Investigación concluye que el paramilitarismo instauró un modelo totalitario en el país

Un reciente estudio muestra el papel del paramilitarismo en el país, sobre todo, en algunas regiones donde llegaron al punto de ver con naturalidad la presencia de estos grupos

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Foto de archivo. Fredy Rendón (izq.), el último líder influyente jefe paramilitar camina frente a una de sus tropas antes de desmovilizarse en Unguía, Colombia, 13 de agosto, 2006. REUTERS/José Miguel Gómez
Foto de archivo. Fredy Rendón (izq.), el último líder influyente jefe paramilitar camina frente a una de sus tropas antes de desmovilizarse en Unguía, Colombia, 13 de agosto, 2006. REUTERS/José Miguel Gómez

La investigación que lleva como título “Surgimiento, trayectoria, daños e impactos causados por las estructuras paramilitares originadas al sur del Magdalena Medio” está soportada por los cuatro informes de la Dirección de Acuerdos de la Verdad del Centro Nacional de Memoria Histórica, así como entrevistas de los desmovilizados del grupo subversivo, víctimas y testigos.

La investigación recopiló información desde 1977 hasta 2006 y demostró que los paramilitares tomaron funciones del Estado hasta el punto de convertirse en policías y jueces de las regiones que fueron controladas durante 25 años; así como de todos los procesos económicos y sociales.

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A través de estos datos, el grupo investigador recopiló las regiones donde el paramilitarismo se instauró como en Puerto Boyacá y Chucurí en el Magdalena Medio, así como en los departamentos de Bolívar, hasta su desmovilización en 2006 durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez; Boyacá, Santander; Cundinamarca; Caldas; Tolima y; 60 municipios de Antioquia de los 125 que tiene.

“Entre otros factores, el paramilitarismo surgió por la delegación del monopolio de la violencia legítima a élites regionales, a través de un fuerte discurso contrainsurgente y de enemigo interno que no diferenció entre guerrilleros y civiles, con una muy temprana alianza con el narcotráfico y en reacción a los desmanes cometidos por las guerrillas en estos territorios”, dijo el coordinador y politólogo de la investigación, Camilo Ernesto Villamizar Hernández a Unimedios.

El texto recopila una serie de escenarios de crímenes y victimización cometidos durante 25 años en las regiones donde los paramilitares hicieron presencia. A través de 761 entrevistas a desmovilizados que pertenecieron a estos grupos y 250 entrevistas a víctimas y testigos, el grupo investigador pudo evidenciar la situación de orden de violencia que se impuso.

A parte de esta recopilación de voces, el equipo obtuvo información de diferentes fuentes secundarias, alrededor de 500 entre libros, informes, documentos, sentencias judiciales, entre otros.

Uno de los hallazgos más destacables se refiere al periodo entre 1982 y 1991, cuando la Fiscalía General de la Nación reportó 72 masacres en 7 departamentos cometidas por el grupo de Puerto Boyacá; 546 personas fueron reclutadas forzosamente por las Autodefensas Campesinas del Magdalena Medio y las Autodefensas Campesinas de Puerto Boyacá perpetraron alrededor de 100 masacres que dejaron más de 500 víctimas.

A tal punto llegó la presencia del paramilitarismo en estas zonas del país, que sus habitantes terminaron acostumbrándose a verlos ejercer funciones estatales.

“Les vendieron a los pobladores la idea de que ellos eran necesarios y que debían apoyarlos, o de lo contrario quedarían a merced de la guerrilla, así está no operara allí desde hacía más de 10 años”, puso en evidencia Villamizar.

El politólogo agregó a Unimedios que, “en el paramilitarismo existe un triple discurso contrainsurgente que no distingue entre combatientes y no combatientes y que trató de instaurar de manera violenta un modelo de sociedad a través de la alianza con sectores estatales, actores económicos y basados en fuertes economías ilegales como el narcotráfico y el hurto de hidrocarburos, e impuso un sistema extorsivo cooptando el erario en las regiones donde se encontraba”.

Y finalizó diciendo que, “todos los delitos que ellos decían combatir, como el robo o la violencia sexual, también eran cometidos por ellos, y todo aquel que no se alineaba a su ideología era considerado como objetivo militar”.

La investigación obtuvo la “Mención de Honor” de los Premios de la Fundación Alejandro Ángel Escobar 2022, en la categoría de “Ciencias Sociales y Humanas”.

“La investigación es un análisis de caso modélico y un insumo muy importante para los estudios sobre la guerra y la violencia en la Colombia de los últimos 40 años, y que aún es capaz de dar lecciones admonitorias para el presente”, destacaron los jurados de los Premios de la Fundación Alejandro Ángel Escobar 2022.

Además, afirmaron a Unimedios que, “Esta obra es un importante aporte a la difusión de memorias plurales sobre el paramilitarismo desde las voces de sus víctimas, sus exintegrantes y otros testigos: como contribución al esclarecimiento de la verdad en torno al fenómeno paramilitar; y un incentivo para el debate, la comprensión del paramilitarismo y la realización de nuevas investigaciones”.

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