Más de dos décadas después de su muerte, en un foro liderado por el Centro para la Educación Política (CEP) en la Universidad Nacional, Carlos Lozada, uno de los excomandantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) recordó el asesinato del profesor de esa institución Jesús Antonio ‘Chucho’ Bejarano, y pidió perdón en nombre de la antigua guerrilla por los “niveles de demencia que lleva una confrontación armada, una guerra, para que sucedan ese tipo de hechos”.
““En un hecho que a nosotros nos avergüenza profundamente, por el cual pedimos perdón, una unidad nuestra (de las Farc), asesinó aquí, en este campus al profesor Bejarano (…) Eso no nos puede pasar”, aseguró Gallo en el foro Verdad, paz y formación política, organizado por el Centro de Educación Política.
En 2020 ya las extintas Farc habían reconocido este crimen ante la Comisión de la Verdad.
¿Quién fue Jesús Antonio Bejarano?
Jesús Antonio Bejarano nació en 1946 y fue asesinado en Bogotá en septiembre de 1999, en la Universidad Nacional de Colombia. Según detalló El Tiempo ese año, dos pistoleros cubiertos con capuchas negras lo esperaron cerca al edificio de Doctorado de Economía. Una vez Bejarano abandonaba el centro académico, los asesinos se le acercaron y uno de ellos le disparó. El profesor fue auxiliado y trasladado a la Clínica Palermo, pero era demasiado tarde. Su crimen ocurrió un mes después del asesinato de su amigo, Jaime Garzón.
Bejarano fue uno de los economistas más reconocidos del país. Obtuvo el título de maestro en Desarrollo Económico de la Universidad de Carolina del Norte, fue miembro de la Academia colombiana de Ciencias Económicas y profesor de la Universidad Nacional de Colombia, en donde llegó a ser decano de la Facultad de Ciencias Económicas.
Bejarano también fue reconocido por su conocimiento y experticia en resolución de conflictos, fue consejero de paz en los gobiernos de Virgilio Barco y César Gaviria, así como activo participante en las negociaciones con el Ejército Popular de Liberación. También fue presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia.
Según El Tiempo, “dejó huella como profesor irreverente que aconsejaba a sus estudiantes que abandonaran el salón de clase cuando tuvieran maestros mediocres, porque aprenderían más en el debate de la cafetería que oyendo bobadas”.
Durante muchos años se manejaron varias hipótesis para encontrar a los autores del asesinato de Chucho. Una de estas fijaba la responsabilidad en las Farc, a cuyos integrantes Bejarano les había llamado la atención por incumplir las negociaciones de paz que se adelantaban con el gobierno de Andrés Pastrana.
Pero la Fiscalía General también supuso que su crimen estaría relacionado con los hechos que rodearon el crimen de Álvaro Gómez Hurtado. El académico ya había mencionado que él junto al líder conservador se habían negado a participar en un golpe de Estado que tenían planeado los altos mandos de las Fuerzas Armadas contra el entonces presidente Ernesto Samper.
En sus últimos meses de vida, Bejarano había advertido que corría riesgo; aseguraba que hombres encapuchados lo acechaban. “Me dirijo a usted para registrar algunos hechos sobre los cuales quisiera dejar constancia y que pudieran implicar de no atenderse oportunamente, riesgos para mi seguridad personal”, afirmó el profesor en una carta que le escribió a la Fiscalía, pero no hubo acción para protegerlo.
Jesús Antonio Bejarano se caracterizó por ser un hombre inteligente para la negociación y un defensor de la institucionalidad. Siempre se declaró un convencido de la necesidad de solucionar el conflicto armado de Colombia por vía de la negociación política.
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