Según información del Sistema de Información Estadístico, Delincuencial, Contravencional y Operativo (Siedco) de la Policía Nacional de Colombia, extraída y analizada por miembros del centro de pensamiento Futuros Urbanos, las denuncias por el delito de extorsión en Colombia están presentando un aumento en varias ciudades del país, especialmente en las intermedias. Además, se identificó que la extorsión telefónica ha sido la modalidad más frecuente de este delito en los últimos cinco años.
La extorsión es pasar por encima de la voluntad de otra persona para obligarla a hacer (o no hacer) algo o tolerar determinada situación, so pena de hacerle daño a su integridad, a sus cosas o a sus seres queridos. A través de cartas directas, llamadas telefónicas, redes sociales y hasta visitas en la puerta de la casa o establecimiento comercial, los delincuentes intimidan a sus víctimas con amenazas, secuestros, daños a sus propiedades o a su integridad y hasta sicariato.
Detrás de este tipo de delitos hay bandas criminales dedicadas a actividades como los préstamos informales —gota a gota o pagadiarios— y el microtráfico en los barrios de estas ciudades. Además, estas bandas estarían diversificándose: según lo que dijo al diario El Espectador el director de Futuros Urbanos, Ómar Oróstegui, “la extorsión ha evolucionado a otros delitos a través de medios digitales y otros elementos. La sextorsión es algo que poco conocemos, por ejemplo. El delito está creciendo y no como se está enfrentando el fenómeno”.
Según el artículo 244 del Código Penal Colombiano, quienes sean culpables de extorsión pueden ir a la cárcel por un periodo entre ocho y diez años. A pesar de que existen dos unidades de la Policía Nacional dedicadas a combatir este flagelo —el Grupo de Acción Unificada para la Libertad Personal (Gaula) y la Dirección de Antisecuestro y Antiextorsión (Diase)—, es posible que exista un gran subregistro porque las víctimas tienen miedo a las consecuencias de denunciar. Con todo, en el último año se dispararon las cifras.
Según el centro de pensamiento, seis de las diez ciudades principales de Colombia tuvieron un alza en sus tasas de extorsión en los últimos cinco años. Aunque en las principales ciudades también enfrentan el problema, este está creciendo especialmente en ciudades intermedias. Villavicencio tiene la tasa más alta de denuncias por extorsión, seguida de Barranquilla, Cali, Medellín e Ibagué. Si bien en la capital del Meta no está el mayor número de casos —que en 2022 asciende a 183—, su tasa es de 33 extorsiones por cada cien mil habitantes.
La tasa de extorsiones ha sido variable en ciudades como Barranquilla, ciudad que es tercera en todo el país en denuncias por extorsiones para 2022: en cuatro años subieron de 8,8 a 24,6 los reportes por cada 100 mil habitantes, mientras que la tasa ha bajado en 2022 a 17,2. En Cartagena también hubo un aumento drástico: en 2021 presentaron una tasa de 21,1 y en 2022 aumentó a 17,9. En Santa Marta, por su parte, se espera que en 2022 se supere el registro histórico de extorsiones de los últimos cinco años.
Según los datos analizados por el centro de pensamiento, este flagelo ha presentado reducciones en ciudades como Bogotá, Cali y Medellín, incluso si esta última ciudad todavía mantiene una tasa alta con respecto a otras ciudades del país. Por otro lado, las llamadas telefónicas han sido la modalidad más frecuente de extorsión (con un 45 % de las denuncias), seguidas de la extorsión directa y por las redes sociales.
A manera de recomendaciones, Futuros Urbanos recomienda informar sobre la sextorsión y otras modalidades de este delito, para evitar caer en las trampas de los delincuentes. También se pide intervenir en los centros carcelarios, desde donde algunos reclusos estarían delinquiendo a través de teléfonos celulares ingresados ilegalmente.
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