Alcalde de Argelia considera una ‘tragedia humanitaria’ la situación en su municipio

Desde hace semanas los enfrentamientos entre bandas criminales tienen azotada a esta población, al punto que casi 900 personas han sido desplazadas. Los que prefieren quedarse están en un alto riesgo de morir en el fuego cruzado

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Sigue la difícil situación de orden público en Argelia, Cauca. En los últimos dos años van unas 100 mil personas desplazadas, manifestó el alcalde de esta población. Colprensa.
Sigue la difícil situación de orden público en Argelia, Cauca. En los últimos dos años van unas 100 mil personas desplazadas, manifestó el alcalde de esta población. Colprensa.

Las carpas y cambuches ya no hay abasto para acoger a los cientos de desplazados que vienen de las zonas rurales de Argelia, por ejemplo, de corregimientos como Puerto Rico, personas que tuvieron que huir por los combates que libran los grupos armados al margen de la ley, al parecer, de disidencias de las FARC, como la columna Carlos Patiño y la Nueva Marquetalia. A pesar de los llamados de auxilio de la comunidad, además de la indignación de algunas entidades, la delicada situación no le ha dejado más alternativas a estar familias que salir de sus hogares o quedarse, con el riesgo de morir en el fuego cruzado.

Al parecer, esta situación se viene presentando hace mucho tiempo, un par de años, asegura el alcalde de Argelia, Jonathan Patiño, hechos que ya los considera como una tragedia humanitaria, que se evidencia con el recrudecimiento de la violencia.

Tan grave está la situación, que según reveló Patiño en diálogo con W Radio, que no hay personas trabajando en la alcaldía, pues luego de un atentado, ningún funcionario está laborando desde ese despacho.

“Desde el 4 de marzo de 2020 siguen las zozobras, el temor. Tuvimos una junta de acción comunal que se desarticuló, mataron a algunos líderes. Es una crisis humanitaria tremenda. No trabajamos en el edificio de la Alcaldía porque recibimos atentado, alquilamos oficinas”.

Los enfrentamientos tienen confinados, podría decirse, pues ni las escuelas, ni sedes de trabajo han podido abrir por el temor a quedar en medio del fuego cruzado, por eso, las autoridades locales lo único que han podido hacer es brindar atención a las víctimas, mientras se busca una alternativa para su resguardo o para controlar el orden público.

La delicada situación ha tenido actos de secuestro, confinamiento e incluso, asesinatos entre la comunidad, víctimas que no solamente quedan en medio del fuego cruzado, pues a pesar de eso las dinámicas de la violencia, por ejemplo, contra los líderes sociales se ha mantenido.

“Al día de hoy llevamos más de dos años desde que se incrementó la violencia. La Fuerza pública ha venido recuperando varias veredas, pero quedan varios sectores (...) La gente, tristemente, se ha acostumbrado. Escuchan disparos y dicen ‘es por allá lejos’ y regresan a la zona (…) No es lo mismo dormir en su casa que en una carpa a la intemperie”, explicó el alcalde en W Radio.

Según el cálculo que hacen desde la Defensoría, van más de 820 personas desplazadas en Argelia, cifras que con el paso de los días sigue en aumento; pues los enfrentamientos obligan a que los centros poblados, por completo, sean desplazadas, como lo que ocurrió el fin de semana pasado, fueron unas mil, que algunas ya han logrado retornar a sus casas, mientras otras se mantienen resguardadas en el coliseo de Argelia.

El mandatario asegura que los recursos con los que cuentan no son suficientes para atender a todos los desplazados, según explicó, el problema es que como son situaciones tan recurrentes, no hay forma de suplir todas las necesidades. Incluso, la Organización de las Naciones Unidas y otras ONG’s han brindado su ayuda, con cambuches y carpas, pero, sigue sin ser lo suficiente para brindar una correcta atención.

En estos dos años de incursiones armadas y violentas, el alcalde estima que en total van unas 100 mil personas que han sido desplazadas, no obstante, muchos han logrado volver a sus territorios, pero, no hay forma de darles una garantía de no repetición, pues no hay una presencia estatal; además, como lo señalamos anteriormente, los pobladores ya se acostumbraron a la violencia.

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