Presidente Gustavo Petro agradeció a la Iglesia Católica por su campaña por la vida: “No Matarás, No Desaparecerás”

En el Día Internacional por la No Violencia el jefe de Estado destacó la jornada que desarrollaron los miembros de esa tradicional congregación religiosa en Colombia

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El presidente de Colombia, Gustavo
El presidente de Colombia, Gustavo Francisco Petro, posa junta a la escultura "No violencia" o "El arma anudada" del artista sueco Karl Fredrik Reutersward y que se encuentra en la entrada de la sede de la ONU en Nueva York (EE.UU.). Foto: @petrogustavo

El domingo 2 de octubre se conmemoró el Día Internacional de la No Violencia en el mundo, fecha en la que nació Mahatma Gandhi quien lideró la independencia de la India del Imperio Británico a través de inspiradores métodos pacíficos, por lo que la Organización de Naciones unidas (ONU) estableció este día para: “Asegurar una cultura de paz, tolerancia, comprensión y no violencia”.

De esta forma Colombia se sumó a las actividades que se realizaron a nivel planetario para solemnizar este día y entre las organizaciones e instituciones tradicionales del país que participaron de la jornada estuvo la Iglesia Católica quien implementó dentro de las actividades su campaña “No Matarás, No Desaparecerás” , que el propio presidente de la República, Gustavo Francisco Petro, destacó a través de su cuenta oficial de Twitter.

“La jornada convocada por la Iglesia Catolica: “No matarás, no desapareceras” es un enorme aporte a la Paz de Colombia. GRACIAS. (sic)”, publicó el mandatario, junto con un link a un artículo de opinión que escribió el padre Rafael Castillo Torres, Director del Secretariado Nacional de Pastoral Social de la Conferencia Episcopal de Colombia.

En dicho artículo, el religioso respalda la propuesta de Paz Total que busca implementar el presidente de la República, pero que trascienda a otros sectores de la sociedad, como el de los que protestan en las calles con violencia.

“Será una jornada que ha de contribuir a tres cosas muy concretas: desescalar el conflicto armado con todos los actores para que no se siga disparando y quienes tienen “piedras en sus manos, las suelten”; distensionar nuestras relaciones para propiciar el dialogo social desde la cultura del encuentro y proteger y preservar la vida de todos, especialmente de las víctimas y los más vulnerables (sic)”, expresó en su misiva el sacerdote.

También criticó a quienes intentan desestimar crímenes que se han cometido en el país, en los que en algunos casos incluso han estado implicadas las propias autoridades.

“Avanzamos en esta campaña constatando los esfuerzos de algunos por ocultar la indignación que siente la Nación frente a las ejecuciones extrajudiciales, la desaparición de las víctimas, la eliminación de pruebas, la intervención de fuerzas oscuras que son verdaderos escuadrones de la muerte, así como la “prohibición” de investigaciones verdaderamente imparciales”, cuestionó.

Además, criticó a quienes con vandalismo quieren llamar la atención en las manifestaciones que se realizan en el país y que en ocasiones ha afectado lugares sagrados para esa congregación, como ocurrió recientemente en la protesta a favor de la despenalización del aborto donde intentaron prenderle fuego a la puerta de la Catedral Primada.

“No faltan quienes, desde la conquista de un mal llamada “libertad de expresión”, se expresan de forma irreverente frente lo sagrado, profanando lugares, violando derechos y utilizando una terminología grosera e indecente. Parece que el lenguaje amable o las palabras educadas han caído en la obsolescencia y a ello se le suma, en la “epilepsia de las redes sociales”, el mal gusto y la transgresión”, agregó.

Finalmente el religioso hizo un llamado para que en todos los ámbitos de la vida se propenda por la no violencia, un cultura que propuso que debe inculcarse desde los propios hogares.

“Urge abrir caminos de reconciliación. La salud moral de la nación así lo exige. La reconciliación no nos puede quedar grande a nosotros. La paz, estable y duradera, que buscamos, tiene que ser una realidad operante y orientadora. Tenemos que producirla desde los procesos locales; crearla desde la casa, la parroquia y la calle, sin ser ingenuos sino ingeniosos”, instó el padre Castillo.

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