pastrana Borrero, lo puso de ejemplo en sus discursos ante el pueblo colombiano, y cuando este le ofreció un regalo por darle a Colombia ese momento genuino de júbilo, el pugilista pidió que le pusieran electricidad y agua potable a su tierra, San Basilio de Palenque.
En su carrera, el palenquero defendió con éxito el título mundial de la categoría welter junior en 18 oportunidades; diez de ellas entre 1972 y 1976 (incluida una revancha contra Locche). Luego de perder con el puertorriqueño Wilfred el Radar Benítez en 1976, recuperó el cinturón contra el argentino José María Giménez en 1977, realizando otras ocho defensas hasta que fue derrotado por Aaron Pryor en 1980. Luego de algunos combates más, se retiró de la actividad en 1983, tras lo que siguió una adicción a las drogas de la que se pudo recuperar hasta 2012, según contó a la fuente.
Cuando le preguntaron este viernes qué haría si volviera a nacer, el pugilista respondió “boxeador o pelotero”.
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