En el parque principal del municipio de Landázuri se reunieron estudiantes del Colegio Miralindo y miembros de la comunidad para hacer un llamado a la paz y un homenaje al docente Álvaro Díaz Pineda, quien fue asesinado en la madrugada del domingo 11 de septiembre junto a su esposa y sus dos hijos. La comunidad continúa consternada ante la crueldad de los hechos y en una arremetida de furia asesinaron a los presuntos autores del crimen.
Por esa razón, este lunes a las 6:00 de la tarde y hasta las 7:00 de la mañana del martes, todos los habitantes deberán permanecer en sus casas. La alcaldía estableció un toque de queda nocturno y prohibió el consumo y expendio de bebidas embriagantes luego de una asonada que se produjo en la tarde del domingo.
Un ambiente de estupor, temor y expresiones de xenofobia se vive en el municipio ubicado al sur del departamento de Santander luego de la violenta jornada del domingo que dejó al menos nueve personas muertas.
Un préstamo sin regreso
La familia del docente Díaz Pineda era cacaotera, según la asociación de cultivadores de Santander, y tenía también una tienda. Natalia Calle trabajaba con la familia, vivía en la misma casa, fue la única sobreviviente de la masacre y quien alertó a la comunidad de lo que había ocurrido contra sus empleadores.
Ella recibió heridas, pero se encuentra estable y en custodia de las autoridades. En su recuperación contó a los miembros de la Policía Judicial lo que habría ocurrido en la madrugada del 11 de septiembre cuando cinco personas apuñalaron e incineraron a la familia en la vereda Buenos Aires.
Con su relato, la hipótesis que toma relevancia en la investigación de los hechos es un préstamo. Según el contó uno de los investigadores al diario El Tiempo, la mujer aseguró que el maestro había entregado 22 millones de pesos a uno de los hombres que cometió la masacre, quien los había solicitado para invertirlos en la extracción de carbón. El acuerdo era que con las ganancias pagaría su obligación.
Al parecer, el pasado sábado Díaz conoció que ya habían obtenido frutos del dinero y habría aprovechado para cobrarle al sujeto. Este le dijo que sí, pero después de celebrar esa misma noche en la tienda del docente adonde llegaron a consumir licor.
La celebración se extendió hasta horas de la madrugada. La trabajadora se acostó a dormir hasta que escuchó gritos en la tienda y al salir encontró a Loiden Acuña Pérez, la esposa del maestro, en el suelo, aparentemente herida. Los hijos, Johan Sebastián Díaz Acuña, de 20 años, y una niña de 13 años Karen Julieth, también habían salido ya.
“No me vayan a matar”, dijo Díaz a los cuatro hombres y una mujer, quienes tendrían armas blancas para acabar con su vida y la de su familia. La niña y el joven trataron de defender a su papá y en ese momento fueron apuñalados, según relató el investigador a El Tiempo. Sin embargo, habrían otros hechos de violencia cometidos contra la familia, que todavía no se conocen.
Un rechazo
Calle, de acuerdo con el investigador, sostuvo que no fue asesinada porque uno de los sujetos que cometió el crimen la había pretendido, pero ella lo rechazó. Este, al descubrirla, habría decidido dejarla amordazada para que muriera en el incendio de la vivienda junto a los cuerpos de la familia Díaz “por no haber querido estar con él”.
Sin embargo, la joven logró escabullirse poco después de que los atacantes abandonaran la casa, fue auxiliada por la comunidad, quienes se dividieron en atender la situación y otros en emprender la persecución de los delincuentes y darles muerte.
La violencia no terminó con las llamas y uno a uno fueron asesinados los presuntos responsables de la masacre en el camino hacia la vereda La Dorada. Sus cuerpos fueron hallados en diferentes puntos en medio de la represalia de la comunidad ante la crueldad de los hechos.
El alcalde Marlon Ballén confirmó a Blu Radio la hipótesis del préstamo como móvil de la masacre. “Hay un vínculo de un préstamo del profesor a los venezolanos quienes al recibir los mensajes de cobro ellos quisieron tomar revancha para no cancelar los $20 millones y lo que hacen es que atacan al profesor, los hijos evitar que fuera agredido también son asesinados junto a su esposa. La empleada que salió ante los gritos de la familia salió y resulta herida”, dijo el mandatario.
Tanto Ballén como el gobernador de Santander, Mauricio Aguilar, han señalado que los presuntos responsables serían de nacionalidad venezolana. Pero ese anuncio, al parecer, ha provocado una estigmatización contra los migrantes que viven en el municipio, quienes han decidido salir desplazadas por amenazas e intimidaciones, según confirmó el alcalde a Noticias Caracol.
El secretario del Interior, John Jaime Ruiz, informó que se adelantará una nueva reunión de seguridad en el municipio para tomar acciones, tanto de investigación para esclarecer el hecho, así como tomar medidas para reestablecer el orden público en el municipio, mientras se mantiene el toque de queda.
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