En Colombia las muertes violentas son más comunes en hombres, según ha señalado Medina Legal. En este mismo sentido, en el último informe de la institución, se resaltó que los migrantes venezolanos mueren, más comúnmente, en el país por homicidio con armas de fuego y blancas, las estadísticas muestran que este fenómeno se ha dado desde el 2020 y dos años después sigue igual.
Sí se mira, de forma detallada, los años 2020, 2021 y el primer semestre del 2022 han fallecido 1.982 venezolanos producto de muertes violentas, riñas, heridas con armas de fuego y blancas. Por causas naturales, las cifras son mucho menores, pues en el mismo lapso, 215 personas de la misma nacionalidad han fallecido, mientras que 163 se han quitado la vida; y por accidentes de tránsito se contabilizaron 556 decesos.
Ahora bien, de forma más detallada se determinó que en el país se registró 1.432 homicidios con armas de fuego de extranjeros de nacionalidad venezolana; 395 homicidios fueron ejecutados con arma blanca; y 155 venezolanos murieron producto de riñas. Además, más del 80 % de las muertes de extranjeros del vecino país corresponden a hombres. Finalmente, el desagregado pro ciudad muestra que las ciudades que más homicidios reporta de venezolanos en el país son: Bogotá, Cúcuta, Medellín, Cali y Bucaramanga.
Uno de los últimos venezolanos que fue hallado muerto en la capital colombiana, se encontraba en la camioneta donde fueron hallados cuatro cadáveres en el norte de Bogotá.
La persona de origen extranjero, de acuerdo con información que logró recopilar el diario El Tiempo, tenía 29 años de edad y había nacido en Puerto Cabello. Tenía un hijo de dos años. A su nombre recaían antecedentes legales que lo mantenían en medio de procesos con la justicia nacional. Eliyer José Perozo Zabala, como se le reconoció posterior a su violento fallecimiento, había sido capturado en Bogotá, el 17 de agosto de 2020. En su momento, se le acusó de porte ilegal de armas, tráfico de estupefacientes, fuga de presos y lesiones personales dolosas.
En su momento, fue trasladado a la URI de Puente Aranda. Allí, el juez 19 penal municipal con función de control de garantías, legalizó la captura en medio de una audiencia concentrada. Perozo Zabala, a pesar de las pruebas en su contra, no aceptó los cargos, por lo que su abogada presentó un recurso de apelación el mismo día, solicitud que fue negada por parte del Juzgado Octavo Penal del Circuito. Según logró conocer ese medio de comunicación, el ciudadano trabajaba en un lavadero de carros ubicado en San Andresito, San José. Allí llevaba dos años.
Fue en ese lugar que cometió uno de los delitos que posteriormente se le imputaron, pues, en medio de una riña con uno de sus colegas, también venezolano, sacó un arma. En octubre del año 2020, la defensa del hombre logró llegar a un preacuerdo con la Fiscalía, por lo que fue condenado, solamente, por fabricación, tráfico, porte o tenencia de armas de fuego. Es decir, se le quitó de su expediente la acusación que lo señalaba de lesiones personales. Esto fue aprobado por el Juzgado 33 penal del circuito con control de conocimiento de Bogotá.
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