El primer vagón del Metro de Bogotá ya llegó al país, lo que ha abierto nuevamente la discusión sobre quienes preferían el diseño subterráneo y los que apuestan por el que actualmente se ejecuta para la primera línea, que será elevada. Entre los primeros estuvo el ahora presidente Gustavo Petro y varios de sus aliados políticos, que ahora cuestionan el avance del proyecto.
Sin embargo, algunos temen que el diseño de la primera línea pueda verse alterado por la posición del gobierno nacional. Así lo advirtió el concejal del Centro Democrático Óscar Ramírez Vahos, quien sostuvo que las declaraciones de funcionarios del gobierno podrían estar relacionadas con cambios al proyecto que ya avanza en la capital.
“Desde que Petro era candidato puso por escrito su intención de intervenir en la ejecución de este proyecto; en su programa de gobierno, en el apartado de propuestas para Bogotá y la región andina, se contemplaba una “profunda revisión del contrato del metro de Bogotá”, lo que podría traducirse en retrasos y modificaciones estructurales del proyecto, todo con miras a que el Metro de Bogotá se adapte al modelo de Petro en 2015″, aseguró Vahos.
Cuando el ahora presidente fue alcalde de la capital, adelantó los estudios para el Metro subterráneo que llegó hasta la fase III. Pero la administración posterior decidió iniciar un nuevo proceso de estructuración para realizar la primera línea elevada, el cual fue continuado por la alcaldesa Claudia López y despertó la oposición de Petro.
Ramírez Vahos recordó que el pasado 8 de agosto el ministro de Transporte, Guillermo Reyes, declaró que el Metro era una profunda preocupación para el presidente. “A eso hay que sumarle las declaraciones del ministro, quien aseguró que el presidente Petro le pidió al consorcio chino que parte de la primera línea del Metro de Bogotá fuera subterránea. Recordemos que cualquier modificación al contrato significaría sobrecostos millonarios en el proyecto y que los bogotanos sigamos sin Metro”, dijo el cabildante.
El cabildante sostiene que las obras de construcción están programadas para iniciar el primer semestre del próximo año. Recordó que el 20 de octubre de 2020 se firmó el acta de inicio y la ejecución tiene un 16,78 % de avance físico, mientras que a gestión predial y el traslado anticipado de redes tienen un avance del 88% y las obras del patio taller y del intercambiador de la calle 72 ya arrancaron.
“La primera línea del Metro de Bogotá no es un capricho político de nadie, sino la necesidad más urgente en materia de movilidad de toda la ciudadanía. A través del Conpes 3900 del 25 de septiembre de 2017, se declaró su importancia estratégica(...) De cambiar las condiciones contractuales del proyecto, todo este trabajo, el primero hecho en la historia de la ciudad para construir un Metro, puede perderse”, afirmó el concejal.
“Además de retrasos, se corre el riesgo de posibles sobrecostos, en el entendido de que ya se ha avanzado en estudios para la viabilidad del proyecto”, continuó el concejal. Si el presidente quiere renegociar los contratos, esto traería retrasos y Bogotá podría pasar esta década sin Metro, pues se correría la fecha de inicio de operaciones, hoy contemplada para el año 2028. Además, seguiría sumando argumentos a los que dicen que en Colombia hay inestabilidad jurídica para inversiones extranjeras en el país”, concluyó.
Aunque el mandatario no ha hecho anuncios al respecto después de los lanzados en campaña, cuando advirtió que podría revisar los contratos, la relación del gobierno nacional con la alcaldesa López ha tenido quebrantos. La ministra de Ambiente y exconcejal Susana Muhammad le solicitó a la mandataria a través de un concepto de la entidad que retire el proyecto de la Región Metropolitana del Concejo, para garantizar la participación ciudadana, lo que causó una airada respuesta de la mandataria capitalina.
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