Vivir en Bogotá lo hace más susceptible de morir aplastado por un cuerpo de cohete, según estudio

Por su ubicación cercana a la línea ecuatorial y la negligencia de los países involucrados en misiones espaciales, en la capital de Colombia pueden caer pedazos de basura espacial que pueden lastimar personas y dañar edificaciones

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la posición en la línea del ecuador que ocupan los bogotanos, junto con los ciudadanos de Jakarta, la capital de Indonesia, Lagos, en Nigeria, y Ciudad de México, los hacen tres veces más vulnerables a recibir este porrazo espacial que aquellos residentes en ciudades como Washington DC, Nueva York, Beijing y Moscú, ciudades del norte global cuyos países sí están directamente involucrados con misiones espaciales.
la posición en la línea del ecuador que ocupan los bogotanos, junto con los ciudadanos de Jakarta, la capital de Indonesia, Lagos, en Nigeria, y Ciudad de México, los hacen tres veces más vulnerables a recibir este porrazo espacial que aquellos residentes en ciudades como Washington DC, Nueva York, Beijing y Moscú, ciudades del norte global cuyos países sí están directamente involucrados con misiones espaciales.

La ciudad de Bogotá está 2.600 metros más cerca de las estrellas. No obstante, según un estudio de la Universidad de British Columbia, los habitantes de la capital de Colombia también están mucho más cerca de morir tras ser golpeados por un pedazo de cohete arrojado al espacio, luego de que este reingrese accidentalmente en la órbita terrestre.

Algunos cohetes espaciales son lanzados hacia puntos muy cercanos de la línea ecuatorial. Cuando el lanzador de cohetes no tiene en cuenta esto, el combustible reduce su altitud poco a poco y vuelven a entrar a la atmósfera sin control. Esto ocurrió en el 60 % de lanzamientos que tuvieron lugar en 2020 y representaron riesgos para quienes viajaban en aviones, navegaban en el mar o vivían su vida normal en las ciudades.

Varios incidentes de este tipo han ocurrido en el hemisferio sur. En 2016, un pedazo de un cohete SpaceX cayó en territorio de Indonesia sin desintegrarse primero, con dos tanques llenos de combustible. En 2020, pedazos de un cohete chino —incluido un tubo de 12 metros de largo— causó daños en varias casas de Costa de Marfil.

Cuando sí se ha tenido en cuenta la posibilidad de que estos cohetes vuelvan a entrar a la órbita, se usa un motor para redirigir la basura espacial hacia una zona de recuperación o el océano, para evitar que le caiga encima a personas o inmuebles. En Estados Unidos era un requerimiento que los cohetes incorporaran esos sistemas, pero las normas se relajaron entre 2011 y 2018 porque saldría muy costoso reemplazar los equipos que no cumplían con el estándar.

En ese orden de ideas, la posición en la línea del ecuador que ocupan los bogotanos, junto con los ciudadanos de Jakarta, la capital de Indonesia, Lagos, en Nigeria, y Ciudad de México, los hacen tres veces más vulnerables a recibir este porrazo espacial que aquellos residentes en ciudades como Washington DC, Nueva York, Beijing y Moscú, ciudades del norte global cuyos países sí están directamente involucrados con misiones espaciales.

“El riesgo acumulado de que reingresen los cuerpos de cohete es significativamente mayor en ciudades del sur global, si se comparan con otras naciones con mayor capacidad espacial”, dice el estudio publicado en la prestigiosa revista Nature, en su edición de julio de 2022.

Los investigadores de la universidad canadiense señalaron que esta posibilidad de que los cohetes abandonados en el espacio reingresen a la órbita y golpeen la ciudad está lejos de ser una curiosidad. Es peligroso y también es consecuencia de la irresponsabilidad o tacañería de quienes estarían adelantando misiones espaciales sin implementar tecnologías para el reingreso controlado de esta basura espacial.

De forma especial, los autores del estudio —uno de los cuales es politólogo— mencionan que los cohetes son un ejemplo más de cómo los países desarrollados entran en conductas de riesgo con consecuencias que son asumidas por los ciudadanos del tercer mundo. “El riesgo desproporcionado de los cuerpos de cohetes se exacerba más con la pobreza, porque las edificaciones del sur global generalmente ofrecen un menor grado de protección. Según la NASA, aproximadamente un 80% de la población mundial vive en estructuras que proveen protección limitada contra la basura espacial”, asegura el paper.

Como solución posible, los científicos piden que se tomen medidas diplomáticas para que los países con capacidad espacial asuman una responsabilidad conjunta para no exponer a riesgos innecesarios a los habitantes de países en desarrollo.

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