La Amazonía, tal como la conocemos, podría desaparecer en ocho años, asegura el Informe Planeta Vivo

Pese a que el horizonte establecido para las metas mundiales de conservación es el año 2030, la tendencia y los datos que demuestran que el 26% de la Amazonía se encuentra en estado de perturbación avanzada, hacen pensar en la llegada a un punto de no retorno

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Vista aérea de un campo
Vista aérea de un campo de maíz cosechado y un bosque bajo la neblina de humo por los incendios forestales incontrolados en la Amazonía.

Los bosques son fundamentales para regular el clima de la Tierra, pues intercambian más carbono, agua y energía con la atmósfera que ningún otro ecosistema terrestre. Pero aunque los estudios que los comprueban son muchos y el conocimiento que se tiene sobre su importancia es amplio, lo cierto es que en un país como Colombia, “ya se ha perdido un 17% de la extensión original de los bosques y el otro 17% está degradado”, reza el Informe Planeta Vivo entre sus cifras más destacadas.

No es para menos. En Colombia, según datos arrojados por el IDEAM, la deforestación es la actividad que genera casi el 40% de las emisiones de carbono y un 64% de ella se concentra en departamentos amazónicos.

Pero esta tendencia a la destrucción de los ecosistemas tiene implicaciones aún más graves. La pérdida de biodiversidad, el calentamiento global y la incidencia en la salud de las personas.

“Colombia ha hecho un llamado a la acción frente a las metas 2030 frente a las metas de cambio climático, pero no es suficiente. Y por eso el llamado actual es hoy en día frente a nuestro plan nacional de desarrollo. (...) Es fundamental contar con diferentes mecanismos financieros. El presupuesto de inversión asignado al Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible para el 2023 es de aproximadamente 383 mil millones de pesos, lo cual corresponde solo al 1% del presupuesto nacional. Aquí hay un primer llamado a la acción, pues se requieren vehículos e instrumentos financieros, incrementar las asignaciones presupuestales y una acción colectiva entre los diferentes sectores ya que a todas las carteras del país los debe convocar una acción colectiva frente a la crisis climática, a la crisis de biodiversidad y a la salud humana”, dijo Sandra Valenzuela, directora de WWF en Colombia en el marco de la presentación del informe.

Una cuestión que atraviesa fronteras

Partiendo del hecho de que la humanidad necesita a la biodiversidad para sobrevivir y articulando lo anterior con la crisis actual, cada día el grado de vulnerabilidad aumenta. Es por ello que el informe deja ver varios retos, pues la pérdida de biodiversidad no es un asunto que vincule casos particulares.

En ese sentido, el llamado por parte de WWF Colombia, también establece la urgencia de que los países que hacen parte de la cuenca del Amazonas, se unan para generar políticas de cuidado más estrictas en favor de la protección de esta región que funciona como una reserva de carbono que contribuye a mitigar el evidente cambio climático.

Las cifras son contundentes. El índice Planeta Vivo, que es producido por la Sociedad Zoológica de Londres y que hace las veces de indicador de alerta temprana haciendo seguimiento a la abundancia de mamíferos, reptiles, aves y anfibios en todo el mundo, para esta ocasión señala que de 1970 al 2018, un 69% de las poblaciones de vida silvestre han disminuido. Las poblaciones monitoreadas en África se desplomaron en un 66%, las del Pacífico Asiático cayeron en un 55% y en la región más afectada, América Latina y el Caribe, la disminución promedio fue del 94%.

Para entender la tendencia, el índice de especies de agua dulce, arroja cifras preocupantes, pues da cuenta de una disminución del 83% de las especies y del 76% de las poblaciones de peces migratorios. Así mismo plantea una pérdida del 50% de los ecosistemas de arrecifes de coral del trópico, hábitat de cientos de especies marinas.

“Cada especie ocupa un lugar en la naturaleza, tiene una función y de todas estas dependen los ecosistemas. Si nosotros dependemos de la naturaleza para nuestra supervivencia, a medida que perdemos especies, perdemos funciones y muchos de los servicios esenciales que nos brinda la naturaleza”, explicó, Luis Germán Naranjo, director de conservación de WWF.

En ese sentido, cuando en las regiones tropicales la tendencia de la pérdida es más pronunciada que en las regiones como Norteamérica, Europa y el norte del continente asiatico, el llamado por la justicia climática se hace más importante, pues se trata de una destrucción sin precedentes, que si bien no es responsabilidad de los países más afectados, sí involucra las formas de consumo y el modelo económico actual que impulsan los países que más emisiones generan.

En tal sentido, a la fecha, si bien algunos gobiernos han comenzado a paliar la crisis a través de algunos compromisos, para el Informe Planeta Vivo, estas medidas no han sido suficientes para alcanzar metas como la de limitar el calentamiento global a 1.5˚C y revertir la pérdida de biodiversidad para 2030, por lo que el llamado continúa siendo a que en la próxima conferencia COP15 del Convenio sobre la Diversidad Biológica de la ONU se tomen medidas reales, que le apunten a detener y revertir el declive de la biodiversidad en aras de asegurar un futuro saludable y sostenible para las personas y el planeta.

Vista aérea de la deforestación
Vista aérea de la deforestación amazónica, municipio de Calamar, Departamento del Guaviare, Colombia.

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