Banco de la República alertó sobre un aumento “exagerado” del salario mínimo: “Tiene efectos adversos en los flujos del empleo”

Un estudio realizado por analistas del emisor encontró efectos adversos por el incremento, situación que afectaría, por ejemplo, a la inflación y el desempleo

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Así afectaría a la economía el incremento del salario mínimo EFE/Mauricio Dueñas Castañeda
Así afectaría a la economía el incremento del salario mínimo EFE/Mauricio Dueñas Castañeda

El informe titulado “Efectos macroeconómicos del salario mínimo en Colombia”, elaborado por el Banco de la República, da muestras de los cambios que pueden tomar ciertas decisiones, como, por ejemplo, el aumento del salario mínimo, y cómo este puede repercutir, no solo en el bolsillo de las personas, sino en la dinámica completa de la sociedad. Precisamente para esta edición, se enfocó sobre la discusión del sueldo que se entregará en el país a partir del 2023, por eso, el emisor da unas alertas, pues así sea un leve incremento, se podrían presentar efectos muy adversos, sobre todo en materia laboral.

Según los investigadores del informe, dentro de las motivaciones se dan luces sobre la confusión que genera este debate, que se realiza cada año, donde se proponen complejos modelos pero que realmente no dan muestra de los efectos adversos que tiene para la economía general, en este caso, el incremento.

“La discusión pública sobre los efectos del salario mínimo es bastante confusa porque es difícil tener en cuenta todas [sus] interacciones. Para captarlas, se requiere de complejos modelos, ya que no es posible determinar a priori muchos de los impactos del salario mínimo. Por ejemplo, no puede establecerse a priori si un aumento del salario mínimo eleva o reduce la producción y el empleo agregados, porque los efectos adversos que genera por la vía de costos pueden quedar compensados con aumentos en la demanda”.

Pues a grandes rasgos, lo que deja el análisis no es un buen resultado, ya que como lo dejan ver en las motivaciones, no solo la discusión, sino el salario en general, está muy ligado a la dinámica de los flujos de empleo, principalmente en la creación y destrucción de trabajos.

Según la explicación que da el emisor, aunque el aumento da un alivio para los hogares colombianos, los más pobres no ven realmente un beneficio:

“El salario mínimo tiene efectos adversos en los flujos del empleo: reduce la creación y aumenta la destrucción de puestos de trabajo. Así mismo, aumenta la separación y reduce la contratación de trabajadores, todo lo cual conlleva pérdidas de empleo formal. Si bien hay efectos positivos en el ingreso de la mayoría de los hogares, se observan impactos negativos en los ingresos de las familias más pobres, que corresponden al primer cuantil. De igual forma, los aumentos del salario mínimo aumentan la probabilidad de estar por debajo de la línea de pobreza monetaria e, incluso, por debajo de la mitad de la línea de pobreza monetaria. Es decir, la implementación de la figura del salario mínimo en Colombia no está favoreciendo a los hogares más pobres”.

El Banco de la República detalla que factores como el consumo total de los hogares, bienestar de los trabajadores, la informalidad laboral, inversión, producción y demás, que se ven afectadas, por ejemplo, de las pensiones del régimen de prima media, aportes a salud o implicaciones derivadas de la evasión de impuestos, está poniendo en riesgo los programas de atención social de los colombianos.

“Los modelos de equilibrio general reportan resultados adversos en consumo total y bienestar de los trabajadores, en la informalidad laboral, inversión, producción y en las cuentas fiscales, afectadas por cuenta de las pensiones del régimen de prima media, la salud, la nómina y el menor recaudo de impuestos, tanto en el corto como en el largo plazos, producto de la informalidad laboral que afecta, a su vez, las cuentas de la salud y los programas de protección a la vejez”.

Así las cosas, aunque suene alarmista, el solo aumento del 1 % tendrá un impacto inmediato, por ejemplo, en la inflación y en el desempleo, perdiendo unos 72.200 puestos de trabajo al año, obligando a que los trabajadores tengan que asumir esas bajas.

“El país debería modificar la implementación de la política de salario mínimo y rediseñar la formación para el trabajo de forma que nos permita incrementar la productividad laboral y, así, reducir la relación del salario mínimo al salario mediano del 90% que hoy tenemos, al promedio de los países de la OECD que es del 50 %”.

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