Este mes, luego de ocho años de estar privado de su libertad, regresó a Colombia Andrés Ballesteros. El colombiano llegó a territorio africano con el fin de celebrar su cumpleaños número 28, sin embargo, el festejo terminó en tragedia luego de que fuera encerrado en una prisión. Mientras se acomoda de nuevo en su tierra natal, ha estado hablando con diferentes medios de comunicación nacionales acerca de lo que verdaderamente sucedió con su situación legal en el extranjero. En su momento, no supo bien las razones por las cuáles estaba siendo detenido, sin embargo, luego le notificaron que era sospechoso, supuestamente, por narcotráfico.
En sus conversaciones con la prensa local ha explicado que, para el momento, solo hablaba español, por lo que le fue imposible comunicarse y entender lo que estaba ocurriendo a su alrededor. “En ese tiempo yo solo hablaba español y cuando estuve allá, todo cambió cuando llegué al aeropuerto (...) ser colombiano es como llevar una marca (...) ya lo quieren poner a uno en un lugar distinto para cuestionarlo (...) No hablo su idioma ni inglés, no tienen traductor. Empiezan a envolverme, uno a querer decirme una cosa, otro otra, no les entendía. Me llevaron a un cuarto diferente, decían muchas cosas (…) uno me daba a entender que no me preocupara, que todo se iba a terminar, que iba a entrar”, dijo ante los micrófonos de W Radio.
Tal y como lo reveló el ciudadano caleño, ahora de 36 años de edad a Noticias RCN, tras ser interceptado por las autoridades, fue llevado a un cuarto para ser interrogado. “soy llevado a una estación de Policía y me hacen señas de que si tengo plata. Vino una persona tras otra a interrogarme y me llevaron a la cárcel”, dijo a ese medio de comunicación.
De acuerdo con lo que relató a Noticias Caracol, por el otro lado, nunca pudieron comprobar su supuesta culpabilidad, sin embargo, lo mantuvieron preso. Tras su captura, se comunicó con su familia, destacó en el noticiero. Tuvo la oportunidad de hacer una llamada de cinco minutos que le costó 200 dólares. “Yo pensaba en comunicarme para que me sacaran (...) aquí me voy a morir, le mandé una carta a mi hermano diciéndole que me iba morir”, puntualizó.
“Me dicen que estoy bajo una investigación la cual duró al principio 5 años. En el 2019 soy liberado por un juez en la Corte, pero al salir de la Corte me vuelven a arrestar, soy llevado de nuevo a la estación de Policía y a los tres días soy llevado otra vez a la cárcel”, añadió en su entrevista con Noticias RCN. Ballesteros estuvo en la cárcel de Keko, considerada como la peor de Tanzania y una de las peores del mundo.
“En ese país no hay Derechos Humanos, ellos apenas están empezando el proceso de evolución en las leyes (...) están recién independizados, son nuevos en todo y están muy atrás en lo que es la justicia. Las cárceles y los guardias son inhumanos. En una de las palizas me dañaron la rodilla”, relató a la W Radio.
De acuerdo con lo que ha venido denunciando, las condiciones en las que se mantuvo en aquella prisión eran deplorables. Además del hacinamiento, su alimentación no era la mejor. “La comida era desastrosa, se comía una vez al día una masa en un plato con un vaso con frijoles, que son contados, y tiene animalitos, insectos adentro (...) Yo pesaba 80 kilos y llegué a pesar 58”, detalló a ese portal informativo.
“Allá todo es échese como un perro, todo es arrodíllese”, aseguró en Noticias Caracol. Sostuvo, además, que se enfermó más de 16 veces por aquellas épocas. “Un día me detuve frente a mi plato de aluminio y me puse a contar cuántos fríjoles nos servían. Eran 20 por plato, que nadaban en casi medio litro de agua sucia”, agregó para el diario El Tiempo.
“Nunca hubo un proceso judicial, estuve bajo investigación todo este tiempo (…) el juez me dejó en libertad en 2019, pero me volvieron a capturar”, agregó en su charla con la W Radio.
Los esfuerzos de su familia para sacarlo de allí fueron múltiples, sin embargo, hasta octubre del año en curso se logró una conclusión satisfactoria para el caso. Gracias a una gestión adelantada por el secretario Jurídico de Presidencia, Vladimir Fernández, los Ministerios de Justicia, de Relaciones Exteriores y la Embajada de Colombia en Kenia, se consiguió un acuerdo para que el colombiano volviera al país. Es de destacar que fue necesario el pago de una fianza que alcanzó los $115 millones.
“Únicamente en el Gobierno de Gustavo Petro se preocuparon por este caso. En dos meses se hizo lo que no se había hecho en los ocho años anteriores. Solamente faltaba un poquito de voluntad política para que esta persona tuviera un tratamiento relativamente digno”, comentó Andrés Giraldo, periodista y amigo de Andrés Felipe Ballesteros.
Andrés, finalmente, llegó a Colombia el viernes 21 de octubre sobre la1:36 de la tarde. “Me siento muy feliz. Primero que todo, le tenemos que dar gracias a Dios, a mi familia, al Gobierno de Colombia, a los medios de comunicación, que estuvieron ahí para que todo esto se pudiera dar”, dijo.
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