El año pasado se fijó que en este 2022 se diera uno de los incrementos del salario mínimo más altos de los últimos años; llegando a la barrera del millón de pesos, pero, en este periodo el país ha visto los efectos del COVID - 19, a nivel económico, agudizado por la situación internacional, y que a nivel nacional se ha traducido con el fuerte encarecimiento de los precios de productos y servicios, por lo que el sueldo para el 2023 tendrá un reto especial para las autoridades y agremiaciones que se sienten a negociar. Una de las propuestas que está circulando, que no es nueva, es que se haga un pago diferencial dependiendo la ciudad donde laboren las personas.
Hasta donde se conoce, el gobierno nacional estaría proponiendo un incremento del 10 % o más, mientras que algunas agremiaciones y sindicatos lo estarían dialogando en el 20 %, incluso, el empresario Mario Hernández se sumó a esta iniciativa hace unos días a través de las redes sociales.
Obviamente todo esto estaría en la discusión, pero, vuelve a tomar fuerza el hecho que los aumentos sean por regiones, por ejemplo, si en Bogotá el costo de vida es más alto que en Cali, pues en la capital del país el sueldo debería ser más alto que en la sultana del Valle del Cauca.
Una de las agremiaciones que habría dado luces sobre esto fue la Federación Nacional de Comerciantes, puntualmente en su regional Antioquia, donde destaca que la medida es viable, teniendo en cuenta la diversidad que existe en el país, que se traduce en la capacidad adquisitiva y las ofertas en los diferentes territorios.
“Colombia ya tuvo en los años 60 salarios mínimos por departamentos y zonas rurales, y en 1972 se dio por sectores y por tamaño de empresas. Desde 1983 se unificó, sin embargo, en un país tan diverso como el nuestro es absurdo tener el mismo salario mínimo en todas las regiones, debido a que cada una tiene dinámicas distintas, vocaciones económicas diferentes, así como costos de vida y poder adquisitivo distintos, de ahí que sea necesario establecer el salario mínimo diferenciado por horas y por regiones para que haya muchas más oportunidades y estímulos a fin de que empresas lleguen a otras regiones o para el desarrollo de proyectos”, explican desde Fenalco.
Uno de los principales motivos, por los que sería viable la idea es la informalidad laboral, concepto que se comparte con el Banco de la República, que además de considerar que el salario mínimo es muy alto, con la situación actual, incrementar el 1 % podría ocasionar varios problemas en materia de empleabilidad:
“La implementación de la figura del salario mínimo en Colombia no está favoreciendo a los hogares más pobres. Aumenta la desigualdad de los hogares y del grupo de trabajadores ocupados, aunque para algunos subgrupos de ocupados el coeficiente Gini, disminuye. También se observan respuestas significativas que implican aumentos en los precios y la inflación como resultado del incremento del salario mínimo”.
Precisamente lo que consistiría es implementar montos diferenciales, por cada ciudad, evaluando factores como la productividad o el costo de vida, ya que en varias de estas el ingreso mensual es inferior al salario establecido.
“Al mirar las cifras del DANE, por lo menos en 14 de los 32 departamentos del país, los ingresos promedio mensuales de la población son inferiores al salario mínimo de $908.526, lo cual ha impedido que en estas regiones haya formalización e inversión por parte de compañías privadas, pues la productividad es baja y los costos del personal son los mismos”, explica Fenalco.
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