El informe Análisis de Vulnerabilidad y Riesgo Climático en la Transición Andes, Amazonía y Orinoquía, realizado por WWF en el marco del proyecto de Áreas Protegidas, enciende de nuevo las alarmas.
Pese a que Colombia solo genera un 0.57% de los gases de efecto invernadero en el mundo, será uno de los países más afectados por la crisis climática. El aumento de la temperatura en zonas montañosas como Sumapaz, la reducción de lluvias en Chiribiquete y la cantidad de agua que correrá por sus ríos, son algunos de los efectos que se estima, comenzarán a hacerse cada vez más evidentes.
Los análisis fueron realizados por un grupo de científicos que, a partir de datos recogidos en cuencas abastecedoras de los Parques Nacionales Naturales Sumapaz, Cordillera de los Picachos, Sierra de la Macarena, Tinigua y Serranía de Chiribiquete, se dedicaron durante dos años a recolectar datos. con el objetivo evaluar las amenazas relacionadas con el clima, evidenciar la vulnerabilidad de las comunidades, los ecosistemas, biodiversidad y medios de vida, empleando información de diferentes fuentes del Gobierno como el Instituto de Investigación Alexander Von Humboldt y el IDEAM.
Para ello, el análisis se elaboró usando índices especialmente relacionados con las amenazas climáticas, los fenómenos denotados por cambios en el clima a largo y corto plazo y las condiciones que hacen vulnerables a las comunidades, a los ecosistemas y a la infraestructura vial.
Así las cosas, fueron seleccionados indicadores que contribuyeron a hacer una descripción de aspectos como amenazas climáticas, vulnerabilidad, nivel de riesgo de cara a cambios futuros en la precipitación y afectaciones importantes del paisaje objeto de estudio.
Pero no solo se trató de una cuestión de indicadores, los científicos también pudieron realizar un trabajo conjunto con las comunidades, recopilando información adicional para que así, por medio del conocimiento local, también fuera posible conocer de primera mano las afectaciones sobre el clima y contemplar las soluciones que se pueden vislumbrar. En esa perspectiva, el informe también se enfoca en la acción, pues pone de manifiesto las medidas de adaptación que pueden llegar a implementarse de la mano de las mismas comunidades y las entidades de control.
Algunas de las recomendaciones del informe
“Es urgente desarrollar estrategias de adaptación, mejores prácticas de producción, conservar las fuentes de agua y mantener la conectividad de los bosques para que estos sigan brindando bienestar y salud a la fauna, flora y seres humanos que habitan estos paisajes incluso en un panorama de clima cambiante. Justamente tener territorios más resilientes frente al cambio climático es uno de los objetivos de la publicación”, dijo Melisa Abud, oficial en Biodiversidad y Cambio Global en WWF Colombia.
En ese orden de ideas, cuando se hace referencia al aumento en la capacidad de adaptación, los voceros hacen referencia a la necesidad urgente de pensar holísticamente las amenazas, riesgos climáticos y medidas de adaptación en Planes de Gestión del Riesgo de Desastres, Planes de Manejo de las áreas protegidas, Planes de Vida de las comunidades y Planes de Ordenamiento de Cuencas Hidrográficas fortaleciendo la mano prevención y atención de desastres en articulación con las comunidades y organizaciones locales.
En segundo lugar, también sostiene la importancia de implementar sistemas productivos sostenibles por medio de la zonificación de amenazas climáticas en áreas destinadas a la producción, la restauración, rehabilitación y recuperación de zonas de importancia para el abastecimiento hídrico de comunidades y actividades productivas que deben estar enfocadas en alternativas sostenibles.
Y finalmente, cuando el informe destaca la importancia de aumentar la conectividad del bosque, hace referencia a la necesidad de implementar estrategias de conservación más estrictas en las áreas protegidas, recuperando ecosistemas degradados y orientando los sistemas productivos basados en la agricultura por una línea más sostenible.
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