En idioma Yurí, Guanía significa “la tierra de muchas aguas”. Tal apelativo no es poca cosa sobre todo cuando se entiende que se trata de una de las más importantes redes fluviales de Suramérica; un lugar que si bien comparte el Vichada (Colombia) con el Amazonas venezolano, es nada más y nada menos que la cuna del Río Orinoco y del río Negro, el principal afluente del Río Amazonas.
Pero esta red que ha sido declarada sitio Ramsar, es más que un dibujo en un mapa. Atraviesa sabanas, afloramientos rocosos, selvas y ecosistemas que con sus aguas se alimentan para dar vida a comunidades indígenas y campesinas y cientos de especies aún no conocidas por el hombre.
No es para menos. Después de la expedición realizada a la zona por el reconocido científico Alexander von Humboldt, y de las posteriores visitas de Johann von Natterer en 1831 y Alfred Russel Wallace, coautor con Darwin de la teoría de la selección natural en 1852, el Guainía ha permanecido fuera del espectro de la ciencia.
Para adentrarse en sus tierras -una gran parte de ellas inexploradas- y con el ánimo de “conocer para proteger”, como bien lo señala Fernando Trujillo, uno de los editores de la investigación, no solo se logró entender con más claridad el valor de la región, sino a la vez entregar como resultado una de las fuentes científicas de información más actualizadas sobre la megabiodiversidad y la riqueza cultural del departamento del Guainía.
“Para navegar y explorar los ríos en Sudamérica hemos hecho cerca de 50 expediciones científicas en varios países y teníamos la oportunidad de continuar haciendo esto en Colombia, pero comenzamos a preguntarnos de dónde no había información y le apostamos al Guainía. El Guainía es una joya, escondida, ¿cuántos habitantes tiene el departamento? Tiene 49,713 en 72 mil kilómetros cuadrados. Solo ciudad Tunal tiene 49.000 habitantes y hace parte de Bogotá, una ciudad con 1700 kilómetros con 9 millones de personas. Esto significa que el GuaInía es uno de los departamentos con menor densidad poblacional que tiene el país y de alguna manera, eso ha permitido que se conserven sus ecosistemas”, explicó Trujillo.
De las especies y las comunidades
En solo dos expediciones realizadas a la zona no solo se incrementó el conocimiento en plantas, casi en 360 especies, sino también en animales: 9 de peces, 8 de abejas, 5 de libélulas, 1 de aves y 1 de fueron igualmente registradas.
Una zarigüeya de cola pincel, un marsupial, poco conocido para la ciencia, que es tan pequeño que cabe en la palma de la mano y que solo era conocido en Ecuador y Perú, fue incluido. José Saulo Usma, editor de la publicación, explica que en cada grupo analizado entre macroinvertebrados, abejas, mariposas, aves, peces, reptiles etc, se presentaron nuevos registros. Así mismo, en medio de estos registros, también se identificaron nuevas especies que no conocía el ser humano. “Eso solo da una pequeña idea de la megadiversidad que tiene el país”, asevera.
Pero si bien, entre los objetivos de las expediciones estaba recolectar información, para Usma otro de los grandes objetivos fue visualizar el rol que tienen en la conservación las comunidades campesinas e indígenas, pues son las que conocen más el territorio y además lo protegen. “Estos son sitios apartados de Colombia, en estos sitios la institucionalidad es muy baja. Entonces, ¿quién hace la soberanía? nuestras comunidades indígenas (...) Por último, todo este estudio quiere también destacar el potencial que tiene la región como un foco para el turismo sostenible. Tenemos que darles una mano a estas comunidades, tenemos que apoyarlos porque lógicamente en estas zonas tan apartadas se dan procesos ilegales de extracción de oro y eso afecta los recursos naturales. Para extraerlo se requiere utilizar Mercurio y ese metal es un tóxico para la salud humana. Entonces es algo de cuidado porque si nuestras comunidades indígenas se ven afectadas por un contaminante como este, ya estaríamos hablando también de extinción cultural”, explica en diálogo para Infobae.
En ese sentido, si bien el carácter virginal del territorio es uno de sus grandes atractivos, Delio Suárez, uno de los líderes regionales, explica que esos retos permanecen latentes. “Hacía arriba del río Inírida, más en lo alto, hay gente que solo se dedica a trabajar la minería de aluvión extrayendo oro en el propio río. No hay control del manejo de mercurio y eso ha sido un problema porque la gente de allá solo piensa que la riqueza es oro, pero no han visto que los cerros de Mavecure son el ícono del turismo. Hay líderes que no han comprendido todavía que el turismo es una riqueza grande y siempre están con la mina. Pero la minería es uno de los problemas. La otra amenaza es la pesca masiva. Hay pescadores que simplemente no son conscientes” explica.
En el departamento del Guainía se registran 198 especies de mamíferos y esta riqueza representa un 36% de todas las especies de mamíferos registradas en Colombia.
En la actualidad el país cuenta con una riqueza de 543 especies de mamíferos. Un 40% de estos son murciélagos, un 25% roedores. De ese total, un 60% son especies endémicas, es decir que solo habitan el territorio colombiano y pese a tanta riqueza, un 70% se encuentra bajo algún grado de amenaza.
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