Durante los años noventa se produjo un ascenso muy considerable en la popularidad de la música rock en Colombia. La aparición de bandas como Aterciopelados, La Derecha, 1280 Almas, Kraken, Ekhymosis, Poligamia, Estados Alterados y La Pestilencia entre muchas otras, le dieron un impulso muy importante a un género que era con frecuencia estigmatizado por la sociedad. Desde las acusaciones de ser satánicos o adoradores del diablo (sobre todo en lo que se refiere a los exponentes del metal en el pais) hasta el mero hecho de no ceñirse a la tradición tropical en la música del país, se impusieron a esos prejuicios.
Sin embargo, no todos pudieron vivir esa bonanza creativa de la que gozaron Bogotá, Medellín o incluso Cali. En otras poblaciones pesaba más la tradición, no solo por parte de los mismos habitantes, sino por la presión de los grupos armados que se encargaron de señalar músicos, fans y hasta establecimientos que apoyaban la escena como objetivos.
Esto último sucedía en Santa Marta a mediados de la década de 1990 y durante toda la década de los 2000, en un periodo donde los grupos paramilitares tenían una fuerte presencia en las zonas urbanas. Prueba de ello es un informe de la Unidad de Justicia y Paz de la Fiscalía, donde se señala que durante 2009 se cometieron 127 masacres y fueron asesinadas alrededor de 609 personas en el departamento de Magdalena. Estas cifras son aún más graves con las denuncias de medios y organizaciones civiles en su momento de que existían alianzas entre las AUC con la clase política del departamento.
La persecución de estos grupos armados al margen de la ley tocó a la escena rock de Santa Marta, que nunca pudo desarrollar todo su potencial debido a la constante vigilancia y represión a la que eran sometidos. Desde desplazamiento forzoso hasta asesinatos, esta expresión cultural se vio seriamente reducida. Sin embargo, no es una historia muy comentada ni entre los relatos de las víctimas del conflicto armado, ni en la historia misma del rock colombiano.
Ese olvido se viene revirtiendo con el trabajo del colectivo Casa Tachuelas, quienes en articulación con el Centro Nacional de Memoria Histórica, lanzarán el miércoles 28 de septiembre un micrositio web llamado “Sonidos con memoria”, donde se propone una reconstrucción de la memoria histórica alrededor de estos actos de violencia de los que fueron víctimas los jóvenes amantes del rock en Santa Marta durante el conflicto. Recoge la trayectoria de la investigación y campaña del mismo nombre, que busca, desde 2015, romper el silencio y dar a conocer la violencia experimentada en Santa Marta en el marco del conflicto armado urbano y el control paramilitar ejercido durante la década de los 90 y 2000 hacia jóvenes rockeros, metaleros y alternativos que tenían una estética, estilo e identidad cargada de diferencia.
El evento de lanzamiento, que contará con una charla impartida por los miembros de Casa Tachuelas, conformado por Laura Cecilia Chaves, ‘Kike’ Montenegro, Bryan Alfonso Orostegui, Eliana Toncel y Nelly Pérez. También habrá un concierto para cerrar el evento, que se realizará a partir de las 4:00 p. m. en el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación de Bogotá. Este micrositio incluye imágenes y una serie de podcast con relatos de miembros de la escena que vivieron de cerca estas situaciones.
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