Tras varios años al servicio del River Plate donde se convirtió en un jugador aclamado por el equipo de la banda cruzada, Radamel Falcao García alcanzó la plenitud de su carrera como futbolista con su llegada a Europa en 2009, cuando firmó por el Porto. Con su llegada al Dragao de Portugal, el samario fue la gran figura del equipo cuando conquistó la UEFA Europa League en 2011, convirtiéndose desde entonces en uno de los delanteros más reconocidos y codiciados del mundo.
André Villas-Boas tuvo el privilegio de ser el primer entrenador que disfrutó de las habilidades de Falcao en el área rival tras su llegada al Porto. Tras consagrarse en la Europa League de 2011 por 1-0 ante el Sporting Braga en la final con gol del propio Falcao, el entrenador firmó con el Chelsea para la temporada 2011-12 y quiso llevarse al “Tigre” al conjunto londinense, según reconoció en una entrevista para The Telegraph publicada el pasado martes.
En ese momento Falcao atravesaba un estupendo estado de forma. Terminó la temporada con 38 goles y 7 asistencias en 42 encuentros disputados. Por ello, Villas-Boas solicitó a la directiva del Chelsea la contratación del samario, así como la del croata Luka Modric (por entonces en el Tottenham Hotspur), el portugués Joao Moutinho, compañero de Falcao en el Porto, y del argentino Carlos Tévez (que jugaba en el Manchester City).
Ninguno de ellos acabó llegando esa temporada al cuadro blue, como lo explicó el entrenador:
“Se nos escapó el acuerdo con Modric al principio de la temporada. Si el trato con Modric no se iba a hacer, había que hacer el trato con Moutinho. Esa era la promesa de Roman en aquel momento. Pero Moutinho llegó a la Premier League años y años después de que yo lo intentara. Pensé que teníamos el acuerdo con Modric hecho y terminó en el Real Madrid la temporada siguiente”
Más tarde, el Chelsea fue a por Falcao, pero esta operación también se vio frustrada:
“Roman se sintió molesto. Así que, ni Modric, ni Moutinho... Radamel Falcao es otro que estuvo a punto de venir, pero entonces tenías a Didier Drogba que no podía decidir si quería irse o no en enero. Estaba a punto de irse a Shanghai, luego ya no lo está y entonces Marina Granovskaia, la directora del Chelsea, quería a Carlos Tévez y de repente ya no quiso a Tévez”
Vencedores y vencidos
Los desacuerdos con la directiva durante el periodo de fichajes y la irregularidad del equipo durante la primera mitad de la temporada llevaron al despido de Villas-Boas del Chelsea el 4 de marzo de 2012, luego de la derrota en la ida de los octavos de final de la Champions League con el Napoli por 3-1. Su sucesor fue el entrenador encargado Roberto Di Matteo, quien no solo dio vuelta a la serie contra el cuadro italiano, sino que guio al club a la que sería la primera “orejona” de la historia, derrotando en la tanda de penaltis al Bayern Munich en la final.
Por su parte, Falcao acabaría fichando por el Atlético de Madrid para la temporada 2011-12. Con el cuadro colchonero se convirtió en una de las grandes figuras de la liga española, y tal y como hiciera en el Porto, lideró al cuadro dirigido por Diego Simeone a la conquista de la Europa League en la que derrotaron al Athletic de Bilbao por 3-0. En esa ocasión el Tigre convirtió dos goles, que le dieron el título de máximo goleador y mejor jugador de la final. Unos meses más tarde Chelsea y Atlético de Madrid se encontraron en la Supercopa de Europa, con victoria del cuadro rojiblanco por 4-1. Falcao fue nuevamente la gran figura convirtiendo tres goles.
Lo cierto es que Radamel Falcao acabaría llegando a Stamford Bridge para la temporada 2015-16, cedido por una temporada procedente del Mónaco. Con Jose Mourinho primero y con Guus Hiddink después, el colombiano no gozó de mucho protagonismo evidenciando problemas para recuperar su nivel previo a la lesión de ligamento cruzado anterior que sufrió el año anterior cuando jugaba en el cuadro monegasco y que lo llevó a perderse la Copa del Mundo de 2014. En el Chelsea disputó apenas 12 partidos en los que convirtió un gol. Tras esta experiencia, el colombiano retornaría a Mónaco donde jugó los siguientes tres años.
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