El ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, presentó en Estados Unidos los alcances del proyecto de reforma tributaria del Gobierno de Gustavo Petro. Lo hizo en el Foro de Política de Sociedad Civil Vientos de Cambio: el futuro de las reformas fiscales en Latinoamérica, incluido en las reuniones del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM).
En este explicó los impuestos a las ganancias inesperadas, reintroducir impuesto a la riqueza y las medidas para luchas contra al evasión.
Sobre lo dicho por Ocampo, el nobel de Economía en 2001, Joseph E. Stiglitz, hizo varios comentarios y respaldó la iniciativa económica.
Dijo que Colombia, al igual que Chile, va en la dirección correcta. Por eso aseguró que no solo en estos países, sino también en Estados Unidos, quienes más tienen no contribuyen con la parte justa en el pago de impuestos, lo que es muy peligroso, pues reduce la cohesión social y abre paso a la demagogia.
“Para muchos países, la mejor manera de obtener nuevos recursos es a través de la tributación a la riqueza al asegurar que multinacionales paguen una parte justa y al gravar ganancias inesperadas. Estas medidas no afectan la inversión si se diseñan de manera apropiada”, aclaró Stiglitz.
Anotó que desde la Comisión Independiente para la Reforma de la Fiscalidad Corporativa Internacional (Icrict, por el significado en inglés) creen que el impuesto mínimo global es muy bajo porque muchos países tienen tasas impositivas del 25 % o más y si se tiene el 15 %, como lo establece el acuerdo de pilares de la Ocde, puede ser demasiado bajo y podría perjudicar a las economías emergentes.
En cuanto al impuesto sobre beneficios inesperados, admitió que hasta ahora no pudo convencer a la administración de Estados Unidos para introducir un impuesto extraordinario de gas o petróleo.
“Hay enormes ganancias inesperadas y múltiples crisis. No hay otra alternativa que gravarlos”, adujo al agregar que existe evidencia, al menos en Estados Unidos, de enormes márgenes de ganancias, cada vez mayores, que tienen algunas empresas. Según él, estos márgenes provienen del poder del mercado y los impuestos a las ganancias extraordinarias podrían corregir estos desequilibrios.
“Debemos pensar en un impuesto a la riqueza también como una forma de complementar otros impuestos que hoy permiten la elusión y la evasión fiscal. Dos impuestos imperfectos es mejor que un impuesto imperfecto. Tenemos que mirarlo sistémicamente”, puntualizó.
Solución a la desigualdad
Por su parte, el director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, Ilan Goldfajn, respaldó a Stiglitz y anotó que las reformas de Colombia y Chile en realidad van en la dirección correcta, ya que es necesario encontrar una solución a la desigualdad y por eso, urgen reformas tributarias inclusivas que proporcionen más ingresos para atender las necesidades de la sociedad
“¿De dónde viene el dinero en América Latina? Del IVA y de los impuestos corporativos. Respecto al impuesto corporativo, hay que cerrar boquetes por incentivos tributarios. En el impuesto sobre la renta personales existen problemas por informalidad y poca progresividad”, afirmó.
Acuerdo Beps de la Ocde, cuestionado
Por otra parte, el nobel de Economía del 2001 anotó que la asignación de derechos fiscales refleja que el acuerdo Beps de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde), que contiene medidas para mejorar la coherencia de los estándares impositivos internacionales, reforzar su focalización en la sustancia económica y garantizar un entorno fiscal de mayor transparencia, fue hecho por los países avanzados, lo cual criticó porque la gobernanza para formar las normas globales debe dar voz a todos los países, no como pasó cuando se aprobó, que todos los países estaban en la mesa, pero ninguno habló al respecto.
Sobre este acuerdo, el ministro Ocampo respondió que “trae muy pocos recursos para economías emergentes y por eso se requiere una nueva ronda de negociación en Naciones Unidas y un acuerdo regional en materia tributaria”.
De igual forma, manifestó la necesidad de llegar a un acuerdo fiscal en América Latina que se base en el acuerdo del G20 y la Ocde y que en última instancia puede allanar el camino para un acuerdo universal en la ONU.
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