Los últimos detalles que están afinando para la presentación del documento final de la reforma tributaria, el cual se discutirá en las próximas semanas en las últimas plenarias del Congreso nacional, qué definirá cuál será la nueva normativa fiscal de la nación, tiene en alerta a las panaderías, pues productos como las galletas, amasijos y hasta el mismo pan entrarían en la categoría alimentos ultra procesados, lo que significa que tendrán un incremento a partir del 2023.
En un primer debate se incluyó, debido a la partida arancelaria qué incluye los impuestos de panificación, se agregó el impuesto saludable también para el pan, lo cual significa un aumento del 10 % para el 2023, un 15 % para el 2024 y ya para el 2025 estaría sobre un impuesto adicional del 20 %”, dijo la presidenta de Adepan, Marcela Morales, en diálogo con Caracol Radio.
Esto tiene preocupado a la agremiación, no solamente por encargué tributario que va a tener este producto, entre muchos otros que se realicen en las panaderías en Colombia, si no la invitación que va a tener para los ciudadanos que tienen como opción primaria este tipo de alimentos, principalmente para los desayunos.
Es por esto que le están haciendo un llamado al ministro de hacienda y crédito público, José Antonio Ocampo, para que revise esta determinación, evalúen mejor la viabilidad del mismo, y considere qué los mayormente afectados serán los colombianos de más bajos recursos.
Estos productos ya por contener azúcar sí estarían grabados con esta condición, con ese 10 %, 15 % y 20 %; lo que ya lleve un azúcar adicionado si sería incluida dentro de la reforma como un alimento ultra procesado” concluyó Morales en Caracol Radio.
Para que se haga una idea estos alimentos entrarían dentro del grupo de las bebidas azucaradas, junto con los ultra procesados, que tendrán que pagar unas tarifas dependiendo la cantidad de sodio, sal, grasas y azúcar en el producto final.
Alimentos como embutidos, conservas, confites, chocolate, pastas, cereales, jaleas, frutas procesadas, salsas, entre muchos otros, serán los que pagarían estos impuestos: “Están nutricionalmente desequilibrados. Tienen un elevado contenido en azúcares libres, grasa total, grasas saturadas y sodio, y un bajo contenido en proteína, fibra alimentaria, minerales y vitaminas”, argumenta el texto presentado por el gobierno nacional.
“Como industria de alimentos consideramos que esta medida afecta profundamente al consumidor, dado que este tendrá que pagar por sus alimentos un valor mucho más alto con afectación directa sobre su economía”, declaró el director ejecutivo de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia.
A todo esto, se suma la implicación lógica que tendrá esto en la canasta familiar básica, porque, aunque saludables o no, en muchos casos son la primera opción que pueden permitirse muchos de los ciudadanos.
Para que lo tenga presente el gravamen con el sodio se hará para cualquier alimento, el cual en una presentación de 100 gramos o porción contenga una kilocaloría, o más, o cuyo contenido represente unos 300 miligramos o más, tendrá que pagar impuesto.
Con los azúcares es algo similar, según explica el texto: “Se debe identificar los azúcares añadidos según lo definido en el parágrafo 2 de este artículo (…) se compara este resultado con el porcentaje establecido en la tabla, y si es igual o superior a 10%, estará sujeto al impuesto”.
La intención del articulado tributario, señala que se busca una justicia social, por lo que las poblaciones más vulnerables no estarían afectadas: “el propósito de esta reforma tributaria es el de promover un sistema tributario más justo que permita generar recursos para atender la deuda social histórica que el Estado tiene con la población colombiana”.
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