Se siguen conociendo nuevos detalles sobre la trágica muerte de Karen Castaño, una empresaria paisa que decidió acabar con su vida en días pasados al lanzarse desde el último piso de la Clínica Medellín. Además, la noticia de su suicidio conmovió a todo el país al conocerse el motivo por el que decidió terminar con su vida a través de un texto que le dejó a su pequeña hija, Gabriela.
En ese texto, Castaño deja claro que lo que la orilló a lanzarse desde la Clínica fue ser víctima de abuso sexual, esto por una persona cercana a ella y a su familia, y con el que su hija desde muy pequeña dormía. Meses después de “abrir los ojos”, Castaño señaló que hizo los respectivos reclamos a su familia, pero no recibió el apoyo que esperaba y, a pesar de haber ido a terapia psicológica, nada le quitó sus ganas de acabar con todo.
Según señaló, en junio de este año, su vida se partió en dos al darse cuenta de estas atrocidades. Karen Castaño estaba muy bien, su negocio propio empezaba a generar muy buenos ingresos en el Valle de Aburrá, lo que le permitía no solo pagar nómina, sino asegurarle a su hija calidad de vida. “Estaba por tan buen camino que nuestra vida ecónomica iba a cambiar de manera abundante, estaba haciendo dinero por 3 cosas diferentes, pero que necesitaban mi 100%”, señaló.
“Todos contamos las cosas según nuestro punto de vista, daré el mio dado que no quiero que a Gabriela le cuenten algo que no es o tenga una idea errónea de lo sucedido”, insistió la mujer expresando que su último deseo era que su hija conociera ese texto que dejó en su red social.
Además, la joven mujer no solo estaba triunfando profesionalmente, llevaba unos meses de relación amorosa con un hombre muy bueno. “Lo amé con el alma ¡que suerte la que comparta la vida con él! Si no odiara tanto vivir hubiera sido la compañia perfecta para nosotras y los muchachos, te quiso mucho y fue muy bueno con nosotras, espero que no pierdas contacto con él”, le dice Castaño a su hija en el texto.
El texto que Karen Castaño escribió y publicó minutos antes de lanzarse al vació en horas de la noche el pasado martes 4 de octubre describe que al ver el rostro de la persona que le había causado tanto daño a ella, su hija y otras niñas y darse cuenta que recibía el amparo de sus familiares, empezó a padecer problemas de salud mental.
“Me doy cuenta que mi familia estaba mal, muy mal. No entraré en detalles. Todo lo peor fue que permitieron, y también permití gracias a cosas que desconocía, que durmieras a tus 2 años más de una noche en la misma cama que mi abusador y el abusador de otras niñas de la familia y amigas cercanas”.
La empresaria no dormía, no comía y dejó de confiar en las personas que estaban cerca de ella; de hecho, por esto dejó la carta pública en redes sociales, porque según detalló no confiaba en que sus conocidos transmitieran el motivo real de su muerte a su hija y, además, se atrevieran a denunciar al abusador, de quien ella tampoco dio detalles.
“Desde que me abrieron los ojos no duermo bien, es pesadilla tras pesadilla, siento mucho dolor y mucha rabia, intenté perdonar, pero es algo difícil, y no tanto por él sino por las personas que yo amaba y que sabían pero simplemente decidieron dejar que lo siguiera haciendo y permitiendo que siguiera en la familia ... Dejé de salir para no encontrarme con él y cometer algún error (igual tocó a mi puerta y sufrí mi primer ataque de pánico), comencé a comer mucho y aveces muy poco, vomitaba sin razón, volvió la migraña, no me bañaba”, describe entre muchas otras cosas que pasó durante los últimos meses.
Karen Castaño lo intentó todo. En la carta detalla que fue a psicología y señaló indicios de ansiedad, ataques de pánico y, dentro de todo lo expresado, fue diagnosticada con trastorno de estrés postraumático. A pesar de sus esfuerzos por olvidar y hasta pedonar no lo podía lograr. Entonces tomó la decisión de acabar con la vida del agresor sexual.
“Se supone que el pueblo mata a todo aquel que la debe (un amigo nuestro nos iba a hacer el favor, pero lo mataron primero) y entiendo que él sigue vivo por que a los que sabian les encantaban sus acciones, por algo en ninguno de los casos hicieron absolutamente nada, solo seguir abrazandolo y hablando con él. Gas”, detalló en el texto.
Ante la impotencia de no poder solucionar su salud mental, no poder acabar con la vida del abusador, Castaño contempló nuevamente aquella ‘solución’ que ya rondaba por su mente meses anteriores: el suicidio. “Aún quedaba algo de mi, te lo juro, pero sentí como se rompia el día que fueron por mi y empacaron nuestra ropa, desordenaron lo que habia hecho para ti y vaciaron nuestro hogar ... tenía muchas cosas por hacer aún, mucho dinero por generar, muchas personas que ayudar, pero el tiempo se adelantó, ahora soy una inutil más”.
Finalmente, Castaño se dirige a otra persona de su familia, Susana, y la invita a cuidar de Gabriela -aunque la niña, según explicó, quedará al cuidado de su padre- y prepararse ambas para los momentos difíciles de la vida y concluyó con indicaciones económicas para que su hija siga a futuro.
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