El último partido que disputó el delantero Michael Rangel con la camiseta de Deportes Tolima fue el 9 de septiembre, cuando el conjunto Pijao igualó 1-1 en Tunja contra Patriotas Boyacá por la fecha 11 de la Liga BetPlay II 2022.
Después de este partido, el futbolista santandereano de 31 años fue desafectado de la plantilla profesional pese a tener contrato firmado con el club hasta el 31 de diciembre de 2022. Bajo el argumento de la comisión de actos de indisciplina, el ariete oriundo de Floridablanca (Santander) no fue tenido en cuenta por el entrenador Hernán Torres para jugar cada uno de los partidos restantes del equipo Vinotinto y Oro, actual subcampeón de la primera división de Colombia.
En palabras del estratega tolimense, El Rompe Corazones seguía entrenando con el equipo desde aquel día, pero el comité de disciplina estudiaba su continuidad en los juegos del plantel ibaguereño:
Michael Rangel viene cometiendo actos de indisciplina. Está el comité de disciplina y ellos son los que deciden y determinan qué va a pasar con él. Por el momento, está trabajando con nosotros, no se ha apartado del equipo, eso es mentira, está trabajando con nosotros normalmente
Sin embargo, en la mañana del martes 25 de octubre se dio a conocer información importante sobre lo que realmente habría causado la salida de Rangel del club, pues la prensa deportiva cercana al jugador informó que el atacante fue separado por supuestas constantes salidas a fiestas y encuentros con alcohol que interfirieron con su rehabilitación para la práctica deportiva.
Pues bien, desde la cuenta de Twitter Fichajes FPC (@FichajesCol1) se hizo público el detonante de la terminación contractual inminente del jugador que, a todas luces, es relacionado con constantes participaciones en encuentros en establecimientos deportivos de la Ciudad Musical de Colombia.
Según Fichajes FPC, la buena relación de Rangel con su suegro ya fallecido y principal patrocinador de Deportes Tolima, Carlos Alvarado, le permitieron tener continuidad en el equipo con todo y sus salidas nocturnas. Sin embargo, todo estalló cuando el jugador conoció a Émerson Fabián Rubio Cardozo, alias Ojitos.
Rubio es un expolicía tolimense y actualmente es vinculado como máximo jefe de una estructura criminal colombiana. También fue capturado el pasado 12 de octubre en el Hotel Wayira Beach del municipio de Manaura (La Guajira) cuando –al parecer– asistía a una cumbre de la mafia mexicana y colombiana, por lo que próximamente será extraditado.
Ojitos es socio de la hacienda Tranquilandia 2.0 y es señalado de enviar varias toneladas de narcóticos a Estados Unidos y Europa. Él conoció a Rangel junto a su esposa, Kelly Bermúdez, quien fue funcionaria pública en la Alcadía de Ibagué y que posteriormente comenzó a verse más a menudo con el exfutbolista de Atlético Bucaramanga.
Las salidas con Bermúdez habrían sido el detonante para que Émerson Rubio, buscara a Rangel y se vengara con amenazas para forzar su salida del equipo Pijao. Así fue reportada la situación en el hilo de Twitter de @FichajesCol1:
Rangel empezaría salir con Kelly, siendo descubierto por “alias” ojitos algo que al narco no le gustó, por lo que no solo hostigó a través de llamadas al cuerpo técnico y directivos del Deportes Tolima, sino que fue acompañado de varios hombres armados a la sede del club. Estos pedian al jugador que saliera del club o lo sacaban a la fuerza. El jugador se fue de la ciudad, rescindió contrato sin cobrar un solo peso y se encuentra entre Cali y Bucaramanga con un grupo de seguridad
En su época como Policía activo, Ojitos, oriundo de Rovira (Tolima), descubrió un cargamento de droga de propiedad de Joaquín Guzmán Loera, alias El Chapo Guzmán, uno de los más temidos narcotraficantes de México. Dicho cargamento habría desaparecido misteriosamente y Émerson paulatinamente apareció comprando tierras, ganado, casas y vehículos a nombre de sus testaferros. Incluso habría llegado a financiar campañas políticas, según informó el portal informativo Ondas de Ibagué.
SEGUIR LEYENDO: