En una reciente convención con la Universidad Nacional, el experto Pedro Arrojo Agudo, Relator Especial de la ONU, expresó la preocupación por el recurso hídrico en diferentes partes del mundo y los datos que en este momento afectan al 40 % de la población mundial.
Actualmente, en el último trimestre del año 2022, la sociedad vive en una latente preocupación por los combustibles fósiles que han permitido que las dinámicas sociales vayan a un ritmo determinado en las cuales, los seres humanos nos hemos acostumbrado y su faltante, puede llevar a esa misma sociedad a las calles para protestar por sus elevados precios o porque escasea.
Situación diferente que no ocurre con el agua. No hay nadie que proteste por la falta de ella, aún cuando los datos de la ONU informan que alrededor de 2.200 millones de personas en el mundo no tienen acceso a agua potable, es decir, el 27 % de la población mundial.
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Además, más del 50 % de la población mundial (4.200 millones) no cuentan con un servicio de saneamiento de forma segura, de acuerdo a los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Por eso, el pasado 15 de octubre de 2022 la Universidad Nacional tuvo como invitado al relator especial Pedro Arrojo Agudo de la ONU en temas de derechos humanos y agua potable, en un encuentro el cual diferentes organizaciones gubernamentales y ancestrales discutieron y mostraron las diferentes formas en las cuales la comunidad se relaciona con el agua.
El relator Arrojo indicó que “en informes del año ya se hablaba de la necesidad de que la sociedad hiciera las paces con los ríos, de que debía haber una ingeniería natural que promueva la gobernanza del agua como un bien común y no como una mercancía, situación que se veía, por ejemplo, con que el agua se fuera a negociar en Wall Street”.
Por su parte el sociólogo Andreiev Pinzón, del Comité de Buenaventura, dijo que “es increíble que el municipio tenga 9 cuencas hidrográficas, por las que fluyen alrededor de 10.000 m3 por segundo de este recurso, y la comunidad no tenga agua, lo cual es consecuencia de la gestión gubernamental enfocada a que el agua forme parte de proyectos para los muelles o los trenes, mas no para la población”.
Y aunque suene ridícula esa cifra, es cierto, la comunidad de Buenaventura que cuenta con alrededor de 420 mil habitantes no cuentan con una infraestructura que les permita tener agua potable; como la ciudad recibe agua constantemente de las lluvias, todas las casas cuentan con tanques de plástico para la recolección de agua y cada dos días en horas de la mañana recolectan agua del Distrito.
Por otro lado, la comunidad del departamento de La Guajira que es uno de los departamentos donde más mueren niños de hambre en los últimos seis años, también tiene un problema de las aguas por culpa de la empresa Cerrejón la cual desvió el arroyo el Bruno proveniente del río Ranchería.
Así lo hizo ver el líder indígena Miguel Socarrás, de la comunidad wayuu, quien informó en esta reunión que cada año alrededor de 30 millones de litros de agua son utilizados para la minería: “las empresas pueden producir petróleo, gas o muchos minerales, pero ninguna puede producir agua, porque esta solo la da la madre naturaleza”.
Aura Rodríguez, representante de la PCDHDD expresó que uno de los mayores problemas en el uso del agua se debe a la agroindustria, sobre todas aquellas que se alojan cerca de las cuencas de los ríos, como son los ingenios en el río Cauca, la industria de las flores, las empresas de bebidas azucaradas, así como el asesinado de líderes sociales.
Aunque mostraron las problemáticas, también enfatizaron en las soluciones que ha tenido el gobierno como la Sentencia de la Corte Constitucional de 2016, mediante la cual se reconoce al río Atrato como un sujeto de derechos, los procesos adelantados en las comunidades de Buenaventura y la implementación de Red Nacional de Acueductos Comunitarios.
Por ahora, mientras países como Francia están teniendo manifestaciones por el elevado precio de la vida y la escasez de los combustibles por las recientes huelgas que completan tres semanas; Colombia desarrolla alternativas y soluciones que puedan dar un claro sobre el futuro que es incierto para los más de 4.200 millones de personas que sufren por la falta de agua y no de combustible.
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