Faltan pocas horas para que en Bogotá se viva uno de los conciertos más esperados de las últimas tres décadas: el de los Guns n’ Roses. La agrupación norteamericana conformada por Axl Rose, Slash, Duff McKagan, Dizzy Reed, Richard Fortus, Frank Ferrer y Melissa Reese llegarán hasta el escenario dispuesto en el estadio El Campín este martes 11 y el miércoles 12 de octubre para revivir viejas épocas rebeldes del rock and roll.
Este magno evento ya se había vivido en Bogotá, pues los famosos se presentaron en el mismo escenario en 1992. En ese entonces, entre los empresarios encargados de cumplir el sueño de muchos rockeros rebeldes de tener a los ‘gunners’ en la ciudad estaba Julio Correal.
De hecho, el reconocido empresario musical tiene una divertida anécdota sobre este importante suceso. Esto lo recordó hace varios años en una entrevista que concedió a Vice Colombia, en la que reveló detalles hasta ese momento desconocidos sobre la primera vez que Axl Roses y Slash pisaron suelo colombiano.
En primera medida, Correal señaló que para él no solo fue una locura pensar que Guns n’ Roses llegara a Colombia, sino un sueño hecho realidad ser partícipe de esta hazaña. Sin embargo, las cosas no salieron como se pensaba.
“El avión de los Guns quedó atrapado en Venezuela”, recordó Correal, la primera tragedia de varias que se registraron para su concierto el 29 de noviembre de 1992. Sucedió que antes de su presentación en Bogotá, los estadounidenses se iban a presentar en Caracas, pero por una difícil situación que atravesaba ese país en materia política, el avión privado de la banda no podía salir de su territorio.
Afortunadamente, la situación se calmó y los ‘gunners’ pudieron volar hacia Bogotá, pero en El Campín otro obstáculo se le presentó a los empresarios. “Llego al Campín y el techo se había caído sobre la tarima ... Con Felipe Santos nos pusimos a llorar”.
Mientras los integrantes de la banda estaban atrapados en Venezuela con todos sus equipos, en Colombia mandaron a alguien para que consiguiera en Miami los elementos necesarios, entre ellos el techo y las luces del escenario, para realizar el concierto. Todo se cayó, pero nuevamente se siguió adelante con la ilusión de tener en Bogotá a una de las bandas más importantes del momento.
Otro detalle particular revelado por Julio Correal fue que, al igual que ahora, en 1992 se habían planeado dos fechas de la banda en la ciudad, pero ante las eventualidades solo se pudo celebrar una de ellas. Sin embargo, ellos sí perdieron bastante dinero de la segunda fecha que ya había sido anunciada.
La llegada de los Guns a Colombia estuvo cargada de escándalo en el aeropuerto y el hotel al que llegaban los artistas estadounidenses. Correal detalló que en la terminal aérea los esperaban cerca de 5.000 fanáticos que se lanzaron a las camionetas en las que iban los Axl Rose y Slash, mientras que en el hotel ya estaba cientos de rockeros que “halaron el pelo a la novia de Axl y a él”.
El día del concierto los desmanes fueron peores, además de la pérdida del dinero, a las afueras del Campín una horda enfurecida reclamaba que los dejaran entrar gratis al concierto. La situación se veía tan peligrosa en las calles que rodean el estadio bogotano que al entonces coronel de la Policía Metropolitana, que dio un recorrido por la zona, le dio un paro cardíaco y tuvieron que llevarlo de urgencia a un hospital cercano.
“Nosotros estábamos en una reunión con la Embajada de Estados Unidos, los abogados de ellos y los de nosotros, cuando yo escucho que empieza el concierto. ‘Me vale lo que pase aquí, los Guns n’ Roses están en la puta tarima y yo me voy a gozar el concierto’”, recordó el empresario bogotano.
En el concierto las cosas no mejoraron, en medio de la presentación empezó a llover, “un diluvio” recuerda Correal el momento que se vivió en un escenario que había quedado casi destruido horas antes por la caída del techo. “Empieza ‘November Rain’ y empieza a llover ... El escenario era una piscina y Axl dice ‘tranquilos, no nos vamos, ya volvemos’”; pero Correal sospechando lo que pasab,a fue a la parte trasera del escenario.
Las camionetas estaban listas, el equipo de Guns and Roses ya estaba empacando todo, “estos hijueputas se van a ir, estos hijueputas se van”. La situación generó una pelea, que llegó a los golpes, entre el equipo de Correal y el de la banda norteamericana.
Finalmente, los socios tuvieron que aceptar que la banda abandonara el lugar, pero uno de ellos quiso que la salida de los rockeros no fuera tan fácil. “Llamó a la torre de control y les dijo que ‘vea ya se van los de los Guns and Roses, pero van forrados en droga’”, lo que desencadenó que a las tres de la mañana el avión de los Guns estuviera rodeado de patrullas y que varios oficiales inspeccionaran el vehículo y los cuerpos de los artistas.
Para este 11 y 12 de octubre, los fanáticos esperan un ambiente mucho más controlado y calmado del concierto, en el que los desmanes no sean protagonistas, sino la buena música. Aún así, la esperanza de que llueva en medio de ‘November Rain’ no desaparece entre las ilusiones de varios ‘gunners’.
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