Totó La Momposina: la fantástica vida de la gran matriarca

El pasado 20 de septiembre, la artista, a sus 82 años, anunció su retiro de los escenarios. Su carrera es una de las más admirables en la industria de la música colombiana.

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La artista se retiró de los escenarios a la edad de 82 años. Diseño a partir de fotografías: Jesús Avilés/Infobae.
La artista se retiró de los escenarios a la edad de 82 años. Diseño a partir de fotografías: Jesús Avilés/Infobae.

Cada vez que cantó, la voz le salió del pecho. Cada vez que bailó, su cuerpo levitó. Desde muy niña, Sonia Bazanta Vides encontró en la música y los sonidos caribeños la motivación de sus días. Nacida al interior de una familia de músicos, la mujer que más tarde sería conocida por todos como ‘Totó', aprendió a cantar y a bailar. Su padre era tamborero y su madre una cantadora y bailarina prodigiosa.

Los días se iban a merced de los sonidos y los ritmos, de herencia africana e indígena, y de pueblo en pueblo iba aprendiendo nuevos bailes, nuevas formas de concebir el arte. Su hogar vivía con las tradiciones musicales de ‘La Costa Caribe’ y las provenientes de la aldea de Talaigua, en el corazón de una isla en las inmediaciones del río Magdalena cuyo nombre es Mompox. De ahí que ‘Totó' sea llamada después ‘La Momposina’.

En Talaigua, una de las tutoras de ‘Totó' que más influencia tuvo en ella, Ramona Ruiz, era una cantadora y líder social. Ofrecía desde consejos matrimoniales hasta soluciones para los conflictos entre los campesinos y pescadores. Su temple le enseñó a ‘Totó' mucho de lo que ella misma adoptaría como mujer después, y bajo su tutela conoció los sonidos y las letras de lo que cantaban los habitantes de la aldea, las historias de los hombres, los constructores de canoas, los pescadores y los tabaqueros, parte del corazón de su música.

Cuando era niña, tuvo que huir de su casa junto a su familia. La violencia irrumpió en su vida y terminó viviendo un tiempo en Villavicencio, antes de instalarse por completo en Bogotá, en donde habitó una casa contigua a la de los padres del caudillo liberal Jorge Eliecer Gaitán, asesinado el 9 de abril de 1948.

Esa infancia suya, en la que prefirió los bailes a los compromisos académicos, explotó su interés por el arte. Era siempre la primera en participar de las presentaciones que organizaba el colegio. Su vocación musical vino a reafirmarse después, cuando los tambores ya fueron irremplazables en su vida, y es que, si bien los Bazanta Vides se alejaron de su tierra, la tierra en sí no se alejó de ellos. Llevaron consigo la música.

En la capital colombiana, su madre inició un grupo de baile y ‘Totó' fue la elegida para cantar. Antes había ingresado al Conservatorio de la Universidad Nacional para formarse en técnica vocal.

Uno de sus primeros conciertos fue en la Feria de las Flores, en Medellín. No tenía más de 18 años. En ese entonces, la mismísima Celia Cruz le auguró un futuro esplendoroso. En el programa Verbo y ritmos de América, cantó por primera vez para la televisión colombiana. Entre una y otra presentación pasaría una década, con el grupo de su madre y en 1960 formó su propia agrupación, la cual, años más tarde, le permitió ganar fama mundial.

Totó y su grupo, en los años 60. Foto: TOTOLAMOMPOSINA.COM
Totó y su grupo, en los años 60. Foto: TOTOLAMOMPOSINA.COM

Un par de años antes, ‘Totó' se casó con Hernando Oyaga, un muchacho oriundo de San Sebastián, un pueblito cercano a Mompox, que solía visitar la casa de la familia Bazanta con frecuencia, pues era buen amigo de uno de los hermanos de la artista, Idolfo. Entre una visita y la otra, Hernando fue cortejando a ‘Totó' y se casaron cuando ella recién había cumplido la mayoría de edad y él era un estudiante de Medicina. De aquel matrimonio nacieron tres hijos: Marco Vinicio, Angélica María y Eurídice.

La relación entre ‘Totó' y Hernando, además del amor, funcionó por su conexión con la música y la alegría que residía en ambos. Fue vital, también, con el correr de los años, su recelo por el dinero. Hoy, él reside en Valledupar, mientrar que ella recorre el mundo.

Poco a poco, la habilidad para cantar y el dominio de la escena por parte de ‘Totó' fueron madurando, encontrando su propio sello. Para la década de los 70, ya había recorrido varios países de América Latina, Europa Oriental y Occidental, y algunas ciudades de Estados Unidos.

‘Totó' se radicó en Francia durante esos años y realizó estudios en historia de la danza, coreografía y ritmo, en la Universidad de la Sorbonne. Grabó allí su primer álbum “Totó La Momposina y Sus Tambores, La Colombie”, con Auvidisc.

En 1982 estuvo en Estocolmo, con su amigo Gabriel García Márquez. Allí hizo parte de la delegación colombiana que acompañó al escritor a recibir el Premio Nobel de Literatura, y fue la encargada de poner a bailar a todos con sus sonidos y bailes. Aunque antes tuvieron que lidiar con las burocracias y los engaños.

Totó La Momposina y Gabriel García Márquez, durante la celebración del Nobel de Literatura, en Estocolmo.
Totó La Momposina y Gabriel García Márquez, durante la celebración del Nobel de Literatura, en Estocolmo.

Su hijo Marco Vinicio cuenta que por decisión gubernamental ya se había asignado una agrupación para representar a Colombia en la ceremonia. Eso enojó mucho al escritor y amenazó, incluso, con dejar todo tirado. Por suerte, el asunto se solucionó, pero luego se encontraron con que uno de los funcionarios designados para acompañar a la delegación y entregarle los viaticos a los músicos se estaba quedando con la mitad del dinero. “Mi mamá se dio cuenta y le dijo al personaje que si no entregaba la plata completa a todos los músicos, nos devolvíamos. A nuestro regreso a Colombia, el hombre fue destituido”, le contó Marco Vinicio a El Tiempo.

Dos años después, ‘Totó' dio sus primeros conciertos en Inglaterra y en 1987 regresó a Colombia, para luego pasar un tiempo en Cuba, estudiando el bolero.

No fue sino hasta la década de los 90 cuando ‘Totó la Momposina’ tuvo su primera gran gira alrededor de tres continentes, con el lanzamiento de La Candela Viva. A ello le siguieron innumerables espectáculos y grabaciones, álbumes como “Carmelina” (1196) y “Pacantó” (1999).

La cantante, durante una presentación en Trafalgar Square (Londres), en 1984.
TOTOLAMOMPOSINA.COM
La cantante, durante una presentación en Trafalgar Square (Londres), en 1984. TOTOLAMOMPOSINA.COM

En 1991, la artista se presentó en festivales en Japón, Canadá, Inglaterra, Alemania, España y Finlandia. En la década del 2000, fue nominada al Grammy Latino, en la categoría de Mejor Álbum Tropical Tradicional, por “Gaitas y Tambores. Más tarde, en el año 2010, fue invitada a participar de los festejos por el Bicentenario de Argentina, en la noche latinoamericana, junto a otros artistas del continente.

En 2011, el Ministerio de Cultura le otorgó el Premio Nacional Vida y Obra, por su recorrido en la música y su aporte a la cultura del país; en el año 2013, ‘Totó' fue reconocida con el Premio a la Trayectoria, en los Grammy Latino, junto a otros artistas, y en 2015 la distinguieron con el Premio a la Excelencia Musical. Un par de años después, en 2017, la Universidad Pedagógica Nacional le dio el título de Doctora Honoris Causa en Educación.

Diseño: Jesús Avilés/Infobae.
Diseño: Jesús Avilés/Infobae.

“Totó la Momposina es cumbia, chalupa, chandé, pero para otros oídos más allá de las fronteras de su país es ”world music”, dice el escritor y periodista musical Juan Carlos Garay. A lo largo de estos años, se ha convertido en la artista que con sus sonidos y su carisma es capaz de maravillar a amantes de todo tipo de música. Prácticamente ha estado presente en casi todos los hogares colombianos.

Gracias a ella, muchos se conectaron por primera vez con las cumbias, los porros, el bullerengue, el chandé, la chalupa, el sexteto... Su influencia en la cultura popular es innegable.

Totó La Momposina, durante una presentación en Estados Unidos en el año 2004. BILL TOMPKINS (GETTY IMAGES)
Totó La Momposina, durante una presentación en Estados Unidos en el año 2004. BILL TOMPKINS (GETTY IMAGES)

No ha sido accidental todo esto. Se ha formado y ha nutrido para que su música sea trascendente. Eso es algo que la hace diferente. Y, sin embargo, ha hecho siempre su voluntad. Mantiene intacta su curiosidad, su alma de niña. “Cuando pienso en mi abuela, pienso en una niña”, dice su nieta María del Mar. “Allí se resume ella, medio loca, llena de cosas bellas”.

“Esta mujer de rostro esculpido en el mestizaje, de fuertes pómulos, ojos rasgados, risa fulgurante y una frondosa mata de cabello que no se deja someter por el turbante, viene equipada desde hace muchas vidas para hacer vibras el mundo con su voz”, escrobe Patricia Iriarte en el libro Totó. Nuestra vida descalza. “La clave del sol es en ella una especie de estandarte, no solo por razones musicales: habiendo nacido bajo el signo Leo, con ascendente Leo, tiene el Sol por todas partes. De allí su deslumbrante energía y la fuerza de su personalidad, y de allí el don de mando, la creatividad, la decisión”.

La artista colombiana anunció su retiro de los escenarios a los 82 años. (AP Photo/Claudio Cruz)
La artista colombiana anunció su retiro de los escenarios a los 82 años. (AP Photo/Claudio Cruz)

El pasado 20 de septiembre, la artista, a sus 82 años, anunció su retiro de los escenarios. Al respecto, Jaime Andrés Monsalve, director de Radio Nacional, dijo que “Totó es la gran matriarca y en los 90, cuando Carlos Vives, Shakira y Juanes tuvieron cosas para contar, ella apareció con sus tambores y sus sonidos. Es justo que se corte la coleta y se dedique a descansar”, y es que ya ocupa un estatus justo y merecido en la escena de los sonidos del mundo. Ese era su deseo, en últimas. Alguna vez dijo: “Cuando la música de uno se arraigue en el pueblo, cuando nada ni nadie pueda llegar a opacarla, ahí habremos ganado la batalla. A eso es a lo que tenemos que llegar para dejar una historia verdadera. Yo no sé si lo podré hacer todo, pero eso es lo que tengo que hacer”. Y lo consiguió.

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