Cuando en Colombia se habla de personas comunes y corrientes que llegaron al Congreso de la República sin mayores títulos académicos ni tesis laureadas en importantes academias del mundo, el primer nombre que llega al recuerdo de muchos es el de Ernesto Macías. Y pese a que el huilense que ejerció como senador en 2014 mostró su cartón de bachiller académico y el título que lo acredita como comunicador social, quedó con la marca de ser ‘El bachiller Macías’. Pero a comparación de Alirio Barrera, él sí puede ostentar sus diplomas.
Barrera fue elegido como senador por el Centro Democrático luego de fallar en su plan de ser presidente de la República bajo el aval de este partido. Sí, el país pudo contemplar la posibilidad de tener como jefe de Estado a una persona que no terminó su bachillerato, pues el nacido en Aguazul (Casanare) no alcanzó a terminar su colegiatura por la precaria situación económica que vivió él y su familia de agricultores.
¿Le costó mucho trabajo forjar su carrera política a falta de un título universitario? No; de hecho, su trabajo como agricultor y amansador de caballos le bastó para empezar siendo gobernador de su departamento natal entre 2016 y 2019. No contento con esto, quiso dar un salto ni más ni menos que hacia la Casa de Nariño. En sus entrevistas previas a la encuesta interna del Centro Democrático que dio como candidato a Oscar Iván Zuluaga por ese partido, se veía un Alirio Barrera convencido de querer ser primer mandatario.
Dicha seguridad la mostró en programas como La Tele Letal, donde lejos de las chanzas hechas por Martín de Francisco y Santiago Moure, no escatimaba elogios para sí mismo y sus capacidades para ser presidente: “Es la primera vez que le dan la oportunidad a un campesino como yo de aspirar a algo tan grande. Pero cuando vamos en el proceso, vemos que sí tenemos con qué pelear”, decía el aspirante, sacando pecho ante nombres de la talla de María Fernanda Cabal y Paloma Valencia.
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Ese papel mediático, incipiente por demás, no le bastó para tener el reconocimiento nacional que quería; empero, aprovechó el que le quedó y sumado con el apoyo logrado en Casanare desde que fue gobernador, fue elegido como senador de la República por el partido de derecha. Pero no fue sino hasta el martes 27 de septiembre que tomó aquel protagonismo que buscaba desde comienzos de año.
Ese mismo ganadero que trabajó alguna vez como vendedor de tintos y chorizos en Casanare, llegó al Congreso montado a caballo, un hecho nunca antes visto desde que Colombia asumió como república desligada del yugo chapetón. ¿La razón? Acatar la iniciativa de Roy Barreras de convertir el recinto en un lugar pet friendly, dando ejemplo llevando a su perro bautizado como ‘covid’.
Vestido de ruana y con sombrero de ala corta, ingresó al lugar rodeado de sus escoltas, periodistas y otros congresistas que simplemente miraban el insólito hecho. Minutos después, expuso que el blanco corcel que visitó el Capitolio es su mascota, así como los perros y gatos son acompañantes de otros legisladores.
“Para muchos campesinos de Colombia y del mundo, su mascota es su animalito, su caballo en el que trabajan, en el que invierten, en donde llevan la comida a sus hijos y en el que venden sus productos”, afirmó el senador que quiso demostrarle al legislativo que hay un país más allá de Bogotá, uno donde las herraduras pasan en lugar de carros o motos porque no hay caminos de fácil acceso.
De paso, defendió la labor del campesinado, aquella que en gran medida se mueve a caballo: “pretender acabar con estos oficios que requieren de animales para su desarrollo es acabar con una cultura, una tradición y una forma de vida”. Finalmente, Barrera sugirió recordar que Colombia fue liberado a caballo, así como “las grandes luchas de la humanidad”.
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