Una nueva edición de la Fiesta del Libro y la Cultura está por iniciar y desde ya son muchas las preguntas que circulan en torno a su realización. El año pasado, en la ‘feria del regreso’ los asistentes tuvieron la oportunidad de volver a sentir de cerca la emoción del encuentro, tras no haber podido asistir al evento en un año que se vio irrumpido por la llegada de la pandemia del Covid-19.
Para esta ocasión, los organizadores del evento, en apoyo con la Alcaldía de Medellín, han invertido más de $8.000 millones y dispondrán de más de 400 invitados, 32 de ellos de países como Portugal, Países Bajos, Francia, Israel, España y Uruguay. Además, contará con la presencia de destacadas personalidades nacionales como la ministra de Cultura, Patricia Ariza, quien es poetisa y dramaturga; además de reconocidos escritores como Mario Mendoza, William Ospina, Pilar Quintana, Laura Restrepo, Velia Vidal y Reinaldo Spitaletta; la escritora y presidenta de la Fundación José Saramago y esposa del Nobel de Literatura, Pilar del Río; la escritora y actriz argentina, Camila Sosa Villada; el escritor mexicano, Paco Ignacio Taibo II; el historietista brasileño, Marcello Quintanilha y el ilustrador francés, David B., entre otros.
Durante los días de la Fiesta del Libro y la Cultura, la Cinemateca Distrital se sumará con la exhibición de algunas películas de directores colombianos como Ana Cristina Monroy con “¿A qué suenan tus ojos?” y Germán Arango con “Cantos que inundan el río”, además de algunas muestras de cortometrajes en convenio con el Ministerio de Cultura y con Portugal como país invitado (dos películas y un documental) entre los que se destaca “Embargo”, del director Antonio Ferreira, el 12 de septiembre, a las 6:30 p. m. La exhibición, durante los diez días, será a las 6:00 p. m. con el apoyo de la Cinemateca Distrital y la Fundación EPM.
Al respecto de lo que ha sido la evolución del evento y lo que se espera en esta edición, además de otros temas que hacen parte del ecosistema del libro, Infobae Colombia conversó con Ana Piedad Jaramillo, quien es la directora de la Fiesta del Libro y la cultura.
— Ya son dieciseis años haciendo posible este evento. Desde su gestión, ¿cómo evalúa el crecimiento de la ‘Fiesta del libro’ y su impacto no solo en la ciudad sino en la agenda cultural del país?
— El crecimiento del evento ha sido importantísimo desde la óptica de la ciudad. Medellín tiene una política pública de lectura, escritura y oralidad. Eso ha permitido que haya un respaldo muy grande a todos los eventos del libro, haciendo que Medellín en este momento sea la ciudad más lectora del país, según la última encuesta realizada por el Dane.
Se ve el impacto, se puede comprobar el crecimiento. La ‘Fiesta’ empezó como un evento pequeño, con otras características y con una apuesta que ha ido renovándose. Nunca, en estos dieciseis años, se ha dejado de hacer, ni siquiera con la pandemia. Si bien tuvimos que migrar a la virtualidad, no renunciamos a hacerla, al contrario de otros países que esperaron hasta que fuera seguro volver.
El año pasado, pese a que fue un evento con aforo limitado, las ventas y el número de asistencias fueron impresionantes, un poco más altas que en 2019, antes de que el virus llegara. Se puede ver, entonces, el interés de la gente, no solo en la ciudad, sino también por fuera de ella. Nos hemos vuelto un poco como un modelo de este tipo de eventos que impulsan el fomento del libro y la lectura. Lo que nos interesa es seducir a las personas para que se hagan lectores.
— ¿Qué supone para los organizadores pensar en un espacio ideal para el fomento del libro, alejado de las tendencias mercantilistas, pero que de igual manera debe generar cifras, respondiendo a las dinámicas del mercado editorial?
— Es algo que trabajamos mucho desde las actividades que planteamos. Este año serán alrededor de 3000, todas encaminadas al fomento del libro. Hay varias franjas que se enfocan en niños, jóvenes y público en general, no solo en las locaciones de la ‘Fiesta’, también fuera de ella, en instituciones y colegios rurales, por ejemplo. Tenemos lecturas en voz alta en donde muchas veces la poesía es el género protagonista; las charlas de la tarde procuran apuntarle al público interesado en la forma como los escritores escriben sus libros, o los editores los publican, en fin. Sabemos muy bien que nuestra labor es aportar para la activación de todo el ecosistema del libro, con el fin de que las ventas y los números no se vean disminuidos. Abrimos nuestro espacio también para eso. El sector y sus desafíos hacen parte de la Fiesta del Libro.
— Este año, el país invitado es Portugal. ¿Cuánto tiempo de antelación se necesitó para organizar la agenda cultural y coordinar a los invitados?
— Nosotros empezamos a trabajar con Portugal a inicios de 2022. En ese proceso, hubo cambio de embajador y eso hizo que tuvieramos que presentar el proyecto más de una vez. Eso sí, desde que asumió, la embajadora Catarina Arruda se ha mostrado muy receptiva. Hemos trabajado muy de la mano con ellos y con el Instituto Camões y la Universidad de Los Andes, con su cátedra sobre Portugal. Las relaciones con estas entidades han sido de gran importancia.
— Esa es, precisamente, una de sus tareas, la de coordinar la agenda de eventos. ¿Cómo es un día de trabajo suyo en vísperas a la realización de una nueva edición de la Fiesta del Libro y la Cultura?
— Se juntan el día y la noche. Esto es titánico. Uno debe estar preparado para todo, que salió una cosa mal en uno de los eventos, entonces hay que correr para solucionarlo; que el logo de una de las instituciones que nos apoyan no se usó correctamente; que un escritor no pudo viajar el día que se le invitó sino otro, en fin. Una cantidad de detalles que necesitan coordinarse.
En cuanto a lo logístico, también son muchos los contratiempos que pueden darse. Que hay que programar las visitas técnicas para ver cómo será la distribución, que esto y lo otro. Para mí, el celular es la herramienta más importante. No paro de recibir mensajes con algo relacionado a la organización del evento. Poco dormimos en la víspera, es estar dispuestos a recibir una cosa sobre otra. Pero, de todas formas, esto se disfruta y por eso le dedicamos tanto. Es algo muy gratificante ver el entusiasmo de la gente.
— ¿Cuál es, en su opinión, la postura de los organizadores del evento en relación con las actuales discusiones alrededor de la reforma tributaria que, al parecer, afectaría la industria del libro?
— Nos preocupa, por supuesto, y hemos adelantado conversaciones con otros actores de la cadena del libro, con los libreros, las editoriales, la ACLI (Asociación Colombiana de Libreros Independientes) y la Cámara Colombiana del Libro. El hecho de que se le quiera poner IVA a los libros afectará en demasía a todo el sector. Es un tema que necesita tratarse y para ello habrá que establecer diálogos con el Gobierno Nacional para que no pierdan de vista las afectaciones que pueden generar.
— ¿Esto cambiaría la Ley del Libro tal y como está estipulada?
— Evidentemente. Han habido algunas conversaciones, también, relacionadas con el Precio Único del Libro, que es muy importante. En muchos países existe esta idea como una ley, que funciona por dos o tres años, y permite que las librerías subsistan y cada vez se abran más. Lo que impulsa es una competencia sana en el mercado. Aquí no hay tal cosa y por eso la inequidad es tan agresiva. Si se abordara en la Ley del Libro, ayudaría mucho a regular el sector. Tal y como está concebida hoy, no lograría estabilizar a la industria. Al respecto, varias entidades se han reunido para dialogar y yo espero que esto de la reforma impulse, al menos, la toma de decisiones en estos frentes. Personalmente, me preocupa mucho el tema.
— ¿Qué hay de la crisis del papel?
— Cada vez estamos más cerca de esa idea de que dejarán de existir los libros en papel, pero conforme más se acerca, más lejana vemos la posibilidad. Siempre se ha hecho la pregunta sobre cómo sería un mundo sin libros y nunca hemos tenido que enfrentarnos a tal cosa. La tecnología ha permitido complementar la experiencia de lectura, pero no desplaza lo que ya estaba. Nos enfrentamos, eso sí, a nuevos hábitos en nuestra vida social, y el papel ahí está. ¿De qué son las bolsas que nos dan ahora en los supermercados? De papel. Eso ha hecho que el precio suba demasiado, porque ya no solo interesa a la industria del libro, sino que hay una demanda de casi toda la industria del comercio.
— En los próximos dos años, como en los últimos dos que han pasado, muchas cosas pueden cambiar en el mundo. ¿De qué manera un evento cultural de este tipo se adapta a las condiciones de la sociedad y mantiene su esencia?
— Yo creo que ya pasamos todos por la primera alerta y conseguimos adaptarnos. Hubiese sido más fácil resguardarnos y esperar a que algo pasara, pero nos resistimos y salimos adelante. Hoy la tecnología es un aliado importante, y en tanto mejor lo apliquemos, mayor beneficio obtendremos. Nos tenemos que adaptar sí o sí, teniendo presente para dónde vamos.
— En un mundo sin libros impresos, ¿cómo sería una Fiesta del Libro?
— Yo creo que sería una feria toda llena de códigos QR, pero en realidad siento que no llegaremos a tanto. Cada vez hay más formas de hacer las cosas con consciencia ecológica y nuevas editoriales van surgiendo con ideas frescas sobre cómo hacer que el ecosistema del libro sobreviva más allá de sí mismo.
— ¿Llegó el tiempo de imaginar?
— Nos tenemos que imaginar el mundo, porque nos lo exige. Todo cambia rápido y es tiempo de imaginarnos en una mejor situación con el ambiente, con la tecnología, con nosotros mismos. Hay que imaginar que vamos hacia un futuro mejor que este presente que vivimos. Necesitamos trabajar mucho.
La decimosexta edición de la Fiesta del Libro y la Cultura se llevará a cabo del 9 al 18 de septiembre, en la ciudad de Medellín. Consulte aquí la programación completa:
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